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sábado, 25 de octubre de 2014

Nothing like us {68}


No quiero que cuando me hunda te hundas conmigo


Llevábamos unos meses de tour, y sin duda los últimos conciertos habían sido los más difíciles de toda la gira. Nos encontrábamos en Europa, concretamente en Londres. Siempre había querido ir a Londres, me gustaba el ambiente londinense, la gente es muy amable, las calles siempre están limpias, hay un montón de sitios turísticos por visitar, eso sí, en mi corta estancia encontré un punto en contra, no sé si era el mes, la llegada de la primavera o la gente que hubo en el concierto, pero los fans no fueron del todo agradables.

En las últimas semanas Justin había bajado bastante de peso, sufría mareos y a menudo se encontraba mal. Pero él insistía en seguir, no se podía cancelar ningún concierto, ni uno. Eso para él era impensable, sólo quería hacer felices a sus fans, que disfrutasen con su música y él deseaba encontrarse mejor encima del escenario. Dónde allí sólo había sitio para él y sus beliebers, nada de críticas, ni de malos rollos, ni de molestos paparazzi, en estos meses el escenario se había convertido en el refugio de Justin.

A veces tenía le sensación que ni siquiera yo podía consolarlo, el odio había crecido tantísimo, su fama también, al igual que los rumores, los altercados en los países, en las calles e incluso en los conciertos.


—     Llegamos muy tarde. –repitió Justin.
—     Lo sé Justin, te hemos escuchado la primera vez, pero no podemos hacer nada. –Scooter estaba estresado.
—     Estarán decepcionadas. –me miró preocupado buscando consuelo.
—     Cielo, llegaremos, te cambiarás y lo primero que harás es explicarles lo que ha pasado, ¿sí? –le acaricié dulcemente- son tus fans, te entenderán.
—     _____ tiene razón, no llegas tarde por gusto. –Ryan le dio unas palmadas en el hombro.
—     ¿Qué más da? Hay beliebers que llevan haciendo cola semanas. –era imposible hacerle entrar en razón.
—     Justin Drew Bieber Mallette. –le señalé con el dedo índice- jamás en la vida te dejaría dar un concierto en las condiciones que estabas hace una hora, ¿me oyes? La salud es lo primero. –le regañé- por mí como si está el Papa de Roma esperando.
—     ¡Amén! –sentenció Ryan. 

Llegamos al estadio Arena en unos veinte minutos. Todas las fans habían entrado. Sólo faltaba su ídolo por llegar, con dos horas de retraso. Justin tenía fiebre, había tenido dificultades para levantarse de la cama pero unos antibióticos le habían ayudado. Era tan terco. Ni así quería suspender el concierto. “Para muchas de ellas debe de ser el mejor día del año, llevan muchísimos meses esperando” trataba de convencerme. No quiso dar su brazo a torcer y ahí estaba con fiebre, enfermo y a punto de salir al escenario.

No hubo demasiados gritos, ni tampoco demasiados llantos, en el estadio se podían oír los abucheos de algunas de sus fans, ¿fans? ¿Qué digo? A eso no se le puede llamar ni fans. Justin consiguió explicar su situación pero muchos o no le creyeron o no supieron entenderle.

—     Juro que como salga ahí, a las que están abucheando les escupo en la cara. –miré enfurecida a Scooter.
—     _____... –me regañó el mánager de mi novio.
—     Ni _____ ni hostias. –caminé nerviosa- Justin está mal y esto le hará ponerse peor.
—     _____ tiene razón donde mejor está es encima de un escenario, si ahora no se puede sentir cómodo ni ahí. –comentó la coreógrafa de Jus, que se presentaba en algunos conciertos.
—     Enserio, quiero salir ahí. –miré a Scoot- debo salir ahí. –me dirigí hacia la puerta dispuesta a hacer alguna cosa.
—     Eh, eh, eh, quieta parada ahí. –me paró los pies- Justin es mayorcito. –me miró buscando mi aprobación- saldrás ahí sólo para cantar jovencita, no quiero líos.

Me senté en el sofá que había en el camerino. ¡Todo esto era tan injusto! Sé lo que es querer ir ver a tu ídolo esperar meses y meses para verlo, pero enserio, dos horas de retraso por encontrarse mal no son motivo para abuchear a la persona que tienes como modelo a seguir. Justin no se merecía eso ni por asomo. Sé que mi punto de vista no es muy objetivo porque Justin para mí es lo mejor que me ha pasado en la vida pero creo que hasta una verdadera belieber lo vería mal.

—     Alegra esa cara mujer. –Ryan se sentó a mi lado- hace días que pareces triste.
—     Sólo estoy cansada. –sonreí a medias.
—     A mí no me puedes vender ese cuento, lo he escuchado cientos de veces. –alzó una ceja- cuenta.
—     Ryan… -me quejé, no tenía ganas de hablar.
—     _____ no vas a tener a un amigo más cerca de lo que estoy yo. –tenía razón- Caitlin y Christian están liados con sus asuntos, tienen muchos planes y no creo que vengan, tu familia está en Atlanta también tienen muchas cosas que hacer y Justin está mal.
—     Está ausente. –le miré entristecida- odio verle así, jamás antes lo había visto tan mal y sinceramente me da igual como esté yo, yo quiero que él esté bien y no lo está. Las cosas parecen ir de mal en peor, nuestra relación es… es inexistente. ¿Sabes cuánto tiempo hace que no pasamos tiempo a solas o cuánto hace que no nos damos un beso en condiciones?
—     Es complicado, lo superaréis.
—     Lo sé, y sé que no es su culpa, sé que él no tiene la culpa. –me sequé una lágrima- no me preocupa nuestra relación, me preocupa él. –hacía semanas que Justin estaba como deprimido- no sé qué hacer.
—     Nadie sabe qué hacer. –se encogió de hombros- yo también intento animarlo pero son pocos los ratos que está contento. _____ a veces son sólo rachas, esto es una mala racha que superaremos todos juntos.
—     Eso espero. –suspiré algo aliviada- toda esta fama es…
—     ¿Frustrante?
—     Sí.
—     Pero es…
—     Es lo que hemos elegido, lo sé. –me encogí de hombros- pero hay personas que no entienden que somos humanos, nosotros también nos equivocamos, nos ponemos enfermos, nos enfadamos, la gente espera que todo lo que hagamos sea perfecto y eso es completamente imposible.
—     Esperan eso porque sois iconos mundiales. – ¿estaba intentando consolarme?
—     Oye, ¿tú de qué lado estás? –golpeé su brazo.
—     Es obvio que del vuestro. –rio Ryan.
—     Pues no lo parece. –acabé riendo yo.

