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sábado, 24 de noviembre de 2012

Nothing like us. {19}



Las locuras de hoy, son las grandes historias del mañana.



Lentamente fui abriendo los ojos,  hacía un bonito pero mi humor seguía sin ser el mejor. Odiaba levantarme de malhumor y hoy lo había hecho. Después de darle vueltas a como convencer a mi padre, no se me ocurrió nada. Lo único era irme sin su permiso, aunque no estaba del todo segura en hacer eso. Las consecuencias no serían muy buenas para mí.

Me incorporé en la cama, lo primero que vi fue una bandeja encima de mi mesita de noche. Me acerqué más a ella casi arrastrándome por la cama. La observé extrañada, no sabía que hacía ahí. Encima de la bandeja, había una bonita rosa de color rojo intenso, un sobre y una magdalena muy decorada, tan decorada que daba pena comérsela. Cogí el sobre y lo observé bien, en la parte de atrás había escrito a mano: “Para mi princesa”. Al ver esa letra supe quien me había hecho todo eso. Mi padre. Abrí el sobre sorprendida, saqué el papel que había dentro de él y empecé a leerlo. Decía así: (Escuchad esta canción mientras la leeis http://www.youtube.com/watch?v=MTuqMoT66wY ).

Buenos días princesa, si estás leyendo esto es que te has despertado, y de seguro que lo has hecho con malhumor. Deberás pensar que soy el peor padre del mundo por no dejarte ir con tus amigos a esa casa de campo. Pero debes entender que solo me estoy preocupando por ti, por qué no quiero que te pase nada, y sé que soy demasiado protector pero debes entender que no puedo darme el lujo de perderte a ti también. Le he estado dando muchas vueltas a todo eso, y que puedes ir. Ve y pásatelo bien, disfruta cada segundo con tus amigos, pero antes quiero que leas esto y lo tengas siempre en cuenta y que no lo olvides nunca.

Hija, no prometo impedir que tropieces, ni estar pegado a ti en cada caída. Te estorbaría mi excesiva protección te haría extremadamente dependiente. Pero prometo estar ahí para curar tus raspones.

Princesa, no prometo heredarte mi experiencia. No podría ser tuya. Prefiero que descubras cada cosa a su debido momento, que vivas tú esas experiencias. Pero prometo estar ahí cuando necesites mi consejo.

Pequeña, no prometo solucionar tus problemas, aunque lo haría todo por ti. La solución suele estar en tus manos y no en las mías, pero prometo ayudarte en todo, y escucharte cuando quieras desahogarte.

Mi niña, no prometo evitarte sufrimientos, no puedo cegarte de la realidad, porque a veces sufrir es necesario para ser fuerte, pero prometo ofrecerte mi hombro cuando necesites que te consuele.

Cielo, no prometo darte todo lo que quieras. En todo caso es mejor que aprendas a dar, aunque sé que tú das sin esperar nada a cambio. Los caprichos y las modas tampoco son tan importantes ya que se olvidan al cabo de un tiempo. Pero a todo esto prometo darte todo lo necesario.

______(tu nombre), no prometo que serás tu el centro de mi atención, necesito también estar por otros asuntos por tu bienestar y el de Alex. Pero prometo no descuidarte y dedicar un tiempo especial, solo para ti. Sé que últimamente no lo he hecho pero espero que me entiendas.

Mi pequeña loquita, no prometo caerte bien en todo momento, a veces no te gustará lo que yo diga o haga, por que tengo la obligación de guiarte por el camino correcto. Pero prometo hacerlo de la mejor manera posible.

Mi niña valiente y fuerte, no prometo que serás una niña mimada, ya que a la larga te haría mucho daño. Pero te prometo que serás mi niña querida.

Sé que ahora mismo estarás algo desconcertada, yo no suelo hacer estas cosas. Pero solo quiero que te pongas en mi lugar, que me entiendas un poco más como yo intentaré entenderte a ti. No quiero más peleas tontas, aunque sé que las tiene que haber.
Y por último princesa, no prometo ser un padre perfecto, pero prometo poner todo mi amor en el intento.
Te quiere, tú padre.

