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jueves, 27 de junio de 2013

Nothing like us. {49}

Juguemos




|NARRA JUSTIN|


____ levantó una mano indicándome que me quedara detrás de las puertas de cristal de la recepción del hotel. Suponía lo que quería hacer, hablar con la multitud. Pero resultaría difícil más o menos como si hubiese salido a hablar yo, las fans gritarían se correría la voz, vendría más gente y como le había dicho a ____ antes, armaríamos el jaleo del año.

Me apoyé en las puertas de cristal para observar como mi perfecta novia caminaba hacia la multitud de fans. El pelo le caía sobre su cintura y se movía perfectamente coordinado con sus caderas, tengo suerte, mucha suerte. Pero al tema, las fans apenas visualizaron a ____ se exaltaron, empezaron a gritar, saltar y hacer fotos. La cosa no parecía ir bien, no acabaría bien, la miré preocupado, no quería que le pasase nada, no otra vez. Aún me sentía culpable por lo que había pasado hoy en Staples Center y aunque ____ intentara quitar hierro al asunto el problema seguía estando ahí.

Vi como mí novia empezaba a hablarle a los chicos, les hablaba como amigos en lugar de fans, tan natural, tan simpática, tan encantadora, tan ella. Parecía que se conocían de toda la vida, que había tratado con ellos numerosas veces. La verdad es que estaba sorprendido, a veces las fans arman tanto escándalo que no pueden oír lo que les intentamos decir. Pero esa noche, sin embargo estaban especialmente receptivas.

—     Os pido que me escuchéis. —gritó ____ para que la escuchasen— ¿Veis a esos chicos de ahí? Son Ryan y Chaz, amigos de Justin y también míos. —se acercó algo más a los fans— Justin está arriba y cree que no puede hacer lo que cualquier persona normal: bajar a patinar. Es más, cree que no es una persona normal, lleva días así chicas. Y me duele verlo de esa manera, y sé que también os duele a vosotras. —sonreí orgulloso por las palabras de mí novia— Chicas, sé que lo respetáis y lo queréis lo suficiente para dejarlo que lo haga y compartir este momento con él. Es importante, para él, para mí, para vosotras, para todos los que les importa Justin es importante, porque queremos verlo feliz, que se sienta normal porque es normal. Haré un trato con vosotras. Él bajará y en el momento oportuno vendremos hasta aquí y Justin se hará una fotografía con todas vosotras juntas. Y lo que es más importante, compartirá algo especial que muchas fans no han conseguido nunca. Podréis verlo como alguien normal con sus amigos por una noche, alguien normal como ya he dicho que es. No vamos a gritarle ni a hacerle fotografías. No iremos a pedirle autógrafos, sé que cuesta chicas, que es vuestro ídolo, pero su felicidad es más importante, ¿no creéis? ¿Hay trato?
—     ¡Sí! —gritaron al unísono.
—     Dile a Justin que queremos que sea normal. —gritó una de mis fans cuando ____ se empezó a alejar.
—     Lo he oído. —salí de detrás de las puertas de cristal—Gracias. Esta noche sólo voy a ser normal. Realmente lo valoro.

Tengo las fans más increíbles del mundo y estoy agradecido a todas y cada una de ellas. Vaya donde vaya siempre encuentro apoyo de ellas y bueno, ellas siempre encontrarán mi apoyo en donde quiera que esté.

Así que así lo hicimos, cogí mí monopatín y le dejé uno a ____ para que también patinase con nosotros. Era muy divertido poder estar así con mis amigos y mi novia mientras mis fans también lo disfrutaban con nosotros. Hacía tiempo que no patinaba así, que no lo disfrutaba tanto, me sentía normal, había dejado de ser Justin Bieber en esos momentos para ser sólo Justin, su Justin.


Mi novia dominaba bien el monopatín, iba de allí para allá con él, sin caerse, sin tropezarse, para ella es como caminar. Se veía tan bien encima de él. Cada vez que tomaba impulso su cabello casi rubio se mecía hacia atrás, dejando su perfecto rostro y su perfecta sonrisa al descubierto, al natural. Estaba feliz por verme a mí feliz y eso me hacía a mí más feliz verla feliz a ella cosa que le hacía más feliz a ella y me volvía a hacer más feliz a mí y… bueno, sí paro.

Patinamos durante unas dos horas. Todas las fans estaban sentadas en la acera y  me observaban sin quejarse ni hacer escenas.

Como prometimos, cuando terminé de patinar fui hasta allí y me hice fotos en grupos de diez aproximadamente con todas ellas. A cada fotografía les iba dando las gracias por haber hecho de esa noche una de las mejores de este año.