Hablar con Ryan me tranquilizó y me animó a seguir adelante. Hacía tiempo que no me desahogaba con nadie, no había recibido llamadas de Caitlin ni de Christian en semanas, no quería hablar del tema con Justin, él ya estaba demasiado hundido, tampoco quería hablarlo con mi padre, eso sería alentarlo a viajar medio mundo sólo para decirme lo que fácilmente me podía decir por teléfono. Así que Ryan tenía razón, prácticamente el único amigo que tenía cerca era él.

Al finalizar el concierto Justin se despidió de sus fans, les dio las gracias decenas de veces y volvió para el backstage. Ni un abrazo, ni un saludo, ni una mirada para nadie. Entró al baño y se encerró para cambiarse.

—     Genial. –estaba a punto de derrumbarme- mirad yo me voy.
—     Déjala. –Alice, mi manager, paró a Scooter- todos necesitamos un respiro, ha sido un día duro.
—     Nos vemos en el hotel. –me dirigí hacia la puerta.
—     Ten mucho cuidado, jovencita. –Alice me miró con pena.
—     Sí, sí. –me fui.

Necesitaba estar sola, esa situación me frustraba, me moría de ganas por abrazar a Justin y consolarlo pero sentía que nada de lo que hiciese ayudaba. Lo había intentado todo y no había funcionado nada. Me dolía estar así, me quemaba por dentro. Y hoy me había cansado. Había tirado la toalla. Y después de meses, mi orgullo había aparecía de nuevo.

Había pasado unas horas caminando, buscando un lugar tranquilo en el cual poder relajarme, irónicamente acabé en un Starbucks. No había demasiada gente, así que me quedé. Me pedí un chocolate caliente y me senté al lado de la ventana. Allí perdí la noción del tiempo. Mi cuerpo no respondía, no quería moverse de ahí. Tal vez porque sabía que al llegar al hotel encontraría la amarga cara de Justin y probablemente una pelea, una Alice enfadada por haber ignorado el móvil durante toda la tarde y personas preocupadas por desconocer mi paradero. Necesitaba alejarme del caos que se había vuelto mi vida. Y lo más fácil era huir. ¿Huir? ¿Desde cuándo me había vuelto tan cobarde? ¿Ya no tenía agallas para enfrentar a un problema de frente? Tienes agallas, pero no fuerzas.

Pasé horas mirando por esa ventana, mirando a la gente pasar, a un paisaje que no iba a cambiar, observaba detenidamente las nubes y su curso. No era un planazo, pero era mejor que estar encerrada y amargada en una habitación.

—     Aleluya, estás aquí. –escuché detrás de mí.
—     ¿Qué? –dije para mí.
—     Debo reconocer que me lo has puesto algo fácil.
—     ¡Harry! –quedé muda- dios, no, pero, enserio, qué, cómo, ¿aquí? –le abracé fuertemente.
—     Vaya, creía que seguirías enfadada. –acogió mi abrazo.
—     ¿Qué haces aquí? ¿Me buscabas? ¿Cómo me has encontrado? ¿Por qué? –le pregunté asombrada.
—     Estás más delgada. –frunció el ceño.
—     Y tú tienes más pelo. –imité su gesto.
—     Que ataque más gratuito. –reímos.
—     E-espera, casi me lías. –inspiré- ¿qué haces aquí?
—     Cierto, se me olvidaba que eras tan impaciente. –sonrió- no es muy complicado.
—     Que estés en el mismo lugar que yo, que me hayas estado buscando y que me hayas encontrado en una ciudad tan grande como es Londres es complicado y no es normal. Te escucho.
—     Bueno, me enteré de que venías aquí por la gira de Believe Tour, hoy era el primer concierto, así que te llamé después de que acabase, como era de esperar no me lo cogiste, entonces tuve que llamar a Alice…
—     ¿Cómo tienes su número?
—     Mi mánager. –alzó una ceja.
—     Vale, vale. –lo pillé al vuelo- las preguntas al final.
—     Buena chica. –sonrió satisfecho- como iba diciendo, ella es la que me ha dicho que te habías ido, pero no tenía idea donde, así que pensé. Es la primera vez que vienes a Londres, buscarías un sitio tranquilo ya que si sales sin Justin es que algo va mal, seguirías las indicaciones de las calles y eso sólo te llevaría a sitios conocidos, desesperada entrarías a un Starbucks y este es el más grande y el que menos lleno suele estar. –respiró.
—     Guau, o eres un genio o soy muy predecible o has contratado a un detective privado para espiarme y saber todo eso de mí.
—     O te conozco. –puso su mano encima de la mía- ¿qué va mal?
—     ¿Por qué has venido? –no lo entendía- siempre que hemos coincidido he estado pasando una mala racha y solía sacar lo peor de mí, siempre te has tenido que preocupar tú. –suspiré- y lo siento. No suelo ser así, siempre acostumbro a reírme por todo, a estar feliz y a ser yo la que se preocupa y la que protege a los demás pero…
—     Estoy aquí porque te comprendo. ¿Crees que no he pasado cosas así? Lo tuyo es más difícil, tener que ir con tu novio de gira con toda la presión os des…
—     Dilo. –sonreí entristecida.
—     No me malinterpretes. –se arrepintió.
—     Nos destruye, lo sé. –volví a mirar por la ventana.
—     ¿Quieres hablar de ello? –puso su otra mano debajo de la mía.
—     No. –seguía en la fase de huida- ¿me enseñas la ciudad?
—     Por supuesto. –asintió sonriente.
—     Y de paso vamos a una peluquería.
—     Oye, ¿pero qué tienes en contra de mi pelo? –reímos.
—     Tiene más volumen que el mío. –le saqué la lengua y rompimos a reír de nuevo.

