Seguidores

domingo, 27 de enero de 2013

Nothing like us. {29}


Estamos juntos




-          Perfecto.- murmuró Justin- cielo, ¿quieres mis gafas?- supongo que me las ofrecía por la luz cegadora de los flash.
-          No, tranquilo.- le sonreí- allá vamos.- cogí aire, suspiré. Contemplé como se acercaba esa masa.


Sabía que lo de salir sin Kenny no había sido una buena idea, ya lo habíamos hecho otras veces, pero esta no lo deberíamos haber hecho. No tenía miedo de enfrentarme con nadie ni responder a las preguntas que me hiciesen, solo que estaba demasiado nerviosa. Apreté más fuerte la mano de Justin, eso era nuevo para mí, demasiado nuevo. Just me apegó más a él rodeándome con el brazo la cintura mientras sacaba el móvil de su bolsillo, iba a llamar a Kenny. Los paparazzi nos rodearon, los flashes empezaron a salir de las cámaras, fruncí el ceño, estábamos en plena tarde de verano ¿Para qué hacían las fotos con flash? Sonreí nerviosa, en medio de la calle rodeada de paparazzi con mi novio y pienso en eso, de locos.

-          Chicos, chicos.- un hombre bastante joven nos llamó la atención, ahí iba la primera pregunta- todo el mundo ha visto por twitter la famosa foto que colgasteis hace unos días, ¿estáis juntos?- no, subimos fotos así siempre. Se me cortó la respiración, miré a Justin.
-          Sí, ¿por qué subiría la foto sino?- Justin me miró sonriéndome- en nada viene Kenny.- me susurró en la oreja, nadie, excepto yo se había enterado de lo que me había dicho.
-          ¿Qué tal está yendo vuestra relación?- esta vez habló una chica morena de pelo corto.
-          Genial.- me limité a contestar sonriendo.
-          ¿Creéis que vais a durar mucho?- otra pregunta.
-          Eso espero.- sonrió Justin.
-          ¿Seguís manteniendo contacto con vuestros respectivos ex-novios?- que pregunta más directa, no la quería responder.


Vale, me habían pillado por sorpresa ¿Qué tipo de pregunta era eso? Miré de reojo a Justin, estaba confundida, él tampoco decía nada, seguíamos avanzando lentamente. De pronto, noté como Bieber tiraba de mi mano y me arrastraba hacia el borde de la acera, ahí estaba aparcado un coche negro, se me hacía familiar. Just abrió la puerta para que entrase en él, nos liberamos de esa masa de gente y por fin, logré entrar en el coche. Solté un suspiro, me fijé mejor en la persona que tenía delante, era Kenny.


-          ¡Kenny!- exclamé motivada, hacía tiempo que no lo veía.  
-          Pequeña, ¿Qué tal todo?- vi su amplia sonrisa por el retrovisor.
-          Genial, ¿nos has echado de menos?- pregunté animada.
-          A ti si.- rio ante mi pregunta.
-          ¡Oye!- Justin miraba a Kenny con mala cara.
-          ¿Dónde os llevo?- volvió a sonreír Kenny.
-          ¿Al estudio?- miré a Justin esperando su confirmación.
-          Mejor vamos a ver a los chicos.- dijo vagamente.
-          Justin, cielo, los chicos están en casa de Mike, a las afueras de Atlanta, venimos de ahí ¿recuerdas?- intenté aguantarme la risa.
-          ¿En qué mundo vives biebs?- estalló a carcajadas Kenny junto a mí.
-          Ostia.- se echó manos a la cabeza- pues vamos a mi casa mejor.
-          ¿A tu casa?- pregunté extrañada alzando una ceja.
-          Sí, no tengo ganas de ir al estudio, mañana vamos.- dijo sonriente.
-          ¿Nos quedaremos a dormir?- fruncí el ceño, eso no lo tenía previsto.
-          Si quieres claro.- me sonrió dulcemente.
-          No hay problema.- le devolví la sonrisa.