—     Muchísimas gracias amor. —besé el cabelló de mi novia.
—     No me las des, para eso estoy. —me sonrió dulcemente.
—     ¿Te apetece si mañana vamos a ver un partido de baloncesto? —le propuse.
—     Me encantaría. —volvió a sonreírme— ¿tú y yo?
—     Solos. —le devolví la sonrisa.
—     Hecho. —sabía que a ___ le gustaban los deportes no tanto como a mí pero le gustaban así que sabía que no se aburriría si la llevaba a ver un partido de baloncesto— me estoy perdiendo clase por ti. —rio.
—     Oh…—caí en la cuenta— ¿cuándo volverás a Atlanta? —no iba a estar para siempre conmigo.
—     ¿Te miento o te soy sincera? —me vaciló.
—     ¡Oye! No me ataques con eso, dijiste que lo olvidáramos.
—     Lo siento, lo siento. —me abrazó por la cintura— me marcharé cuando te vayas de Los Ángeles. —supuso.
—     Ya, pues espero no irme nunca. —besé su frente.
—     Te perdiste mi primer concierto. —me retrajo de repente.
—     Ah… no. —jamás me lo hubiese perdido— estaba ahí, mirándote.
—     ¿Qué? —me miró extrañada.
—     Lo que oyes. —sonreí orgulloso.
—     ¡ERES LO PEOR! —me miró seria— ¿¿cómo no me viniste a hablar?? Lo estaba pasando fatal.
—     Estaba celoso. —me sinceré— Zac, Taylor, Cody. —me encogí de hombros— demasiados chicos a tu alrededor y yo con demasiado orgullo.
—     Oh Justin, sólo te quiero a ti y lo sabes. —me miró algo decepcionada— jamás hubiese pensado en liarme con uno de esos mientras estuviese contigo.
—     Lo siento cielo, te quiero mucho, mucho, mucho, jamás te vuelvas a enfadar o iré en donde quiera que estés, te secuestraré y no te soltaré hasta que no estés enfadada conmigo y…
—     Justin, Justin, lo he captado. —soltó una carcajada.

Después de ponernos al día y contarnos todas las novedades que nos habían pasado desde que no nos veíamos, decidimos hacer algo con los chicos. En unos días se irían y no nos volveríamos a ver desde dentro de mucho tiempo. Así que debíamos aprovechar el tiempo que nos quedaba.

Por suerte estábamos prácticamente solos en el hotel, Scooter, para mayor seguridad, había reservado toda una planta para nosotros solos así que podríamos hacer miles de cosas.

—     Guau, tenemos la planta de un hotel para nosotros solos. —dijo ____ alucinada.
—     Sí, ¿qué os apetece hacer? —preguntó Christian.
—     Podemos hacer bastantes cosas, la verdad. —respondió pensativo Ryan.
—     ¿Jugamos al escondite? —propuse sonriente.
—     Justin, ya no eres un niño. —rio Caitlin.
—     Vamos, seguro que todos tenéis ganas. —me apoyó mi novia— además es divertido.
—     Vale. —aceptó Ryan— animaros, ¿qué haremos sino?
—     Está bien. —acabaron aceptando todos.
—     _____ te la quedas. —Christian le encasquetó todo el trabajo a _____.
—     ¡Eh!
—     Eso, eso, que eres la más lista. —le apoyó Caitlin riendo.
—     ¡No! —se siguió quejando mí novia.
—     Cuenta hasta cincuenta. —salió corriendo Chaz.
—     ¡Justin!
—     No cuentes muy rápido, te quiero. —también me puse a correr.

Tenía la planta de un hotel para esconderme, era increíble, me podía esconder en la habitación que quisiese, en cualquier sitio. A _____ le costaría encontrarme. Entré en muchas de las habitaciones, había tanto sitio por elegir que no sabía dónde esconderme. De repente, vi a mi madre salir de la habitación en dónde nos alojábamos.

—     ¡Mamá, mamá! —corrí hacia ella— ayúdame. —le pedí.
—     ¿Qué pasa hijo? —me miró extrañada, pero pronto comprendió— ¿otra vez quieres que te ayude al escondite?
—     Sí. —reí, como me conocía— si _____ te pregunta dile que no sabes dónde estoy o mándala en dirección contraria. —dije metiéndome en una de las habitaciones del hotel.


|NARRAS TÚ|


Maldita sea pensé frustrada mientras buscaba por todas las habitaciones de la planta a mis amigos. Que cara tienen, siempre me dejan a mí todo el trabajo, no sé si me ven cara de tonta o qué, pero la próxima vez no pienso hacer nada.