Paseamos durante horas y, en vez de conocer la ciudad nos conocimos entre nosotros. Harry es un buen chico, tiene algo que me hace confiar en él, será por qué desde el principio él ha apostado por mí, no sé la razón, tampoco me interesa, sólo sé que ahora tengo un apoyo más  allá donde vaya y es de agradecer. Al fin, durante esa larga tarde, pude desconectar de todo.

—     ¡Oh dios mío, es tardísimo! –me asusté al ver el reloj de Harry- dime que va adelantado.
—     Va atrasado. –se le escapaba la risa.
—     Menos mal… -le miré- ¿Cómo? Madre mía, ya deben haber llamado a la policía.
—     _____, tranquilízate. –me cogió por los hombros- Alice debe suponerse que estás conmigo.
—     Me mata igual. –eran las diez de la noche- y tengo hambre. –Harry rompió a reír- ¿Qué? ¡No he cenado!
—     Te invito a cenar. –dijo entre risas.
—     Si quieres ver una patrulla de coches, un par de aviones y un tanque buscándome por la ciudad, por mi bien. –acabé riendo también- oye, no tiene gracia, debo marcharme.
—     ¿Te llevo? –se levantó del puente del que estábamos sentados.
—     Cogeré un taxi, gracias. –le revolví el pelo.
—     Te veo mañana entonces. –me devolvió el gesto.
—     ¡Hecho! –nos abrazamos- y gracias. –él negó con la cabeza sonriendo.

Había conseguido animarme, pero ya era hora de volver a la realidad.

Fue en el camino hacia casa donde después de horas sin atender al móvil lo miré. Lo que había ahí era pero que cincuenta llamadas perdidas de mi padre y eso ya es decir MUCHO, pero que MUCHO. Tenía tres de Alice, una de Scooter, una de mi padre y treinta, sí, sí, TREINTA de Justin. Me pasé el móvil de una mano a la otra indecisa, ¿los llamaba ahora o me esperaba a estar en el hotel? Debía hacer algo si no quería que estallase una tercera guerra mundial, así que envié un mensaje a Alice explicándole lo ocurrido y, que iba camino del hotel. Su respuesta fue un simple: Genial, nos vemos x.

¿Tantas llamadas para nada? ¿Enserio? Llegué al Hotel en menos de diez minutos ya que había poco tráfico. Algunos fans seguían esperando en la entrada, pero no tuve la ocasión de saludarlos debido a que entramos por el aparcamiento subterráneo. Pagué al taxi y subí con el ascensor hasta nuestra planta. No fue una casualidad que me topase con Alice.

—     ¿Qué tal ha ido? –me sonrió tiernamente.
—     Bien, Londres es maravilloso.
—     Y los londinenses también. –alzó sus cejas.
—     Ah… ¿Va a segundas?
—     Harry es genial.
—     Eh, eh, eh. –posé mis manos en sus hombros- aunque tenga ganas de estrangular a mi novio, que es Justin. –le recordé- Lo amo y no puedo ni podré pensar en nadie más que no sea él.
—     Lo sé, pero puedes mirar a otros chicos. –rio.
—     Alice… -acabé riendo- Ah, por cierto, ¿por qué me has llamado?
—     Justin me lo pidió. –se encogió de hombros- deberías hablar con él. –alcé una ceja- Oye, conozco esa cara y entiendo que estés enfadada pero, es Justin.
—     Ya, él se equivoca y luego me dice lo mucho que se ha equivocado y lo mucho que soy para él y todo vuelve a estar bien.
—     ¿Prefieres que haga como si nada?
—     Preferiría que pensase antes de equivocarse así conmigo. –me crucé de brazos.
—     Tú también te equivocas y haces lo mismo. –alzó las manos- soy objetiva cielo.
—     Bueno, me voy. –dije señalando el pasillo.
—     Te has quedado sin argumentos. –rio.
—     Adiós. –la fulminé con la mirada.


Debo reconocer que vacilé varias veces antes de entrar a la habitación. Estaba confusa, no sabía si estaba enfadada, molesta o decepcionada o si realmente me encontraba en algún estado de ánimo en concreto. Raro, ¿verdad? Así que me senté contra la pared y me puse a reflexionar sobre lo que quería decirle a Justin y llegué a la conclusión que no tenía que decirle nada que no le hubiese dicho ya. No tenía ni ganas ni fuerzas. 

Se abrió la puerta. 

Miré hacia arriba e instantáneamente me encontré con los ojos miel de Justin. Estaban vidriosos. Mi corazón se partió en miles de pedazos. Se creó un silencio mortal y apareció un nuevo dilema, ¿quién iba a ganar este pulso? ¿El orgullo o el corazón?