Kenny arrancó el coche dirigiéndose a la casa de Justin, estábamos todos en silencio cada uno concentrado en una cosa. Kenny miraba fijamente al semáforo que estaba en rojo, esperando a que cambiase de color, yo miraba por la ventanilla fijándome en la gente que pasaba y Justin estaba con el móvil metido en twitter, como no. Kenny encendió la radio, supongo que para romper un poco el silencio que había en el coche, normalmente siempre que está Kenny hablamos con el de un montón de cosas pero esta vez parecía que nadie iba a sacar ningún tema. Me quedé pensativa mirando a Kenny, el grandullón. Sonreí torpemente, me caía muy bien, es más, le estaba cogiendo mucho cariño. Kenny es una buena persona, se le ve a simple vista, es muy gracioso y divertido, me hace reír muchísimo, la verdad una de las cosas que me fascina más de él es la relación que mantiene con Justin, parecen tío y sobrino.

En unos diez minutos ya habíamos llegado a casa de Justin, me preguntaba por qué no íbamos directamente a la mía, pero bueno. Le dimos las gracias a Kenny por traernos, Justin le invitó a pasar y a quedarse la tarde con nosotros pero al parecer tenía planes. Antes de que el grandullón se fuese le di un tierno abrazo. Nos bajamos del coche y nos dirigimos a la puerta de entrada, Just se rebuscó en su bolsillo y sacó las llaves de casa. Introdujo la llave en la cerradura y la abrió, le seguí hasta adentro de la casa.


-          ¿Mamá?- gritó Justin. Pero no hubo respuesta- ¡MAMÁ!- gritó más fuerte.
-          Es obvio que no está.- reí.
-          ¿A dónde habrá ido?- se preguntó a sí mismo.  
-          Seguirá en mi casa.- respondí vagamente- si quieres vamos.
-          Quiero estar un rato a solas contigo.- sonrió tímidamente.
-          Pervertido.- reí haciendo broma.
-          No soy yo el que piensa mal.- siguió mis risas.
-          ¿Qué quieres hacer esta tarde?- no teníamos absolutamente nada que hacer.
-          Me apetece componer algo contigo.- dijo mientras me extendía la mano.
-          ¿A qué esperamos?- le sonreí agarrando su mano.


Subimos las escaleras dirigiéndonos a la habitación de Justin, cogimos papel, bolígrafos y una guitarra de Justin. Estuvimos discutiendo un rato para ver donde podíamos ir a componer, optamos por el jardín de la casa, aunque hacía un sol abrasador se estaba bien.

Nos sentamos en la hierba, estaba algo mojada a causa de los aspersores, si el sistema funcionaba igual que en mi casa se encendían cada 3 horas solo por la tarde. Empezamos a componer, Justin tocaba unos acordes con la guitarra, yo iba componiendo poco a poco la letra, eso es lo mío. Los únicos instrumentos que se me dan realmente bien son la batería y el piano, sobretodo el piano. Las melodías no se me dan muy bien, en cambio a Justin, es perfecto en todo lo que hace. Iba pasando la tarde, estábamos muy entretenidos, Justin me estaba enseñando lo básico para empezar a tocar la guitarra, es un instrumento que me gusta pero se me hace difícil tocarlo, no sé por qué. Nos estaba quedando una canción muy bonita, aunque solo teníamos el principio. Nos estiramos en la hierba para descansar un poco.


-          Tienes tanto talento.- lo alagué.
-          No tanto como tú.- me devolvió el alago sonriendo.
-          ¿Vamos a discutir por ver quien tiene más talento?- alcé una ceja mirándolo.
-          Si quieres…- rio cogiéndome de la mano.
-          No quiero, está más que visto que tú tienes más talento. Tienes miles de millones de fans, tu música es fantástica, sabes tocar un montón de instrumentos, eres inteligente, tienes talento para los deportes, eres una gran persona, ¿sigo?- jugué con el anillo que llevaba.
-          Me has dicho que no querías discutir.- rio haciendo que me contagiara su risa.
-          Me has obligado.- me encogí de hombros bromeando- por cierto, ¿es un anillo de castidad?- lo miré mejor.
-          Sí.- asintió poniéndose serio.
-          He oído hablar de ellos.- murmuré- ¿en qué consisten?
-          ¿No lo sabes?- sonrió- es como un voto religioso de permanecer virgen hasta el matrimonio.- abrí los ojos sorprendida ¿virgen hasta el matrimonio?
-          ¿Vas a estar toda tu adolescencia sin…?- me ruboricé.
-          No sé.- se encogió de hombros- siempre lo he pensado así, pero estando contigo…- se volvió a encoger de hombros. Me tranquilicé un poco, no es que quisiese perder ya la virginidad con Justin, ni mucho menos. Pero en mi cabeza rondaba la idea de un futuro lejano. Cuando nos sintiésemos preparados, ¿hasta el matrimonio? Fruncí el ceño- eres como un huracán.- añadió.
-          Yo siempre he creído que eso de perder la virginidad tiene que ser con la persona que estés realmente enamorado y cuando te sientas preparado.- esa es mi teoría.
-          ¿Estás preocupada?- rio a carcajada limpia- me lo puedo quitar cuando quiera, cielo.- noté un calor en mis mejillas, me estaba poniendo roja.
-          No estoy preocupada.- reí- era una duda.- me encogí de hombros, él besó mi frente.