Las primeras lágrimas empezaron a caer de mis ojos, empecé a llorar desconsoladamente. Esa carta me había llegado y mi padre me demostraba mucho escribiéndomela. Nunca antes lo había hecho, y la verdad ahora podría entender algo más a mi padre. Quería tener una buena relación con mi padre, pasar más tiempo con él y esas cosas.

Aun llorando dejé la carta encima de la bandeja, se me estaba haciendo tarde. Había quedado con Justin y no estaba ni vestida, ni duchada, ni nada. Respiré hondo, sequé mis lágrimas, me levanté de la cama y la hice rápidamente. Mientras me desvestía y entraba a la ducha iba pensando en como le podía agradecer a mi padre lo que me había hecho. Sinceramente, no sabía que decirle, no tenía palabras para expresar lo que sentía. También me era algo difícil, pero él se había abierto a mí y yo lo tenía que hacer con él. Por suerte tenía todo el día para pensar ya que mi padre no llegaba hasta por la tarde.

Alex aun estaba durmiendo, Laura, su niñera vendría a cuidar de el en media hora más o menos. Calculaba que eran las nueve y media, yo había quedado con Justin a las diez y Laura venía a las diez también, perfecto.
Después de salir de la ducha me sequé y me planché el pelo, raramente no me llevó mucho tiempo. Ordene el baño y salí en ropa interior a mi habitación, abrí el armario de par en par y busqué la ropa que me pondría hoy (http://www.polyvore.com/cgi/set?id=61945303). Cogí mi móvil, algo de dinero y salí de mi habitación. Antes de irme pasé por la de Alex, aun estaba dormido, le di un beso en la frente y salí de su habitación. Habían llamado al timbre seguramente sería Laura o Justin. Bajé las escaleras con prisa y abrí la puerta. Me encontré a Laura y Justin hablando.

-          Buenos días.- les dediqué una sonrisa.
-          Buenos días ______(tu nombre).- me sonrió Laura.
-          Buenos días preciosa.- Justin me dio un efusivo beso en la mejilla, yo le abracé por la cintura mientras él lo hacía por mis hombros.
-          ¿Vamos?- dije mirando a Justin.
-          Si.- sonrió.
-          ______(tu nombre) ¿vas a venir a comer?- me preguntó Laura.
-          No, hoy me la llevo a comer por ahí.- le dijo Justin a Laura.
-          ¿A sí?- dije curiosa, no tenía idea de que hoy comería con Justin.
-          Anda, vamos.- rio Justin.
-          A, por cierto, felicidades.- dijo sorprendida y sonriente Laura entrando ya para casa.
-          ¿Felicidades?- dijimos Justin y yo al unísono.
-          Estáis juntos ¿no?- dijo Laura sonriendo ampliamente.
-          Eh… no.- contesté separándome de Justin algo ruborizada.
-          Oh, lo siento.- dijo Laura riendo- voy  a despertar a Alex.- dijo señalando la puerta.
-          Vale, nosotros nos vamos ya.- sonreí tímidamente- hasta luego Laura.- me despedí.
-          Pasadlo bien.- Laura cerró la puerta.

Salimos a la calle hablando de diversos temas, de tonterías. Creía que íbamos a ir andando pero Justin tenía ganas de conducir su precioso Lamborghini blanco. Se lo había comprado hace poco y tenía la pinta de ser carísimo. Me abrió la puerta del precioso coche y entré en el con una sonrisa, me cerró la puerta y dio la vuelta para sentarse en el asiento de conductor. Arrancó el coche y empezó a conducir dirección al estudio.

-          Yo quiero un coche así para mi cumpleaños.- reí.
-          Primero tendrás que sacarte el carnet.- desvió la vista hacía mi por un segundo- ¿por qué no te lo has sacado ya?
-          Demasiado ocupada.- me encogí de hombros- tengo muchas ganas de sacarme el carnet.
-          Yo quiero el carnet de moto.- sonrió ampliamente.
-          ¿Enserio?- me imaginé  a Justin con una buena moto, le quedaba bien ese rollo.
-          Sí.- volvió a dedicarme una sonrisa.
-          Aparca ahí.- dije al ver un sitio libre en el aparcamiento.
-          Siempre te me adelantas a encontrar aparcamiento.- rio mi amigo.
-          Tonto.- reí yo.