—     Te he estado llamando. –un suspiro de alivio se escapó de su boca.
—     Lo sé. –conseguí articular después de un rato. Y nos quedamos en silencio, mirándonos el uno al otro. No pude aguantar ese silencio por mucho tiempo, iba a romper a llorar, así que entré hacia la habitación.
—     ¿Dónde estabas? –la puerta se cerró detrás de mí.
—     Por ahí. –contesté sin darle importancia.
—     Estaba muy preocupado. –tiró su pelo hacia atrás frustrado.
—     Un poco tarde para preocuparte, ¿no? –le reproché dolida- Justin, ¿puedes imaginarte lo mal que lo estoy pasando?
—     ¿Y crees que yo lo estoy pasando bien? –miré hacia otro lado- mi vida es un caos y se desmorona por momentos, lo que menos necesito es perderte ahora.
—     ¿Y te has parado a pensar en lo que necesito yo? –seguían los reproches.
—     ¿Por qué crees que te he buscado? –subió el tono de voz- porque me he dado cuenta de que soy un completo imbécil que…
—     Justin no sigas. –le miré- ahora me pedirás disculpas, estarás muy arrepentido, de aquí a una semana pasará lo mismo, temerás perderme y volverás a darme el mismo discurso. –mis ojos se llenaron de lágrimas- ya vale de jugar así conmigo, ¿no?
—     ¿De veras crees eso? –su cara se había descompuesto- jamás jugaría contigo, sabes lo mucho que te quiero.
—     Justin, a la persona que quieres no la alejas, la acercas.
—     Te alejo porque no quiero que en el momento que me hunda te hundas conmigo. –echó su cabeza hacia atrás intentando reprimir sus lágrimas.
—     Y, entonces, ¿por qué me has buscado? ¿por qué estás aquí, si tanto miedo tienes de que me caiga contigo? –me acerqué a él.
—     Estoy aquí porque nunca acierto en nada. –se acercó ahora él- sé que no te merezco pero estoy malditamente enamorado de ti.


Le miré fijamente a los ojos, era difícil expresarme en ese momento, así que dejé que mis ojos hablaran por mí. Y fueron pocos los segundos que pasaron cuando rompimos a llorar. Justin me atrajo hacia él, colocando mi cabeza en su pecho. Quedamos fundidos en un abrazo, sus brazos rodearon mí cuello y los míos su cintura. Se sentía tan bien tenerlo cerca. 


***


Me di cuenta que a Justin le había subido la fiebre y acabé desesperándome. Dejé a un lado toda esta pelea y me preocupé por su salud. Totalmente en contra de su voluntad y con alguna pelea por en medio, le preparé un baño, le hice la cena, fui a buscar y le preparé la cama.

Debéis estar pensando que soy una completa estúpida, que después de todo lo que ha pasado he vuelto a preocuparme más por él que por mí. Y si, tenéis algo de razón, pero Justin es mi debilidad y verlo así es duro, muy duro. Pongo las manos, las piernas y todo lo que tengo en el fuego que si fuese al revés él lucharía por esto hasta el final. A pesar de mis pocas fuerzas por ello, verlo enfermo, tan decaído y roto me partió el corazón y volví a caer. Así que no era una opción el no ayudarlo.

Una vez en la cama y dormido, estuve velándole el sueño a Justin. Acariciaba su pelo mientras lo miraba detenidamente. Era tan bello. ¿Cómo diablos podía quererlo tan y tan fuerte? Volvieron a aparecer las lágrimas y fue la necesidad de decirlo en voz alta lo que me llevó a susurrarle unas palabras que anteriormente no había podido.


—     ¿Lo sientes? Aún estoy aquí, siempre estaré para ti, te lo prometí y aunque me alejes siempre estaré junto a ti. –más lágrimas- fue lo que intentaron decirte mis ojos antes, pero que difícil es hablar así. –besé su frente y al levantarme de la cama algo me lo impidió.
—     Lo sé y jamás dejaré que te vayas, yo también te lo prometí.

Mi corazón iba a cien. Justin volvió a tirar de mí e hizo que cayese de nuevo en la cama. Se incorporó y me miró en la oscuridad. Limpió mis lágrimas y sonrió. Había echado tanto de menos esa sonrisa, esa sonrisa que tantas veces me había levantado el ánimo y me había hecho reír incontroladamente. Sonreí, sonreí de verdad. Y después de tanto, nos volvimos a fundir en un tierno y dulce beso.


Había vuelto a ganar el corazón.


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Hola criaturitas, debéis tener unas ganas de matarme increíbles, pero ya he vuelto, esto es oficial y el capítulo lo demuestra. Como dije ya daré explicaciones con un video o algo, me han pasado tantas cosas que fliparéis, pero bueno. He pensado en hacer un grupo de Whatsapp para los que sigáis la novela y así poder hablar y manteneros más informados de todo, ¿qué os parece? Comentad si os parece bien y también opinad sobre el capítulo que quiero saber lo que os ha parecido, así que eso. Si veo que queréis en la próxima entrada ya daré mi número o algo para hacerlo. No creo que pueda escribir la semana que viene ya que está llena de exámenes y es mi cumpleaños, jeje (el 31, en Halloween, olé por mis padres) y nada eso es todo, os quiero y gracias por el apoyo. COMENTAAAAAAAAAAAAAAAAAAD.

miércoles, 20 de agosto de 2014

¡Estoy de vuelta!