Me apegué más a él, me sentía protegida, me sentía bien. Estaba inundada por esa sensación de felicidad y alegría que me hacía sentir cuando estaba cerca de él. Suspiré, estaba muy a gusto aunque el sol pegaba bastante fuerte. Deseaba estar dentro de la piscina para refrescarme. Cerré los ojos y fui cogiendo el típico sueño que te entra en una tarde de verano a causa del calor. Mi intento a dormir fue nulo, a los minutos de cerrar los ojos me empezaron a gotas en la cara. Era imposible que hubiese empezado a llover. Vale, los aspersores. Abrí los ojos y me incorporé en la hierba, Justin asustado por mi reacción hizo lo mismo. Una lluvia de agua artificial nos empapó a los segundos. Nos echamos a reír, nos daba igual estar empapados, es más lo agradecíamos. Mi novio se levantó del suelo tendiéndome la mano, se la acepté extrañada ¿a dónde iba? Pronto lo comprendí, se echó a correr pasando por todos los aspersores de mi mano. No parábamos de reír, era tan divertido. Aunque estaba exhausta seguí el ritmo de Justin, nos estábamos divirtiendo. Él paró en seco, me cogió por la cintura y me alzó en el aire dando vueltas. Reí a más no poder, el agua me rociaba suavemente, cosa que al tocar mi piel me producía un cosquilleo. Just me dejó en el suelo, los aspersores habían dejado de expulsar agua.


-          ¿Siempre eres tan perfecta?- besó mis labios.
-          ¿Siempre me vas hacer sentir así?- lo miré con ternura devolviéndole el beso.
-          Espero que sí.- retiró un mechón de pelo que yacía suelto por mi cara.
-          Oh dios, los papeles.- cambié de tema drásticamente y fui corriendo en busca de lo que habíamos escrito.
-          ¿Se entiende algo?- oí la voz de Justin detrás de mí.
-          ¿Entiendes el chino?- reí.
-          ¿El mandarín te sirve?- se echó a reír junto a mí.
-          Menos mal que si se entiende algo.- suspiré aliviada.
-          Vamos a guardar todo esto.- hizo referencia a los papeles escritos.
-          Vamos a poner tu casa echa un asco.- nos miré, estábamos completamente mojados.
-          Sé limpiar.- me sonrió.


Para no ensuciar tanto dejamos los papeles al sol para que se secasen, al igual que nuestra ropa, menos la interior, claro está. Me hice un moño flojo y entramos en casa de Justin. Antes de coger unas toallas para secarnos nos pasamos por la cocina, teníamos sed.


-          ¿Qué quieres beber?- me preguntó Justin desde la nevera.
-          Un batido de chocolate, por favor.- le sonreí, estaba sentada en la en uno de los taburetes de la encimera. Me sentía un poco incómoda al estar en ropa interior por su casa.
-          Toma.- me lanzó el batido. Él se había cogido otro- no hemos ensuciado nada.
-          Sí, suerte de que teníamos los pies secos y hemos dejado la ropa mojada fuera.- le sonreí.


Una vez nos acabamos los batidos fuimos hacia el baño para coger unas toallas, pero no había, Pattie las había puesto a lavar. Así que fuimos para la habitación de su madre a coger unas limpias, las guardaba en su armario. Just me lanzó una, me sequé el cuerpo con rapidez y luego me la envolví en la cabeza, tenía el pelo empapado. Él hizo lo mismo, solo que en vez de envolverse la toalla en el pelo se la dejó colgada en un hombro.