Justin acabó de aparcar en el lugar donde le había indicado yo. Luego bajo del coche cerró su puerta y dio la vuelta al Lamborghini blanco para abrirme la mía. Le sonreí como signo de agradecimiento y caminamos hacía la entrada del estudio. No había ningún paparazzi a la vista, eso me tranquilizaba algo, no tendíamos que responder a preguntas incomodas.
Entramos al edificio hablando de donde iríamos a comer, yo optaba por un Mc Donald y Justin insistía en que ya tenía un sitio pensado pero no me quería decir donde estaba ni que tipo de comida servían. Me resigné sabiendo que por más que insistiera no me diría nada, así que lo único que me quedaba era esperar hasta la hora de comer.
Subimos las escaleras hasta llegar a la segunda planta, yo tenía que ir a hablar con Scooter de varias cosas y Justin tenía que continuar grabando. Si me daba tiempo me colaría un rato para ver como le iba y que canciones grabaría. Nos despedimos con la mano y el entró hacía el estudio de grabación. Yo, toqué a la puerta del despacho de Scooter, un adelante me hizo pasar. Entré con una sonrisa.

-          Buenos días Scoot.- me acerqué a el para darle dos besos, él se levanto a recibirme.
-          Buenos días pequeña.- sonrió- siéntate.
-          Gracias.- le devolví la sonrisa.
-          Tenemos que hablar de muchas cosas.- dijo mientras organizaba su mesa llena de papeles.
-          Empecemos.- suspiré nerviosa, supongo que era normal estarlo.
-          Para empezar, tenemos que buscarte un mánager, un estilista, un guardaespaldas y…
-          Primero mi padre tendrá que firmar ¿no?- lo interrumpí.
-          ¿No lo sabes?- puso cara de sorprendido.
-          ¿Qué tendría que saber?- solté una carcajada nerviosa.
-          Tu padre ha venido a firmar esta mañana.- sonrió ampliamente.
-          ¡¿QUÉ?!- dije casi gritando- no puede ser.- me eché las manos a la cabeza.
-          Pues así es.- rio al ver mi reacción.
-          ¡AAAAAAAAAAH! No me lo creo.- salté como una loca, pensaba que mi padre no firmaría hasta pasado un tiempo.
-          Créetelo.- se echó a reír Scoot al verme saltar de esa manera.
-          Tranquila, tranquila.- me dije a mi misma para contenerme. Después de dar unas vueltas por el despacho de Scooter volví a sentarme- Ya estoy más tranquila.
-          Estás loca.- intentó aguantarse la risa Scooter.
-          Me lo dicen poco.- bromeé- entonces ¿Qué planes hay?- dije impaciente.
-          Primero de todo, tenemos que ver si gustas a la gente.- me explicó Scooter- así que tendremos que grabarte cantando y…
-          Subirlo a YouTube.- acabé su frase.
-          Exacto.- sonrió- estoy seguro de que encantarás.
-          Eso hay que verlo.- reí.
-          Después, buscaremos manager, estilista y esas cosas.- siguió explicándome Scoot- tendrás que ir a clases para controlar más tu voz.
-          Ningún problema.- me iría bien aprender y practicar a controlar más mis cuerdas vocales.
-          ¿Lo podrás combinar todo?- preguntó el manager de Justin algo preocupado.
-          También me quiero sacar el carnet de conducir.- reí- creo que si podré. Me veo capaz.
-          Entonces estudiaras en casa ¿o no?- siguió haciéndome preguntas.
-          Este ha sido mi último año en la ESO, pero me gustaría hacer bachillerato.- si no salía bien este proyecto, tendría que tener una segunda opción.
-          Lo veo bien.- sonrió satisfecho- sabes que tu vida va a cambiar por completo ¿no?
-          Lo sé.- suspiré.
-          Lo harás genial.- me animó Scooter.
-          Gracias Scoot.- le sonreí- ¿Cuándo empiezo?
-          Cuanto antes mejor.- rio.
-          Verás, es que este sábado es el cumpleaños de Caitlin.- Scooter me escuchaba atento- y hemos nos queremos quedar dos semanas en la casa de campo de un amigo, Mike. No sé si lo conocerás.- él asintió- y solo quería pedirte si le podrías dar las vacaciones antes.- puse cara de niña buena.
-          Tiene bastante trabajo.- me miró indeciso.
-          Se pondrá al día en cuanto volvamos.- le aseguré.
-          Os pondréis.- me corrigió.
-          ¿Eso es un sí?- sonreí a medias.
-          Mmm, bueno, vale.- Justin estaba seguro que Scooter se iba a negar, pero no había sido tan difícil convencerlo.
-          Muchísimas gracias.- sonreí ampliamente y le di un abrazo a Scoot.
-          Pero después os tendréis que poner al día, sobretodo tú.- me avisó.
-          Te lo prometo.- alcé una mano.