Hola amores, (creo que todas tenéis ganas de matarme), pero bueno algún día tenía que aparecer. A ver, este verano tenía planeado estar dedicada en cuerpo y alma a la novela pero encontré trabajo y empecé a trabajar de camarera para así ahorrar y tener dinero para el meet de Justin para la universidad y para mil cosas más, prácticamente trabajo todo el día, sólo tengo tiempo para dormir y descansar un poco así que no he podido continuar con la novela y lo siento porque de verdad que amo escribir, pero si no puede ser no puede. Llevo unos días ehcándoos mucho en falta y por fin he tenido un día libre y he decidido daros explicaciones. NO VOY A DEJAR LA NOVELA NI VOY A DEJAR DE ESCRIBIR. Lo he dicho decenas de veces pase lo que pase me tire el tiempo que me tire sin escribir volveré, por qué soy así si empiezo una cosa la acabo, siempre. Así que ya he empezado a escribir el próximo capítulo, llevo unas páginas y sinceramente no sé cuando lo subiré, no más de una semana. Pero necesito saber que aún estáis por quí y si aún me leéis porque para mí es importante. Así que si me seguís leyendo cometad pls, os quiero mil y siento la espera pero ya lo sabéis tengo una vida a parte de esto y escribir lleva mucho tiempo, muchísimo.
Por cierto, a las que me habéis apoyado desde el segundo 0 GRACIAS, os leo siempere y me encantan vuestros comentarios y que os preocupéis por mí. Respecto a los comentarios "negativos" subiré una entrada o tal vez un video a youtube explicandoos todo bien explicado de lo que me ha estado pasando.
 Así que lo dicho, os leo y me leéreis pronto, kisses. 

sábado, 3 de mayo de 2014

Nothing like us {67}

Sólo hay uno como tú en todo el mundo y estás aquí, conmigo



Esa maldita llave no abría la puerta de la casa, ni siquiera encajaba con la cerradura. Así que había dos opciones, o Justin me estaba tomando el pelo o me había equivocado de dirección. Presioné el puente de mi nariz frustrada, había sido un día muy largo y no tenía ganas ni tiempo para jueguecitos.

     ¡Justin Drew Bieber Mallette! –grité aporreando la puerta.

La puerta empezó a abrirse lentamente. Así que no me había equivocado de dirección y por fin, después de un largo y duro día había llegado al más grande de los regalos, ver y estar con Justin en mi cumpleaños. Quise entrar corriendo, saltando, gritando su nombre, pero logré contenerme. No quería contenerme, no quería hacerlo, de verdad que no. Pero una dulce música sonaba de fondo, el salón estaba iluminado con una tenue luz, no parecía una fiesta, eso no era una fiesta.

     Hola princesa. –me recibió Justin.

Prácticamente me abalancé sobre él, abrazándolo con todas mis fuerzas. Necesitaba una noche como las de antes junto a Justin. No sólo necesitaba una noche, sino que necesitaba que todo fuese como antes. Cuando yo sólo era conocida como la novia de Justin Bieber y no como un ídolo de masas, cuando Justin y yo sólo éramos una simple pareja y no la pareja más famosa y codiciada de prácticamente todo el mundo. A veces echaba de menos ser una chica normal de Canadá con un novio normal de Canadá.

     Felicidades de nuevo sweetie. –empezamos a bailar al lento compás de la música.
     No voy a aceptar el coche. –Justin se separó unos pocos centímetros de mí e inevitablemente se echó a reír.
     Un gracias mi amor, me han encantado todos los regalos, es el mejor cumpleaños de mi vida, jamás me habían hecho esto, te lo compensaré en la cama, hubiese estado bien. –carcajeó.
     ¡Justin! –le golpeé- pervertido.
     Lo aceptarás y no quiero discutirlo.
     Es muy caro.
     _____ tengo ocho coches, por uno más no me arruinaré, necesito gastar dinero y que mejor que regalándote cosas. –besó mi frente tiernamente.
     ¡YO TAMBIÉN NECESITO GASTAR DINERO!
     Hazlo.
     No me dejas. –le devolví el beso en los labios- me vengaré en tu cumpleaños.
     ¿Hacerme regalos es malo?
     Drew, para ti eso, es el fin del mundo. –reímos.
     Que me llamas Drew, sí es el fin del mundo. –me hizo girar bruscamente, por un momento me dejó caer hacia abajo pero su mano izquierda me sostuvo para que no cayese al suelo.
     Gracias cariño. –le susurré a pocos centímetros de sus labios.
     No me las des, es tu cumpleaños.

Nos fundimos en un corto pero intenso beso. Nuestras bocas encajaban a la perfección, parecían estar hechas la una para la otra, siempre coordinadas y nosotros siempre enamorados.

     Te quiero tanto, sólo hay uno como tú en todo el mundo y estás aquí, conmigo. Sabes si me gustará una canción antes de que la haya oído. Te ríes de mis chistes antes de que haya terminado de contarlos. Hay un lugar en tu pecho, justo debajo de tu cuello, –señalé con mi dedo índice su corazón- que hace que quiera cumplir las promesas que te hago. Sólo hay uno como tú. Y no sabes la suerte que tengo de tenerte a mí lado, tal vez ni en un millón de años sería merecedora de tu amor, no sé, pero lo tengo y te quiero y me haces feliz y yo te hago feliz a ti y qué más da todo, ¡a tomar por culo! Tú para mí y yo para ti.
     Siempre. –me contestó él emocionado.

La mesa estaba decorada con velas, flores y una cubertería muy bonita. Justin había preparado la cena, pasta, nuestra comida favorita. No tardamos mucho en empezar a cenar, los dos teníamos un hambre bestial, y no sólo de comida *guiño* *guiño*.