Cerré la puerta, era la tercera habitación en la que buscaba a los chicos y mi búsqueda no había sido muy buena, ni rastro por ningún sitio. Me estaba empezando a estresar de verdad, eso era muy grande y tardaría horas en encontrarlos. Hasta que vi mí salvación, Pattie. Estaba ronando por el pasillo desde hacía rato, seguro que tenía que haber visto a alguno de los chicos.

—     ¡Pattie! —corrí a abrazarla.
—     ¡Cariño! —me acogió en un abrazo— ¿qué pasa?
—     Estoy buscando a los chicos. —puse los ojos en blanco— ¿los has visto?
—     Eh…—pensó— sí, a Justin. Se ha ido por…—miró hacia las dos bandas— ahí. —me señaló a la izquierda.
—     Pattie Mallette. —alcé una ceja— te conozco, a ti y a Justin. —reí— así que gracias. —besé su mejilla— ahora sé que se ha ido por la derecha.
—     ¡Justin tiene que cambiar de estrategia! —rio mi suegra.


Corrí contenta observando las diferentes habitaciones, Justin habría cogido una la cual algo le llamase la atención, lo conocía, lo conocía muy bien. Retrocedí unos pasos al ver la puerta de una habitación abierta y llena de morado. No me cabía la menor duda de que Justin se encontraba ahí. Sonreí satisfecha, por fin no iba a estar sola buscando  los chicos. Entre sin hacer ruido, no quería que me sintiese, quería asustarlo. Busqué por debajo de la cama, por los armarios, detrás de las puertas, detrás de los muebles y nada. Tal vez me haya equivocado y Justin sólo haya querido despistarme pensé confusa. Hasta que caí en la cuenta de que no había buscado por el baño. Debía estar ahí.

La puerta estaba entreabierta y sólo al entrar pude distinguir la silueta de Justin detrás de la bañera, bueno pude distinguir su cabeza con su pelo alborotado. Me agaché para que Justin no pudiese ver mi sombra, fui de cuclillas hasta la bañera, ahí abrí la cortina lentamente y vi a Justin agachado y encogido en ella. A punto estuve de estallar a carcajadas, pero me aguanté. En un principio sólo quería asustar a Justin, pero ya que estaba en la bañera le gastaría una pequeña broma.

Me levanté rápidamente y antes de que pudiese reaccionar abrí el grifo de la ducha y lo rocié de arriba abajo. Justin dejó ir un grito de susto sacándose de encima el móvil y el dinero que llevaba. Intentó evitar el agua, pero le fue imposible, no dejaba de apuntarlo con la manguera, o como se llame esa cosa, de la ducha. No paré hasta dejarlo completamente empapado y lo más sorprendente es que Justin no se opuso. Como era de esperar yo no podía parar de reír, era la gloria hacerle eso a tu novio, después de tantas veces tirándome a la piscina para mí hacerle esto era como un sueño.


—     ____—dijo mi nombre completo— no sabes lo que acabas de hacer, ni te lo imaginas.
—     ¿Gastarle una broma al supuesto rey de las bromas? —estallé a carcajadas echándome a correr.
—     ¡No corras, ven aquí! —me gritó mi novio empezándome a perseguir— ¡la venganza se sirve en plato caliente!
—     ¡Es frío idiota! —me eché a reír más.
—     ¡Lo sé, es para que te rías y pares de correr! —se sinceró mi novio.
—     ¡Jamás! —volví echarme a reír.

Corrí a más no poder, quería salvar mi vida, pero la cuestión era que no sabía dónde meterme para que Justin no me pillase, aunque sabía que tarde o temprano me cogería, como lo hacía siempre.

Miré hacia atrás para calcular cuanta distancia le llevaba a Justin, entonces fue cuando vi que se estaba quitando la camiseta para luego dejarla tirada por el suelo del pasillo. ¿Intentaba provocarme? ¿Distraerme? Dios, como me conocía. Seguí mirando hacia atrás como una boba, tengo que reconocer que se me caía la baba, sólo imaginároslo, Justin. Mojado. Sin. Camiseta. Corriendo. A. Cámara. Lenta. Orgasmo. Fin.

De tanto fijar mi vista en la sonrisa y en los músculos de Justin, choqué contra una mesa que había en el pasillo. Tiré la mesa abajo, caí yo y el garrón de flores que había en ella. Como era de esperar Justin, en vez de ayudarme se echó a reír como un loco, sus carcajadas se podían oír por todo el hotel, de eso estoy segura. Lo miré desde el suelo adolorida, me había hecho daño en la cadera y en el muslo. Me masajeé la parte del golpe y me levanté como pude.