Nos pasamos horas hablando, sobre un montón de cosas que me iban a pasar. De como tendría que actuar en cada situación, de mis ilusiones, mis sueños, y cosas que no recuerdo muy bien. Él manager de Justin estaba contento con mi actitud y mis ganas de empezar, yo estaba contenta por todo lo que me estaba pasando y por tener a mi lado a gente tan grande como personas.
Cuando acabamos de hablar me despedí de Scooter, era la hora de comer y me tenía que ir con Justin. Así que salí de su despacho y bajé hasta la planta baja, ahí ya estaba Justin esperándome. Lo abracé rápidamente como saludo y salimos del edificio.

-          ¿Qué tal ha ido?- pasó su brazo alrededor de mis hombros.
-          Genial.- sonreí, feliz.
-          Pero cuéntame mujer.- rio.
-          Mi padre ha firmado ya.- dije conteniendo mi emoción.
-          Y lo dices así, tan tranquila.- se quedó extrañado mi amigo.
-          Es que no quiero hacer mi numerito de motivación delante de todo el mundo.- reí- ¿Qué digo? ¡NO ME LO CREO AAAAH!- grité como anterior mente había echo en el despacho de Scoot.
-          Créetelo, te lo mereces.- sonrió Just al verme tan feliz, y seguidametne me dio un abrazo, un abrazo que para mí tubo algo especial. No me preguntéis qué es porque no lo sé, pero fue especial.
-          Gracias por todo, si no fuese por ti, no lo hubiese conseguido.- lo abracé con más fuerza.

Justin no me contestó a eso con palabras, lo contestó con un tierno beso en la comisura de mis labios, yo le sonreí acariciándole el pelo. Llegamos al aparcamiento donde Justin había dejado su coche. Pero cuando iba a entrar me fije en que un paparazzi nos había estado siguiendo todo el rato. Y eso quería decir que nos había hecho fotos, fotos que darían mucho que hablar. Y lo que menos me apetecía en esos momentos era que volviesen a haber rumores entre una supuesta relación entre Justin y yo. Justin por ahora era mi mejor amigo, no mi novio. No entiendo por qué la gente tiene la necesidad de inventar tanto. Subí al coche, de prisa al igual que Justin, que tardó un minuto en arrancar el coche y salir de ahí. Él también se había dado cuenta de que ese paparazzi nos había estado haciendo fotos y siguiendo, en realidad no sé por qué nos preocupaba tanto, no estábamos haciendo nada mal y no creo que la gente creyera nuevamente esos rumores.


Justin me llevó a un restaurante italiano, sabía que me volvía loca la comida italiana, como a él. Pedimos pasta para comer. Mientras comíamos hablábamos animadamente de varios temas. Le conté mi discusión con mi padre y lo que me había hecho esta mañana, le dije lo que ponía en la carta de memoria, se me olvidaban algunas cosas pero lo más importante me lo sabía. Estuvimos hablando mucho tiempo de ese tema, y como se lo podría agradecer. Así que mi amigo me dio la idea de dedicarle una canción, y eso es lo que iba a hacer.