     Lo hiciste muy bien en los premios. –Jus cambió de tema- ibas preciosísima y lo presentaste genial, me encantó y me reí mucho.
     Fue horrible tener que hablar con Selena. –reí avergonzada- por poco no me contengo.
     Fue muy raro. –admitió MI novio.
     ¿Qué pensaste?
     Rezaba para que no la liaras. –reímos.
     Cuando empezó a hablar de su disco, fue… -apreté mis puños- pero ahora enserio, ¿Qué pensaste?
     Me sentí la persona más afortunada del mundo por haberte conocido y por estar contigo y no con ella. –ZAS, no la vi venir- ¿y tú? ¿qué sentiste cuando viste a Taylor?
     Nada. –miré hacia mi plato.
     Mientes.
     Justin, ¿por qué estamos hablando de ex?
     ¿Qué sentiste? –insistió.
     No sé, pensé que como hubiese sido todo si no le hubiese dejado por ti. –le miré- pero no lo quiero saber.
     ¿Por qué? ¿Tienes miedo?
     No, no lo quiero saber porque sé que jamás hubiese sentido esto que siento por ti, porque jamás lo hubiese visto como el padre de mis hijos, como mi futuro esposo ni como la persona que quiero pasar el resto de mi vida y porque eres la única persona que puede hacerme feliz. –ZAS, no la vino venir.

No me contestó, simplemente me sonrió y eso me bastó para saber que se había quedado tranquilo y que le había hecho feliz. Estuvimos hablando de varias cosas, riéndonos, cantando y planeando futuros planes. Las copas de vino volaban mientras que las risas aumentaban y aumentaban. Hacía mucho que no pasábamos una noche así, nadie nos podía molestar ni interrumpir, la noche era nuestra y las noches son muy largas.

Acabamos sentados en una butaca del salón, nos dolía la barriga de tanto reírnos, necesitábamos descansar un poquito de tantas emociones, ¿o tal vez no? Empecé a dejar un camino de besos mojados por el cuello de Justin a los pocos segundos pude notar como se removía incómodo en la butaca intentando disimular su erección, pero era tarde.

Me crucé de piernas haciendo que mi corto vestido se me quedase más corto aun, Bieber inevitablemente miró hacia mis largas y finas piernas. Me removí encima de él.

     ¿Qué te pasa cielo? ¿Estás incómoda?
     No, es que… algo me molesta en la espalda. –me incliné hacia adelante para que me pudiese examinar.
     No tienes nada amor. –dijo acariciando dulcemente mi espalda.
     Será el vestido. –me encogí de hombros.
Intentaba inquietar a Justin y creo que lo estaba consiguiendo. Tiré mi melena hacia un lado, para que Justin pudiese disfrutar del aroma que desprendía, un nuevo perfume.
     ¿Te gusta? –acerqué mi cuello a su nariz. Él vaciló varias vece antes de acercarse.
     Mmm, increíble. –besó mi cuello, provocándome ahora él a mí- ¿intentas provocarme?
     ¿Eh? –me hice la tonta.
     Me estás provocando. –reí pícaramente- me estás provocando y mucho. –acarició mi muslo medio desnudo.
     Tienes que componerme una canción. –besé sus labios.
     ¿Sobre qué?
     Sobre esta noche. –dejé que nuestras bocas se fundieran en un fogoso beso.

Justin me cogió en brazos y se dirigió hacia las escaleras, las subió lentamente para después entrar a una habitación. Tenía una enorme cama de matrimonio, era una habitación confortable y con un amplio ventanal con bonitas vistas. Suavemente me dejó en la cama. Se estiró encima de mí sin dejar caer su peso sobre mí. Cerré los ojos para sentir su acogedor aliento abrazar el mío. Los labios de Justin se movieron sobre los míos lento, muy lento un movimiento tan sensual que a su lado, mis armas de seducción daban risa. Estaba jugando con mis ganas. Su labio inferior quedó entre los míos, se lo mordí suavemente y Justin fue el primero en caer. Bieber me agarró con fuerza de la cintura, mis manos temblorosas intentaban desabrocharle aquella dichosa camisa, Justin acabó con mí vestido y yo con sus pantalones. Estábamos cuerpo a cuerpo. Acabamos en la cama de nuevo. Un beso más, una prenda menos.

     Justin… -gemí.

Había invadido mis entrañas. Me embistió con fuerza, parecía no cansarse y yo empezaba a creer que no podía con tanto. Pero me dejé llevar, esa noche era especial, era mi cumpleaños, hacía mucho que no sentía así a Justin y quería llevarlo al máximo.

     Más.. rápido… -logré susurrar.
     _____ -susurró él sobre mi cuello.

Y sus caderas empezaron a moverse más rápido sobre mí y todo fue más rápido y más intenso.


***


Desperté enredada entre las sábanas, Justin aún no se había despertado. Tenía la boca entreabierta, se le notaba a gusto y descansado. Así que no quise despertarle y por una vez en la vida, lo conseguí. Me escapé de la cama, cogí mí móvil y un biquini para tomar el sol y me fui a cambiar al baño. Después de cambiarme salí al enorme jardín, me estiré en una tumbona al lado de la piscina e intenté relajarme. Pero mi móvil empezó a vibrar.

     LLAMADA TELEFÓNICA –


     ¿Digamelón? –contesté con la voz algo ronca.
     ¿Dónde demonios te has metido _____? –era Harry. ¡Mierda Harry!
     Oh, dios mío. Lo siento muchísimo Harry…
     ¿Qué lo sientes? ¿Dónde te has metido en toda la noche? Te estuvimos esperando horas, te hemos llamado más de veinte veces, los chicos habían organizado una fiesta sorpresa para nosotros. Así que, ¿cuál es tu excusa?
     N-no… no sé. Justin. –solté- estaba mal, se quedó aquí por mí y… me quedé dormida. –mentí.
     Y a tu amigo que le den, ¿no? –genial, bronca.
     ¡No, claro que no! Oye, te lo compensaré, te lo prometo.
     ¿No te suena eso? –me lo dijo ayer Justin- ¿así es como me agradeces que haya secado las lágrimas que has llorado por él?
     ______ pásame a ese capullo, no te puede estar gritando así. –apareció de la nada Justin.
     ¿Capullo yo? ¡Fuiste tú quien la dejaste tirada llorando, imbécil! –y colgó.