—     ¡Eres de lo peor! —me quejé.
—     ¿Qué he hecho ahora? —estalló a carcajadas. Sabía muy bien lo que había hecho.
—     Drew, yo también sé jugar a esto. —le señalé con el dedo.
—     ¿A qué te refieres exactamente? —se acercó hacia a mí.
—     A esto. —me quité la camiseta y la tiré al suelo.
—     Guau. —Justin me miró sorprendido, le podía haber limpiado la baba y me hubiese faltado con una servilleta— con que quieres jugar, ¿eh? —me miró divertido.
—     Tú has empezado. —me encogí de hombros.
—     Sé jugar mejor.
—     Ni si quiera sabes de lo que estás hablando. —reí cínicamente, Justin no sabía con quien hablaba. Si él sabía seducir yo sabía el doble.

Sonreí pícaramente, con que esas tenemos pensé mientras le miraba de arriba abajo. Me desabroché el botón de mis pantalones y me los fui bajando mientras entraba en una habitación del hotel, los dejé en la puerta incitando a Justin a que entrase. Y como era de esperar Justin entró. Cerró la puerta y me miró con una sonrisa de oreja a oreja.

—     Ya has hecho la mitad del trabajo. —Justin miró mi cuerpo— creí que lo de quitarte la ropa era cosa mía. —rio.
—     Bueno, aún me puedes quitar el resto. —me encogí de hombros sentándome en la cama.
El perfecto chico de ojos miel se acercó hasta mí, seguía mojado, se veía tan bien, tan él. Acaricié su torso desnudo, su cuello, sus hombros, sus pechos, sus abdominales, su barriga, hasta llegar a su cintura.
—     Vamos, hazlo. —besó mi frente Justin—lo estás deseando. —me incitó a quitarle los pantalones.


Obviamente no le iba a llevar la contraria a mi novio así que le hice caso. Delicadamente le fui bajando los pantalones de chándal que llevaba, aunque bueno tampoco se los tenía que bajar mucho. Hoy era uno de esos días en que Justin llevaba los pantalones por las rodillas, así que el trabajo estaba casi hecho. Una vez los pantalones cayeron al suelo Biebs salió de ellos, yo, besé su ombligo y me dejé caer en la cama al compás que lo hacía el cuerpo de Justin encima del mío.

¿Sabéis? En esos momentos necesitaba a Justin, pero de una manera más carnal, necesitaba ser suya y que el fuese mío, quería que fuese mi primera vez y yo la suya, quería que estuviese dentro de mí, sin ir más lejos. Pero tenía miedo, ¿y si se negaba? Otra vez no, por favor.

Empecé a besar a Justin como si no hubiese mañana, enredé mis piernas en su cintura, como de costumbre y me aferré a su cuello. Él tampoco se cortó mucho. Podría decir que esta vez sí queríamos ir un paso más allá de lo normal para nosotros. Jus me acarició lentamente la cara, bajó por mis hombros y delicadamente bajó a mis pechos, las yemas de sus dedos jugaban con mi sujetador, poniéndome la piel de gallina y haciendo que desease a Justin cada vez más. Siguió bajando. Me agarró por la cintura y me observó detenidamente.

—     Soy el hombre con más suerte del mundo. —dejó un beso mojado en mi ombligo. Gemí inconscientemente.
—     Justin, hazme tuya. —acaricié dulcemente su cuello.
—     _____...—no te opongas, por favor no lo hagas.
—     No estoy borracha, lo prometo. —sonreí.
—     Cielo. —soltó una carcajada— quiero que sea especial, te quiero hacer sentir especial.
—     Justin, contigo ya es especial, hasta en un ascensor sería especial. —y eso que soy claustrofóbica— te amo.
—     Y yo shwaty. —besó mi frente.

Apoyé mis manos en su cintura, estaba dispuesta, estaba lanzada. Delicadamente cogí la goma elástica de los boxers de Justin, lo miré atentamente, esperando una reacción, positiva o… negativa. Y sonrió divertido, perfecto. Metí mis manos por detrás de los boxers y…


—     ¡¡¡_____, Justin!!! —alguien tocó seguidamente a la puerta.
—     No digas nada. —me susurró Justin poniéndose el dedo índice en los labios.
—     ¡Sé que estáis ahí! —mierda, era Pattie— vuestra ropa está tirada por el pasillo, ¿qué diablos estáis haciendo?
—     Mierda, mierda, mierda. —me miró preocupado Justin.
—     Salgamos. —me levanté de sopetón de la cama.