El resto que quedaba de tarde la pasé con Justin en el estudio, él iba avanzando trabajo y yo iba practicando con mi voz. Nos ayudábamos mutuamente, era divertido trabajar con juntos. Después estuvimos en mi casa, jugamos con mi hermano, miramos la tele, lo que se hace normalmente, vamos. Justin también se quedó a cenar, y sobre las once se fue de casa. Yo estaba cansada, pero no pensaba irme a la cama sin antes tener una charla con mi padre. Y la tuvimos, le di las gracias por todo lo que hacía por mí, le dije que lo quería y que nunca lo olvidara. Total, que nos quedamos hablando hasta tarde, y cuando digo tarde me refiero hasta las tres de la mañana.

-          A la mañana siguiente-

El maldito sonido de mi despertador, empezó a sonar, era insoportable el ruido que hacía. La próxima vez pensaría en poner el despertador de mi móvil.

-          Que se pare ya ese maldito ruido.- me dije a mi misma.

El despertador no paraba de sonar, así que lo paré a golpes. Típico en mí, cuando algún aparato no funciona lo arreglo a golpes, menos mi móvil y mi ordenador, claro está.
Me levante a duras penas de la cama, eran las nueve de la mañana y ayer me había acostado algo tarde. Si no fuese porque había quedado con los chicos para comprar el regalo de Caitlin, no me hubiese levantado a esa hora.
Después de estar unos minutos mirando al techo, decidí levantarme de una vez. Rápidamente hice la cama, saqué la ropa que me pondría, me desvestí dejando la ropa tirada por el suelo, entre en el baño y finalmente me metí en la ducha. Abrí el grifo de la ducha y aunque hacía calor me duché con agua caliente. No suelo ducharme con agua fría, a no ser que tenga muchísima calor. Me enjaboné el pelo con un nuevo champú que había comprado mi padre, era de coco, me encantaban los champús de coco. Me aclaré la cabeza y el cuerpo, volví a enjabonarme la cabeza y después me puse mascarilla. Cuando acabé de todo eso, salí de la ducha con algo de prisa, habíamos quedado temprano en el centro comercial. Justin me llevaría en coche pero aun así quería ir rápido ya que siempre me faltaba tiempo y por una vez quería ser puntual.
Me vestí así http://www.polyvore.com/ollg/set?id=63270795. Cogí mi iPhone, dinero y lo metí en el bolso que llevaba. Había tardado casi una hora en hacer todo eso. Bajé las escaleras despacio, había quedado con Justin a las diez para ir juntos hasta el centro comercial. Así que me quedaban aun unos minutos para desayunar.
Entré a la cocina y me encontré a mi padre leyendo el periódico y tomándose una taza de café.

-          Buenos días sexy.- dejé mi bolso en una de las sillas que había en la cocina y le di un beso a mi padre.
-          No me llames así.- rio.
-          El que es sexy es sexy.- me encogí de hombros riendo. Seguidamente fui a coger un bol, leche y cereales para hacerme el desayuno.
-          Lo que digas.- siguió riendo mi padre- ¿Qué vas a hacer hoy?
-          Comprar el regalo de Cait, ir a la casa de campo de Mike y arreglarla para el cumpleaños y creo que ya está.- me puse la leche y los cereales en el bol.
-          ¿Sabes ya que le vas a comprar?- dijo mi padre dándole un sorbo a la taza de café.
-          No sé, son sus 17.- comí de mis cereales pensando en que le podría regalar.
-          Seguro que encuentras el regalo perfecto.- me sonrió mi padre.
-          Eso espero.- le dediqué una sonrisa. En ese mismo momento alguien llamó al timbre- papá ¿Qué hora es?
-          Las diez.- dijo mirando a su reloj- ¿Por qué?
-          Debe ser Justin, he quedado con el.- me levanté rápidamente de la silla y cogí el bolso que estaba en la de al lado.
-          ¿No te vas a acabar los cereales?- mi padre levantó la vista del periódico para mirarme.
-          No puedo más y no tengo tiempo.- reí- nos vemos más tarde, me voy.
-          Hasta luego princesa.- se despidió mi padre.
-          Hasta luego sexy.- reí.