Miré a Justin aturdida, asustada y con un nudo en la garganta. Jamás, jamás había visto a Harry tan enfadado, nunca me había gritado así y nunca le había visto insultar a nadie, enserio, estaba en shock.

     Tranquila cielo. –se sentó a mi lado y me abrazó- lo siento.
     No pasa nada. –me acurruqué en su pecho.
     Siento haberte hecho llorar, soy un capullo.
     Estás aquí, lo has arreglado, eres un sol.
     Lo siento vida, enserio. –me estrechó más contra él- y a él, se le pasará.
     Eso espero, ha sido demasiado bueno Jus.
     Se preocupa por ti. –dijo a regañadientes- pero como vuelva a hablarte de esa manera me va a oír.
     Justin… -carcajeé.
     Hablo enserio, ¿quién demonios se cree para hablarte así? –empezaba a calentarse.
     Estaba enfadado, era su cumpleaños y lo dejé tirado, es normal cielo.
     Te quiero. –me cambió de tema bruscamente- y por cierto… ayer me lo pasé genial. –reímos.
     ¡Y yo! –lo besé repetidas veces- ¿repetimos?
     Creo que no me quedan preservativos. –hizo un mohín.

Lo miré asustada mientras analizaba toda la noche de ayer y mientras Justin analizaba mi cara. Los dos nos dimos cuenta. No habíamos tenido precaución. Se nos pasó por completo, vamos, que ni pensamos en ello. ¡Viva la vida loca!

     Oh dios mío. –me llevé las manos a la cabeza.
     Oh mi madre. –se levantó de la tumbona Justin.
     Oh mi padre. –estaba a punto de llorar.
     Bueno, tranquila cielo, mantengamos la calma. – ¿mantener la calma? ¿qué es eso? ¿se come? – podemos ir a una farmacia y comprar la pastilla del día después.
     ¿Un domingo? –entré hacia dentro- Justin me va a dar algo.
     Tiene que haber alguna de guardia, o iremos al hospital o llamaré a alguien. –se frustró.
     No quiero que se entere medio mundo, madre mía. ¡Tú culpa!
     Si, encima las culpas para mí. –se cruzó de brazos- ¡tú me provocaste!
     Tú eres el que tiene el pene. –la peor excusa del mundo, lo sé.
     ¡_____! –me regañó- vístete, nos vamos.

Me limité a no contestar. Así que recogimos todo el estropicio de anoche, dejando la casa algo ordenada para después subirnos al coche de Justin, el cual me había regalado a mí pero yo no quería aceptar, y nos dirigimos hacia el hotel donde me alojaba. Me di una rápida ducha, me cambié de ropa e hice las maletas ya que en unas horas debíamos irnos hacia Atlanta. Justin, mientras, me esperaba abajo. Supongo que estaría hablando por teléfono con alguno de los chicos o intentando distraerse para calmar los nervios.

Pero yo, yo era otro caso. Parecía un flan, estaba nerviosa, jamás en mi vida había estado en esa situación y os lo juro, esas situaciones te ponen de los nervios. Quería irme lo más rápido posible para encontrar una solución. Así que al acabar cogí mis maletas y salí de la habitación.

     ¿_____? –alguien llamó mi atención.
     Mhm. –me giré- oh, Harry. –estaba demasiado nerviosa para querer hablar con alguien.
     ¿Podemos hablar?
     No, tengo prisa. –dije mientras tiraba de mis maletas.
     ¿No te vas a despedir? –se cruzó de brazos.
     Oye, lo siento ¿vale? Siento que todo esto no haya sido como te esperabas, pero es que ahora no puedo hablar contigo. –suspiré frustrada- otro día.
     _____, ¿qué te pasa? Estás temblando. –se apoyó en mi hombro para examinarme.
     E-estoy bien. Me tengo que ir, Justin me espera.
     Genial. –alzó una ceja como signo de desconfianza.
     Adiós, te quiero. –lo abracé levemente y me fui.

Me porté fatal con él, pero entre la discusión de esta mañana, mis nervios y Justin abajo quería largarme de ahí lo antes posible. A las horas me arrepentí. Probablemente no volvería a ver a Harry en meses y aunque hubiese pasado poco tiempo lo consideraba un amigo, así que le echaría de menos.

Al bajar me topé con un Justin algo más tranquilo, se le veía más relajado y más despejado. Después de intentar esquivar a decenas de paparazzi, llegamos al coche. De ahí pusimos rumbo a la ciudad de California. Buscamos una farmacia abierta hasta debajo de las piedras y por suerte la encontramos.

     Creo que jamás me había alegrado tanto de ir a una farmacia. –noté como el nudo en el estómago desaparecía.
     Le iba a decir a Moshe que fuese él. –me explicó.
     ¿Moshe? –estallé a carcajadas- ¿enserio Jus? ¿Moshe comprando anticonceptivos? –los dos reíamos fuertemente.
     Estaba desesperado. –dijo bajando del coche.
     Más que yo, no creo.
     Deberías empezar a tomar algún anticonceptivo, ya sabes, ahora vamos a empezar a vivir juntos. –entrelazó s mano con la mía.
     ¿Vivir juntos? En un bus de gira, con tu madre. ¿A eso le llamas vivir juntos? –reí.
     Algo así. –me sonrió pícaramente.
     No me gusta esa sonrisa Bieber. –paré en seco- ¿no habrás echado a tu madre?
     ¡Qué dices shwaty! –rio.
     ¿Qué has hecho?
     Yo, nada.
     ¿Qué han hecho? –conocía todas sus respuestas evasivas.
     Nuestro vuelo sale en media hora. –me cedió el paso.
     No voy a parar.
     Lo sé. –se encogió de hombros resignado.