Y cuando fuimos a ponernos la ropa recordamos que, como bien había dicho Pattie, estaba tirada por el pasillo. Miré a Justin, medio se me escapaba la risa medio lloraba. ¡Qué vergüenza! Fui a abrir la puerta y Justin rápidamente se puso detrás de mí y me abrazó por la cintura. ¿Qué hacía?

—     ¡Pattie! —sonreí nerviosa.
—     ¿Qué hacéis? —dijo extrañada.
—     Nada, pasar el rato mamá. —sonrió Justin detrás de mí.
—     Justin, sal de ahí atrás. —le reclamó su madre.
—     No. —se negó su hijo.
—     Drew hazle caso a tu madre. —intenté apartarme.

Fue entonces cuando Justin se apegó más a mí y ahí lo comprendí todo. Noté su… erección en mi espalda, vale, eso era un problema. Lo miré de reojo, la risa se me escapaba Justin se encogió de hombros, su cara expresaba un: lo siento, tú has tenido parte de culpa. Vale, ahora estaba más nerviosa y encima Pattie seguía esperando a que su hijo “saliese a dar la cara”.


—     Uf, que frío, ¿no? —cogí las manos de Justin que en esos momentos rodeaban mi cintura y lo apegué aún más a mí.
—     Pe-pero ¿qué hacéis en ropa interior? —la madre de Bieber seguía sin comprender.
—     Nos hemos mojado. —nos excusé— ya sabes, bromas entre amigos.
—     Novios. —me corrigió Justin.
—     Sí, eso. —reí nerviosa— el caso es que nos ha dado frío y ahora nos íbamos a cambiar.
—     Oh vale. —Pattie no estaba muy convencida— ya dejo que os cambiéis con vuestro… ¿traje invisible?
—     ¡Oh por dios mamá! —estalló Justin— estamos juntos, somos pareja y vamos a seguir haciendo lo que hacen las parejas normales, ¿vale? Deja de meterte en todo.
—     ¡Justin! —acaricié sus manos intentando calmarlo— no te pases.
—     Tranquilo, no me meteré más. —su madre se fue dolida, cabreada y enfadada.
—     ¡Pattie, espera! Justin no quería decir eso. —intenté detenerla.
—     Déjala, más tarde hablaré con ella.


Mi novio se dejó caer en el suelo apoyado en la pared. Oh, si no es una cosa es otra pensé cerrando la puerta de la habitación.

Me agaché y miré a Justin, le di un beso en la mejilla y le acaricié el pelo. Él dio unas palmadas en su regazo incitándome a sentarme en él, y así lo hice. Me agarré a su cuello y apoyé mi cabeza en su pecho, Biebs mientras acariciaba mi torso medio desnudo.

—     Odio enfadarme con mí madre. —estaba frustrado.
—     Todos tenemos peleas con nuestros padres. —le besé.
—     Lo sé.
—     Vamos, te traeré ropa seca e irás a hablar con ella. —acaricié su nunca dulcemente quería que se sintiese cómodo y a gusto pese todo el estrés de hoy.
—     De acuerdo. —aceptó— gracias shwaty.
—     No hay de qué.
—     Te quiero. —besó mi frente.
—     Yo más cielo. —sonreí en sus labios.


Y así hicimos, yo, fui a buscar ropa limpia y seca para nosotros dos y una vez nos cambiamos Justin fue a hablar con su madre, que se había encerrado en su habitación del hotel. Lo arreglaron rápido, sólo había sido un estúpido rifirrafe entre madre e hijo. Lo normal, ya sabéis.


El resto de la noche fue tranquila, cenamos, estuvimos un rato jugando a la Xbox, Justin nos ganó a todos, como no y luego fuimos a dormir. Mañana sería un buen día, teníamos casi todo el día libre y la mayoría del tiempo lo pasaría con Justin.

Cerré mis ojos pensando en todo lo que había pasado hoy y así, poco a poco fui cayendo en un dulce y agradable sueño.


______________________



Holita chicas, como dije en el capítulo anterior, subiré más a menudo. Así que he preferido subir el capítulo antes que hacer una maratón, ya que eso me llevaría unos días. Hoy no me voy a enrollar mucho, normalmente lo hago JAJAJA. Sólo daros las gracias por las 23.000 visitas ¡es genial! Enserio. Y bueno, gracias a los comentarios, a quien se suscribe a quien valora la novela, mil gracias enserio. Seguid haciéndolo y comentad mucho, os quiero. 

lunes, 24 de junio de 2013

Nothing like us. {48}

Tú felicidad es mí felicidad



Le expliqué a Scooter mi idea, cuando Justin acabase de cantar la última canción, las luces se apagarían por completo, no se vería nada, yo saldría al escenario y me sentaría en el piano mientras que las luces se encenderían poco a poco. Entonces, empezaría a cantar una canción para Justin y… ¡Sorpresa!