A paso ligero salí de mi casa, y me encontré con Justin en la puerta de entrada. Iba vestido con unos pantalones negros largos, unas Supras grises, una camiseta apretada de tirantes gris, la gorra que yo le regalé y unas gafas negras.

-          Buenos días guapo.- lo abracé- llevas la gorra.
-          Claro, tú no llevas la mía. Pero aun así que guapa.- me alagó mi amigo.
-          No quedaba muy bien aquí la gorra, pero gracias.- noté como mis mejillas se sonrojaban, por un simple “que guapa” de Justin.  
-          ¿Vamos?- dijo dirigiéndose hacía su coche, lo tenía aparcado delante de mi casa.
-          Vamos.- sonreí.

En unos diez minutos llegamos al centro comercial, no había mucha gente, algo raro. Justo al entrar nos encontramos a los otros chicos, Christian y Mike iban en skate mientras que Chaz y Ryan iban caminando. Estos nos vieron y nos hicieron una señal con la mano para que los viésemos, pero ya los habíamos visto. Así que nos dirigimos hacia ellos. 

-          ¿Soy la única chica?- dije al llegar.
-          No, Mike es como si fuera otra.- bromeó Justin.
-          Nenaza.- le siguió la broma Mike.
-          ¿Nenaza yo?- Justin fue hacía Mike y se empezaron a pelear en broma. Justo Mike dejó su skate en el suelo y yo aproveché para quitárselo.
-          No te vayas a caer.- rio Mike al verme con él.
-          Que te crees ¿que las chicas no montamos en skates?- reí irónicamente.
-          No tienes pinta.- se encogió de hombros Mike.
-          No sabes lo que dices tío.- negó con la cabeza Chris. Me gustaba montar en skate y se me daba bien.
-          Bueno, dejemos este tema.- si seguíamos hablando de tonterías no nos daría tiempo a comprarle los regalos a Cait- empecemos con los regalos de Caitlin.
-          ¿Qué compramos?- preguntó Ryan.
-          Primero de todo la comida y la bebida para pasar estas dos semanas en la casa de campo, después tenemos que comprar cosas para decorar el jardín que es donde celebraremos la fiesta sorpresa de Caitlin y después cada uno que le compre el regalo que quiera a Caitlin ¿no?- propuso Mike.
-          Por mi perfecto.- me parecía una buena idea- ¿estáis todos de acuerdo?- pregunté mirando a todos los chicos.
-          Si.- dijeron al unísono.

Empezamos a mirar por todas las tiendas del centro comercial. Salíamos, entrabamos, estábamos indecisos. Yo y Christian nos paseábamos por todo el centro comercial con skate, hacía tiempo que no montaba en uno, había perdido algo la práctica pero me manejaba bien. Mientras íbamos mirando las tiendas Christian me explicaba que había engañado a su hermana para que no viniese con nosotros diciéndole que se iba con Mike a montar en skate, que Justin y yo estábamos en el estudio y que Chaz y Ryan estarían durmiendo. Así que Caitlin no sospechaba nada.

-          Me estoy aburriendo.- dijo Christian cansado de dar vueltas- hagamos algo.- me miró.
-          ¿Me lo dices a mi?- dije frunciendo el ceño.
-          Alguna locura.- rio.  
-          Alguna locura, ¿para qué?- me quedé algo extrañada.
-          Dicen que las locuras de hoy, son las grandes historias del mañana.- me sonrió Christian intentándome convencer.
-          A ver, cuenta.- reí.
-          Tu sígueme.- volvió a sonreírme- Mike, graba esto.- dijo Chris dirigiéndose a Mike que estaba detrás nuestro.
-          ¿El qué?- preguntó extrañado.
-          Tu graba.- dijo Christian dándole su móvil.