-          Ha estado bien la tarde.- Justin me cogió por la cintura.
-          Un poco movidita.- añadí.
-          ¿Justin? ¿______(tu nombre)?- Pattie estaba enfrente de nosotros boquiabierta.
-          Mamá, no es lo que parece.- Justin se apartó de mí. Oh dios, que vergüenza, me estaba poniendo roja.
-          ¿Qué demonios estabais haciendo?- dijo sorprendida.
-          Pattie, es cierto, no es lo que crees.- dije nerviosísima.


Por suerte, le pudimos explicar a Pattie lo ocurrido, se tranquilizó al escucharlo y yo también. Seguía algo nerviosa, no quería que Pattie pensase mal ni quería darle razones. Esta noche le tendríamos que decir a nuestros padres lo que había entre los dos, lo había olvidado por completo. Vale, me puse más nerviosa aún. Justin notó mis nervios y como excusa para estar solos me ofreció dejarme una camiseta suya mientras se secaba la ropa. Subimos las escaleras a zancadas, lo más rápido posible. Y entramos en su habitación.


-          Madre mía que tarde.- suspiré- no quiero imaginar lo que pasará esta noche.
-          ¿Qué va a pasar?- frunció el ceño Just- no estés nerviosa.
-          Para no estarlo, he notado que tú también lo estás.- sonreí nerviosamente.
-          Pero sé que irá bien.- me sonrió con dulzura- elige la camiseta que quieras.
-          ¿Le habré dado una mala impresión a tu madre?- pregunté preocupada mientras buscaba una camiseta en el armario.
-          Cielo, mi madre te cambiaba los pañales cuando eras pequeña- reprimió una carcajada- sabe cómo eres, ni que te la acabase de presentar.
-          Mis nervios me juegan malas pasadas.- estallé a carcajadas.
-          No lo he notado.- dijo irónicamente.
-          ¿Qué hora es?- cogí una camiseta de GAP blanca con las letras en un tono azul eléctrico.
-          Las siete.- sacó el móvil para mirar la hora.
-          ¿Ya?- la tarde se me había pasado volando- tengo que ducharme y cambiarme.
-          ¿Te vas ya a casa?- hizo un pucherito, si no fuese porque teníamos esa cena con nuestros padres me hubiese quedado con él todo el tiempo del mundo.
-          Si, que luego siempre llego tarde.- reí.
-          Tu ropa no estará seca.- me avisó.
-          Me llevo tu camiseta.- sonreí mientras le daba un largo beso. Algo imprudente de mi parte, pero me apetecía.
-          Te acompaño a la puerta.- me sonrió.

Antes de salir, me agarró por la cintura y me apegó a él. Besó mis labios con ternura y con algo de desesperación. Pronto su lengua busco a la mía esta, la aceptó con gusto, como de costumbre. Enredé mis manos en su pelo y mientras nos besábamos jugueteaba con él enredándolo en mis dos dedos índices. Nos separamos sonrientes, Justin pasó delante de mí y se dirigió hacia la puerta, no me pude resistir y le di una palmada en su trasero. Se giró sorprendido.

-          Como estás últimamente.- rio bajando las escaleras.
-          No me puedo resistir a tanta perfección.- me encogí de hombros divertida.
-          Entonces ¿qué haces cuando te miras al espejo?- en ese momento me derretí.
-          Aw, que cuqui eres.- le sonreí tiernamente ante ese piropo.
-          ¿Ya te vas?- me preguntó Pattie al verme en la puerta.
-          Sí, tengo que ponerme guapa.- reí nerviosa, parecía que era la primera vez que veía a Pattie, se me estaba haciendo todo tan raro.
-          No te hace fala arreglarte para estar guapa.- me alagó la madre de Justin.
-          Oh, Pattie.- reí.
-          Nos vemos a las nueve cielo.- vino a abrazarme.
-          A las nueve.- sonreí arbrazandola también.
-          ¿No te llevas tu ropa?- preguntó ella aun abrazada a mí.
-          Aun esta mojada.- me separé del abrazo- hasta ahora.- me despedí con la mano cerrando la puerta.