—     ¡Me gusta tu idea! —dijo Scooter impresionado.
—     Mientras… ¿qué hago? —el concierto duraba más o menos una hora u hora y media.
—     Chicos, vosotros le daréis una sorpresa a Justin y lo convenceréis de que _____, ya ha llegado a Atlanta, ¿vale?
—     Entendido. —contestaron al unísono.
—     Tú mientras espera. —se encogió de hombros Scooter.
—     De acuerdo pero ¿dónde me escondo para que no me vea? —no iba a estar por el backstage.
—     ¡Justin no has cuidado tu voz! —escuchamos una voz detrás de la puerta.
—     Sólo me he comido una maldita pizza. —oí la voz de Justin.
—     Vamos, vamos, detrás del sofá. —me metieron prisa todos.

Corrí como una loca hasta llegar al sofá blanco que había en el fondo del camerino, me tiré detrás de él sin pensar el daño que podía hacerme, eso era lo de menos ahora. Escuché como los chicos reían, cabrones pensé, últimamente se reían demasiado de mí. Me quedé acostada en el suelo para que Justin no me pudiese ver.

—     ¡¡Chicos!! —escuché como Justin entraba al backstage.
—     ¡Sorpresa!
—     ¿Qué hacéis aquí? ¿No volvíais hoy a Atlanta? —preguntó extrañado mi novio.
—     Eh si… Pero queríamos verte. —puso como excusa Ryan.
—     Por lo que veo ____ no. —dijo medio cabreado y medio triste.
—     Tenía muchísimo trabajo en Atlanta. —mintió Caitlin.
—     ¿Tanto como para pasar de tu novio? —se tiró Justin al sofá—estoy hecho mierda.

Esas palabras me fueron destruyendo poco a poco, entrando en lo más profundo de mí para perforarme y dejar marca. ¿Yo era la causa por la que estaba mal? Eso era a lo último que quería llegar, en ese momento hubiese querido salir de mí escondite y gritarle lo mucho que lo quería y lo mucho que lo echaba de menos. Pero no podía, tenía que ser paciente, tenía que sorprenderlo, quería sorprenderlo.

—     ¿Cómo está ella? —preguntó Justin a los chicos.
—     Los Ángeles le ha ayudado a estar mejor. —contestó esta vez Christian.
—     Se le veía muy contenta con Taylor. —replicó Justin celoso— y bueno, con Zac ni te digo, un poco más y me quita la novia.
—     ¡Justin Drew Bieber! —le  chilló enfadada Caitlin— ¿cómo dices eso? ____ no te cambiaría ni por Zac ni por Taylor ni por el hombre más guapo del mundo, te quiere a ti.
—     Vamos, sólo hay que ver como se daba abracitos con Zac. —se levantó del sofá frustrado— no es que no confíe en ella, no confío en los demás, es demasiado inocente, demasiado buena y demasiado perfecta. Tengo miedo, chicos, la voy a perder.

Una lágrima recorrió todo mi rostro, las palabras sólo hieren cuando te importa quién te las dice, y Justin me importa, me importa muchísimo y no soportaba escuchar eso. Quiero a Justin, estoy enamoradísima de él y en esos momentos deseaba salir a abrazarlo y a llorar en su hombro, deseaba salir a decirle que él era el único en mi vida y que sólo tenía ojos para él, porque no veo otra cosa que no sea él.


***


Justin estaba en escena, quedaba poco para que se acabase el concierto, una o dos canciones, así que aproveché para salir del backstage, nadie se había quedado conmigo y quería ver la actuación de mí novio, así que me arriesgué. Me puse las gafas y la capucha y recorrí todos los pasillos de ese sótano hasta llegar a una de las entradas del concierto. Me mezclé entre la gente, esperaba no ser reconocida y menos por Justin, aunque sería difícil, estaba en primera fila.

—     There’s nothing like us, there’s nothing like you and me together through the storm. —escuché cantar a Justin.

Su voz se entrecortaba, prácticamente estaba sollozando entonces fue cuando fijé mi vista en los ojos de Justin, estaba llorando, estaba llorando mientras cantaba esa canción, la cual sabía muy bien que se refería a nosotros. No aguantaba más, necesitaba abrazarlo, no podía verlo así, no soportaba ser el motivo de sus llantos, haberle dejado sin sonrisas, no podía.