Me quedé igual de extrañada que Mike, a Christian se le había ocurrido alguna locura. Y sus locuras eran divertidas. Así que lo seguí. Chris, se tumbó encima de su skate y empezó a ir así por el centro comercial. Yo le imité. Íbamos entrando en las tiendas así, Mike iba detrás de nosotros grabándonos. La gente nos miraba, alguna se reía, otra simplemente nos miraba con mala cara, pero no nos importaba. Christian entró a una tienda de ropa femenina, me levanté del skate al igual que él. El loco de mi amigo se puso a hablar con una de las dependientas de la tienda.

-          ¿Qué dices?- dijo la dependienta riendo.
-          ¿Llegas a ver a la gente desnuda?- preguntó Christian. Yo me aguanté la risa, estaba totalmente loco- ¿lo haces?
-          Hahahaha.- la dependienta se echó a reír como una loca.
-          ¿Los chicos pueden trabajar aquí?- siguió haciendo preguntas Beadles.
-          Sí, habían más o menos veinte chicos trabajando aquí.- volvió a reír la dependienta.
-          Que inteligentes.- dijo pensativo Christian.
-          ¡Beadles!- me eché a reír.
-          Eso es muy inteligente.- volvió a repetir Christian. Los chicos que ya habían llegado también se echaron a reír al igual que la dependienta y yo.
-          ¿Alguna vez ha venido un chico aquí y a tratado de comprar un sujetador?- seguí con las preguntas que había empezado Chris.
-          Si.- me dijo la dependienta- quería que le tomase medidas.
-          ¿Me puedes tomar medidas a mí?- pregunto Christian. Nos echamos a reír todos de nuevo, estaba loco.
-          No te voy a tomar medidas.- volvió a estallar a carcajadas la dependienta.
-          Pero tú le tomaste medidas a él.- se indignó Christian.
-          Venga, que te tomo las medidas.- aceptó la simpática chica. Christian fue hacia ella, esta le empezó a tomar medidas.
-          Me esta midiendo mis pechos.- le dijo Beadles a una chica que pasaba.
-          Una triple A.- me burlé, todos estallamos a risas nuevamente.
-          Tienes una 34.- le dijo la dependienta a Chris.
-          Está bien.- dijo Christian riendo al igual que todos- una 34 chicos.- la dependienta no paraba de reír, Christian estaba siendo muy gracioso- oye, ¿algún chico a comprado alguna vez esto?- cogió unas braguitas rosas de leopardo.
-          Si.- dijo la chica alargando la i.
-          Me lo voy a probar esto.- dijo aun sosteniendo las braguitas en sus manos.
-          No lo harás.- esta vez se negó la chica y normal.
-          No lo haré.- se resignó Christian.
-          No hay huevos.- dijeron todos los chicos al unísono.
-          Cogeré estas.- el loco de Beadles volvió a coger otras.
-          No mejor estas.- le sugerí yo a unas de encaje.
-          Tómame las medidas.- Christian se giró refiriéndose a su culo.
-          No te puedo tomar las medidas.- rio la dependienta- probablemente tengas una talla pequeña.
-          ¿Yo? No.- la contradijo Christian.
-          Si.- volvió a asegurar la chica.
-          Yo tengo un gran culo.- todos nos echamos a reír nuevamente, Chris estaba completamente loco.
-          Vamos Chris.- estábamos perdiendo mucho tiempo.

Me hizo caso y salimos de la tienda, no podíamos parar de reír, había sido muy gracioso y la dependienta había tenido paciencia. Con esa tienda ya nos habíamos recorrido la planta baja del centro comercial así que ahora tocaba ir a por la primera planta. Fuimos hasta las escaleras mecánicas Mike seguía grabando y a mí se me ocurrió una idea.

-          Beadles, ¿subimos las escaleras que bajan?- lo miré sonriendo.
-          ¿A que esperas?- se echó a reír.