Entramos a la farmacia algo cortados, detrás del mostrador había una mujer de unos cincuenta años, la cual nos atendió. Era de agradecer que Justin estuviese conmigo, me tranquilizaba pasar ese mal trago con él.

     Buenos días. –nos recibió.
     Hola. –dijimos al unísono algo nerviosos.
     ¿Qué queríais?
     Verá. –le sonreí amablemente- lapastilladeldíadespués. –dije de un tirón.
     ¿Cómo?
     Queríamos la pastilla del día después, hemos tenido un pequeño incidente. –contestó Justin algo avergonzado.
La mujer se giró hacia las estanterías que tenía a sus espaldas, buscó en diferentes estantes y al cabo de poco encontró lo que buscaba. Una pequeña cajita, la cual nos entregó.
     Y tened más cuidado. –nos avisó.
     Cla-claro. –sonreí tímidamente.
     Gracias. –Justin pagó.
     Adiós chicos.

Lo habíamos superado. Me tomé la pastilla en el coche y así, tranquilos por haber solucionado nuestro ‘pequeño’ despiste pusimos rumbo hacia el aeropuerto, para coger el avión con destino a Atlanta. Eso significaba que volvería a ver a mi padre, a mi hermano y a mis amigos y que después de un par de días, por fin, empezaríamos de nuevo la gira, sin interrupciones. Estaba algo nerviosa, sabía que Justin me tenía algo preparado y cuando Justin prepara algo, tiembla. Porque o bien, puede ser una sorprendente sorpresa o una rebuscada broma. O las dos cosas.

     ¿Te encuentras bien? –Justin besó mi cabello.
     Claro, ¿por qué debería encontrarme mal?
     Dicen que la pastilla tiene efectos secundarios.
     ¿Qué efectos? –lo miré asustada.
     No sé, nunca me la he tomado. –rio.
     Eres muy gracioso. –reí sin humor.
     Sólo bromeo cielo. –se acurrucó en mi hombro- ¿qué has pensado?
     ¿Cuándo? –pregunté confusa.
     Cuando te has dado cuenta de eso. –lo entendí.
     Pues que me iba a quedar embarazada, que mi padre me iba a matar y que iba a ser un escándalo mundial. –me faltó aire para decirlo todo- ¿y tú?
     Creo que sentí lo que se siente al saber que vas a ser padre.
     ¡Justin! –le pegué- no tiene gracia. –acabé riendo.
     No, enserio, por un momento lo he pensado. –me miró- y me he hecho ilusiones.
     Somos muy jóvenes. –negué con la cabeza- no quiero tener hijos tan joven.
     ¿Ni míos? –se sorprendió.
     Ni tuyos. –reí.
     En unos años cambiarás de opinión. –suspiró con resignación.
     ¿Por qué quieres hacerte mayor tan rápido?
     No me quiero hacer mayor. –se encogió de hombros- sólo quiero tener hijos contigo.

Me eché a reír, este chico es de lo que no hay. Me limité a darle un beso en la nariz y me puse a dormir. El viaje era algo largo así que aprovechamos para dormir un ratito, demasiadas emociones en tan poco tiempo. De nuevo. Nuestra vida es una montaña rusa llena de altibajos, en un momento estamos arriba y al otro estamos abajo.


Llegamos a Atlanta en unas horas, en el aeropuerto nos esperaban miles de fans. Por suerte contábamos con un numeroso equipo de seguridad. No hubo ningún altercado y en unos minutos ya estábamos en casa. Allí nos esperaban Pattie, mi padre y mi hermano.

     ¿Qué tal lo habéis pasado? –nos preguntó risueña Pattie.
     Ha sido muy... –miré a Justin.
     Intenso. –respondió él por mí.
     Sí, intenso. –reí.
     Cuánto misterio. –nos miró raro mi padre- ¿nada qué contar?
     He ganado bastantes premios, pero bueno, ya lo habrás visto por la tele.
     Sí, resulta que te enteras de muchas cosas por la tele.
     Derrochas sarcasmo. –alcé una ceja.
     No. –alargó la o.
     ¿Alguien me dice de qué va esto? –les miré.
     El tatuaje. –me miró el brazo mi padre.
     Mierda. –susurré- ¿q-qué tatuaje?
     El brazo _____. – ¡que recibimiento!
     Soy mayor de edad. –me encogí de hombros- y no puedes decirme: ‘mientras vivas en mi casa, harás lo que yo diga’.
     Oh, _____ te acostumbrarás. –le dijo Pattie a mi padre- mira Justin.
     No voy a llegar a los extremos de Justin. –reímos- venga papá, a la próxima me tatúo tu cara en el trasero.
     ¡_____! –me regañó riendo.

Hogar dulce hogar.


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Hola caracolas, sí, estoy viva. No me quiero enrollar mucho pero es que no he podido subir, entre que estaba de vacaciones y los estudios no puedo e intento hacerlo bien y rápido pero ya no me sale como antes, tardo más. Y si no lo he dejado todavía es porque me gusta y porque no quiero fallaros de una vez, no lo voy a dejar, así que tarde lo que tarde vais a tener capítulo. No os prometo nada, pero sí que intentaré subir uno cada semana y cuando vaya a tardar más avisaré, y ya. Y en verano pues será todo diferente, de veras. Es que bachillerato es bachillerato. Así que no me dejéis de seguir, comentad mucho, mucho, mucho y opinad.



Por cierto este capítulo me ha quedado soso, lo sé, el próximo más y mejor, prometido. Así que nada, OS QUIERO. Besis.