Me abrí paso entre las beliebers, sin contemplaciones salté la vaya que había para llegar al escenario y cuando quise subirme a él Kenny me paró.

—     ¿____? —me miró extrañado Kenny— ¿qué pasa? ¿por qué te quieres colar en el escenario del concierto de tú novio? ¡Cuánto tiempo pequeña! —me dijo de un golpe.
—     Kenny. —lo abracé echándome a llorar.
—     ____, ¿qué haces aquí? —escuché la voz de Scooter— ya deberías estar cambiada, a Justin sólo le falta cantar una canción y sales tú.

Respiré hondo, eres fuerte pensé, me limpié las lágrimas y sonreí. Seguí a Scooter hasta el backstage, mientras me vestía calenté un poco mí voz. Repasé la letra de la canción que iba a cantar y de las notas del piano, estaba muy nerviosa y no quería olvidarme de nada, no la quería cagar. (http://www.polyvore.com/concert_justin/set?id=70797993)

Una vez lista, me desplacé por debajo del escenario con Scot, allí había una plataforma que me elevaría hasta el escenario, sólo tenía que dar unos pasos y llegaría al piano. Respiré hondo y cerré los ojos mientras escuchaba como Justin se despedía de sus beliebers, el concierto había acabado. Aunque aún no del todo. Abrí los ojos, las luces se habían apagado y la plataforma había empezado a elevarse, hasta que noté que ya estaba encima del escenario.

—     ¡Eh! ¿qué le ha pasado a la luz? —escuché como se quejaba Justin— beliebers, ¿también habéis colapsado la corriente eléctrica? —hizo broma Justin.

El ruido de mis tacones resonaba por todo, reinaba el silencio, las beliebers no sabían que estaba pasando, Justin tampoco, todos esperaban una respuesta, una respuesta que ya había llegado. Me senté en la banqueta del piano, recorrí mis dedos por las teclas para situarme un poco ya que no veía nada, después de colocarme bien el micro empecé a tocar los primeros acordes de la canción. http://www.youtube.com/watch?v=k4y2j9w9Oik (Escuchad mientras leéis).

Las luces se empezaron a encender poco a poco. Vi a Justin encima del escenario, de espaldas a mí mirando a sus fans, sonreí torpemente empezando a cantar. Las beliebers, al verme empezaron a gritar como locas, sabían que algo no iba bien entre Justin y yo y supongo que al verme ahí entendieron lo mucho que le quiero. Justin, en cambio no se puso a gritar. Se giró hacia mí y al verme dejó caer su micro haciendo que un estrepitoso pitido inundara el estadio. Supongo, que debía estar impactado al verme ahí, y eso era lo que pretendía, sorprenderle. Esbocé una sonrisa en mi cara y le miré a los ojos, seguía siendo él, mí Justin y nada entre los dos había cambiado. Como bien dice mí canción le quiero más que antes, si eso es posible.


Justin caminó lentamente hacia el piano, me sonrió tiernamente, melancólico pero a la vez feliz. Ahora que ya le había hecho sonreír cerré los ojos y me dejé llevar por la música, en realidad, estaba deseando acabar de cantar la canción, tenía ganas de abrazar a Justin y no soltarlo nunca, tenía ganas de él.

Sentí como se sentaba a mí lado, sonreí inconscientemente y abrí los ojos para contemplar su perfecto rostro. Me encontré con sus mejillas empapadas de lágrimas, me estaba mirando directamente a los ojos, su mirada era tan sincera.

—     Te quiero más que nunca, quédate. —me pidió.

Dejé de cantar, no podía ver a mi novio llorando de emoción y no abrazarlo, era como una especie de tortura. Dejé el micro a un lado y me abalancé hacia él. Lo abracé con todas mis fuerzas, inhalé fuertemente para sentir su olor, lo había echado tantísimo de menos e inevitablemente rompí en llanto.

Pensaba que era fuerte, que después de todo lo que había pasado en mi vida podía aguantar cualquier cosa, pero no, no sabía hasta qué punto me equivocaba al pensar eso. No podía aguantar sin Justin, sin verle, sin oírle, sin tocarle, eso era demasiado para mí.

Justin me acogió en un cálido abrazo, me estrechó contra él fuertemente y besó mi pelo. Y ahí estábamos, dos tontos llorando sin saber muy bien el por qué, ahí estábamos, los dos juntos de nuevo. Al cabo de un rato me separé de él, no quería poner celosas a las beliebers, pasaba ser la portada de todos los periódicos mañana, lo único que deseaba era estar a solas con Justin de una vez. Así que me levanté de la banqueta del piano, le di un beso en la frente para después limpiar sus lágrimas y así, hacerlo sonreír.