Me di prisa en ir a casa, iba sin pantalones, suerte que la camiseta que me había dejado Justin me cubría hasta un poco más arriba de las rodillas. También, por suerte, mis Vans no se habían mojado. Entré en casa rápido, mi padre y mi hermano estaban arriba, escuchaba las risas desde el salón. Subí a zancadas, la puerta de la habitación de mi hermano estaba medio abierta. Me asomé para ver lo que estaban haciendo. Sonreí, estaban jugando entretenidamente, vaya, que felices se les veía. No quería interrumpir ese momento, tampoco quería que me viesen con esas pintas, suspiré enternecida y me fui para mi habitación. Me quité las Vans y las dejé tiradas por el suelo, seguidamente me quité la camiseta y esta vez, con más cuidado, la doblé y la puse encima de la cama. En ropa interior me dirigí deprisa al armario para escoger el conjunto que me pondría esta noche. Era una noche bastante importante para mí, así que opte por un vestido y unos buenos tacones. Lo coloqué todo en la cama para luego irme a la ducha.

Me duché en unos cuarentaicinco minutos, sí, había tardado demasiado. Me había entretenido en mis pensamientos, sonará a tontería pero cuando estoy en la ducha parece que pienso con más claridad y mejor.

Ya me había puesto la ropa interior, solo faltaba arreglarme el pelo y vestirme. Me miré al espejo detalladamente. Nunca había tenido complejo de mi misma, nunca. Pero esta vez me preguntaba si era suficiente para Justin, él es tan perfecto. Negué con la cabeza para quitarme esas idas de mi mente. No debía pensar eso, estaba mal. “Para que te quieran, primero te debes querer a ti misma”, recordé esa frase, siempre me la decía mi madre cuando estaba deprimida. Oh dios, ¿a que venían todos esos pensamientos ahora? ______(tu nombre completo) estando insegura de sí misma ¿dónde se ha visto semejante cosa? Sonreí. “Exacto, muestra esa bonita sonrisa al mundo” pensé animándome.

Me sequé el pelo mientas escuchaba música, hacía distraerme de cualquier pensamiento erróneo. Éramos yo, la música y el secador. Al acabar de secármelo me lo planché y no me hice anda más.

Eran las ocho y cuarentaicinco cuando ya estaba vestida, solo quedaba maquillarme. Me apliqué rímel, la raya de abajo y un pintalabios rosa pálido. No acostumbraba a pintarme los labios, per esta era una excepción, además me favorecía bastante ese color. (http://www.polyvore.com/love_history/set?id=69810587).

Cogí mi móvil, dinero, aunque sabía que no me iba a hacer falta y las llaves de casa, lo metí todo en un bolso pequeño color cobre. Cogí los tacones en una mano, no me apetecía ponérmelos, y salí de mi habitación. Por primera vez en este año, había sido puntual.


-          Estás guapísima princesa.- me alagó mi padre mirándome sorprendido.
-          ¿Te gusta?- sonreí satisfecha- vosotros también vais muy guapos, como siempre.- abracé a mi padre tiernamente, necesitaba abrazarlo.
-          Te noto nerviosa.- dedujo mi padre.
-          No sé por qué lo estoy.- me encogí de hombros intentando aparentar que estaba siendo natural.
-          ¿Es por Justin?- me miró subiendo y bajando las cejas, vale, sabía a qué venía eso.
-          ¿Justin?- dije extrañada.
-          ¿Os gustáis?- preguntó de la manera más natural.
-          ¿A qué viene eso papá?- no le quería decir ni que si ni que no.
-          Hay complicidad entre los dos.- me susurró, Alex nos estaba escuchando.
-          Ala, pero que tarde es.- intenté escaparme de esa conversación- ¿vamos todos en nuestro coche?
-          Si cielo.- asintió extrañado.
-          Pues vamos que hemos quedado a las nueve.- le tiré del brazo.
-          ¿Qué te preocupa? Siempre llegas tarde.- me estaba poniendo de los nervios ¿por qué justamente hoy mi padre se ponía tan tiquismiquis?
-          Hoy no quiero llegar tarde papá.- dije en tono cansado, me puse los tacones y cogí a mi hermano de la mano.
-          Que susceptible estás hoy.- dijo riendo.
-          Papá, no te inventes cosas.- dije irritada, pero se me escapaba la risa.
-          Anda vamos, que llegamos un minuto tarde.- imitó mi voz.
-          Uf…- suspiré poniendo los ojos en blanco.