Como dos locos empezamos a subir las escaleras mecánicas que bajaban, la verdad es que costaba y si querías avanzar tenías que ir bastante rápido. Subimos rápidamente algunos escalones y cuando íbamos por la mitad nos pusimos a hacer tonterías. La gente se reía, y yo y Chris seguíamos con nuestras tonterías. Acabamos de subir las escaleras que bajaban agotados. Nos pusimos a reír como tontos y volvimos a la labor de comprarle los regalos a Cailtin. Pero antes, entramos a un supermercado, compramos todo lo necesario para esas dos semanas que íbamos a pasar ahí. Mike nos dijo que si nos faltaba algo ya lo compraríamos una vez estuviésemos allí, por lo visto había una cadena de grandes supermercados cerca de la casa de campo.
En unas horas más tarde, todos teníamos nuestros regalos comprados, sólo faltaba el regalo que le haríamos en común. No teníamos nada en mente, hasta que a Justin se le ocurrió grabar en una pulsera de plata nuestros nombres. Para eso teníamos que volver a bajar a la planta baja, ya que la joyería se encontraba ahí.

-          Ven.- sonrió pícaramente Beadles- sube.- Pretendía que me subiese a sus espaldas para bajar las escaleras mecánicas.
-          Nos vamos a matar.- le avisé.
-          Tú sube.- rio Christian.

Le hice caso y me subí a sus espaldas, este empezó a bajar las escaleras mecánicas. Me agarré fuertemente a él, en realidad era divertido, solo que tenía toda la pinta de que nos caeríamos. Y uno de mis pánicos es caerme en unas escaleras mecánicas, así que estaba jugando con mi suerte. Suerte, que hizo que no nos cayéramos. Llegamos hasta el final, sin ningún tropezón ni ningún susto.  Suspiré aliviada mirando a Christian, este estaba de lo más feliz, y normal, nos lo pasábamos bien juntos.

Fuimos hasta la joyería en skate, que por cierto yo seguía con el de Mike. Una vez allí miramos las distintas pulseras que había para grabar, una en especial me llamó la atención, tenía el símbolo del infinito y su cuerda era negra.

-          ¿En esta pulsera se puede grabar?- pregunté a al hombre que estaba detrás del mostrador.
-          Sí, pero depende de lo que quieras grabar.- dijo sacando la pulsera que había señalado anteriormente.
-          Nombres.- dijo Justin.
-          Entonces sí.- sonrió el hombre.
-          ¿Os gusta esta chicos?- pregunté dándome la vuelta para mirarlos a todos.
-          Es perfecta para Cait.- dijeron todos al unísono.
-          Pues esta.- sonreí.
-          ¿Qué nombres pongo?- dijo cogiendo un papel para apuntar.
-          Chaz, Ryan, Justin, Mike, Chris, Cait y ______(tu nombre).- dije.
-          Perfecto ¿Cuándo la pasareis a buscar?- dijo guardando la pulsera y el papel donde estaban los nombres.
-          Mañana mismo.- dijo Chaz.
-          Perfecto.- sonrió el muchacho.
-          Adiós.- dijimos todos al unísono.

Salimos de la tienda y antes de ir a  la casa de campo para de corarla nos pasamos por el Mc Donald y cogimos algo de comida. Una vez echo eso salimos del centro comercial, Justin y yo nos fuimos en su coche y los otros en el de Chaz.

Antes de montarnos en el coche pusimos todos los regalos y las bolsas de comida en el maletero del coche y por los asientos, como éramos menos nos había tocado cargar con las compras.
Entramos aun sin decir palabra, Justin estaba serio, y no tenía ni idea si le pasaba algo. Me lo quedé mirando esperando una palabra, pero nada. Él solo me miró por un segundo, y volvió a mirar al frente.

-          ¿Qué te pasa Justin?- le pregunté preocupada.



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Buenas, aquí tenéis el capitulo 19, he tardado lo mío pero es más largo que todos los que he hecho creo. Así que no os podéis quejar, bueno un poco sí, pero es que he estado liada con los exámenes y no he podido hacer ningún capitulo la semana que tiene tengo otros dos, pero intentaré subir antes del fin de semana ¿vale? Deciros lo de siempre, que gracias por las visitas, por leer la novela, que comentéis, que os suscribáis, que opinéis sobre la novela y que ¡os quiero! <3