Nos encontramos afuera con Pattie y Justin, los cinco habíamos sido puntuales. Eso era nuevo para mí, la puntualidad. Nos subimos al coche, mi padre conducía, Pattie iba de copiloto, Justin y yo íbamos atrás cada uno en una ventanilla y mi hermano en medio. Yo no dejaba de mirar a Justin y el tampoco dejaba de mirarme a mí. Estábamos nerviosos y tarde o temprano nuestros padres se acabarían dando cuenta de nuevo, así que lo mejor era decírselo lo más pronto posible, la cuestión era ¿cómo? Bufé frustrada mirando mi reflejo en la ventanilla. Se me veía de malhumor, y en realidad estaba feliz. Desfruncí el ceño y sonreí, así estaba mejor. Me relajé, todo iría bien, no había que preocuparse por nada. A mi padre le gustaba Justin yo le gustaba a Pattie, Justin me quería, yo quería a Justin ¿Qué problema había? Uf, ahora sí, estaba mucho más tranquila y segura de mi misma, volvía a ser yo.

Llegamos a el restaurante, a simple vista se veía sofisticado y caro, papá aparcó el coche en el aparcamiento y todos bajamos de él. Los tacones ya me empezaban a hacer daño, eran altísimos. Pero podía aguantar unas cuantas horas más.


-          ¿Tienen mesa reservada?- nos recibió un camarero.
-          Si.- respondió mi padre- a nombre de ______(nombre de tu padre).
-          Oh sí, ¿cinco verdad?- el camarero localizó nuestra mesa y nos condujo hasta ella.
-          Gracias.- sonreí. Este asintió dejándonos los menús encima de la mesa y se marchó para atender a las otras personas que habían en el local.
-          ¿Qué vais a pedir?- preguntó mi padre tras echarle una ojeada al menú.
-          Yo raviolis con la salsa esta rara.- dije leyendo el menú, no sabía pronunciar el nombre de la salsa.
-          Yo lo mismo.- asintió Just.
-          Yo pizza.- Alex estaba entusiasmado.
-          Cielo, pizza puedes comer en casa cuando quieras.- reí.
-          Pero yo quiero pizza de aquí.- se cruzó de brazos.
-          Vale, vale.- le acaricié el pelo.
-          Yo tomaré solomillo con salteado de verduras.- se decidió mi padre- ¿Pattie?
-          Lo mismo.- sonrió ampliamente.

Nos tomó nota el mismo camarero, no tardaron en llegar nuestros platos. Tenía hambre y los raviolis estaban de muerte.  Todos hablábamos animadamente, incluso Alex que por una vez no decía que estaba aburrido. La noche se estaba pasando volando, ya íbamos por el postre, era hora de decirle a nuestros padres lo nuestro. Ya no estaba nerviosa. Sonreí y por debajo de la mesa le cogí la mano a Justin, el me la sostuvo con fuerza.  

-          Papá.- llamé la atención de mi padre.
-          Mamá.- llamó Justin a su madre.
-          ¿Qué pasa?- contestaron los dos al unísono frunciendo el ceño.
-          Tenemos que deciros algo.- dijo nervioso Justin.
-          ¿Qué pasa?- preguntó preocupado mi padre.
-          No es nada malo papá.- sonreí.
-          Es sobre ______(tu nombre) y yo.- dijo algo más tranquilo mi novio.
-          ¿Y bien?- Pattie alzó una ceja llena de curiosidad.
-          Estamos juntos.- agarré la mano de Justin con más fuerza que nunca.



**********************************************************

Jelou preciosas, llevo dos días de retraso en subir capítulo, sorry. Pero he subido este fin de semana que es lo importa ¿no?
Las visitas están bajando, espero que os siga gustando la novela, nada, deciros lo de siempre que gracias por el apoyo que me dais algunas y que no dejéis de comentar y visitar, el próximo capítulo va a ser más interesante.
Por cierto, no he tenido tiempo de pasarme por las novelas que me habéis dejado algunas, me pasaré entre hoy y mañana ¿vale? Gracias por todo de nuevo, os quiero.