—     Despídete de ellas, te quiero. —le susurré al oído mientras le daba un leve abrazo— Siento haberos robado a Justin unos minutos. —me dirigí hacia las Beliebers— es todo vuestro chicas. —mandé un beso en el aire haciendo que todas las fans de Justin empezasen a gritar como locas.

Dos de los bailarines de Justin me llevaron al backstage. Al entrar me encontré a los chicos sentados en uno de los sofás de la habitación. Me miraron curiosos, esperando una palabra mía, una sonrisa, un signo de que había ido bien.


—     ¿Y bien? —me preguntó con curiosidad Caitlin.
—     Ha sido muy raro. —me encogí de hombros.
—     ¿Eso es bueno o malo? —esta vez se dirigió a mí Chaz.
—     Le he sorprendido. —sonreí.
—     Eso es bueno. —comentó Ryan.
—     Ha llorado al escucharme cantar. —dejé de sonreír— y me he sentido fatal, también le he visto llorar en Nothing Like Us y… ha sido durísimo chicos. —mierda, otra vez ese maldito nudo en la garganta.
—     ¿Qué has hecho? —me preguntó algo afectada Caitlin.
—     Cuando le he visto así en Nothing Like Us, no he podido aguantar más y he querido saltar al escenario, pero Kenny me ha parado. —los chicos rieron— eh, no hace gracia. —acabé sonriendo— y después, cuando le he visto llorando al cantar yo, pues he dejado de cantar y le he abrazado.
—     Oh. —suspiraron los chicos, cosa que me hizo reír.
—     Después me he puesto a llorar yo. —me encogí de hombros.
—     ¿Y qué ha hecho Justin? —siguió el interrogatorio.
—     Estrecharme contra él. —sonreí tiernamente.
—     Os queréis. —me sonrió Ryan.
—     Es más que quererse, más que ser amigos, más que ser novios. Va más allá de todas esas cosas, es sentir que nacimos destinados a conocernos, y que nuestras vidas empezaron a estar completas en el momento en el que nos conocimos. Es sentir esa conexión especial que sólo existe entre nosotros. Es abrazarnos y sentir que todo está bien, que por un instante todo está en calma. Es hablar con miradas, mientras el resto se cuestiona que tipo de relación es exactamente esta que tenemos. —sonreí como una boba enamorada— De eso se trata, de saber que por mucho que busque, no habrá ninguna otra persona que sea capaz de entenderme así, como él lo hace.
—     Entonces el sentimiento es mutuo. —escuché la voz de mí novio detrás de mí.


Un agradable escalofrío recorrió toda mi espalda, me giré sonriente hacia él y me tiré a sus brazos. Rodeé su cuello con mis manos y su cintura con mis piernas, Justin me cogió por el trasero para que no me cayese. Parecía una escena de una de esas películas romanticonas, en la que después de años los enamorados se rencuentran.

—     Vamos chicos, aquí sobramos. —se apresuró a salir Caitlin.
—     ¡Un polvo de reconciliación! —rio Ryan.
—     ¡Oye! —le intenté pegar pero Justin no me dejó.

Los chicos salieron del backstage, dejándonos a Justin y a mí solos. Tenía muchísimas ganas de besar a Justin, pero antes, teníamos que hablar de todo lo que había pasado, aunque las ganas me estaban matando.

—     Gracias. —Justin me dejó en el sofá negro.
—     ¿Por…?
—     Por lo que has hecho, nunca nadie me había hecho sentir así de querido, nunca antes me habían dado una sorpresa así y más sabiendo cómo eres tú con tu orgullo. —me sonrió tiernamente.
—     No me tienes que dar las gracias Justin, te quiero y por ti haría cualquier cosa para verte feliz, ¿me oyes? Cualquier cosa. —y cierto era, la felicidad de Justin era la mía.
—     Lo siento muchísimo por todo cielo, he sido un completo idiota. —me miró arrepentido— cada segundo sin ti, sin hablarte sin saber nada de ti era una tortura,  ¿qué clase de brujería me has hecho? Cada día que pasa me cuesta sobrevivir más sin ti.
—     Justin no me digas eso. —reí— hagamos una cosa, olvidemos esto, sólo ha sido una pelea que nos ha hecho más fuertes, ¿sí? Lo importante es que estamos juntos ahora y nadie nos podrá separar.
—     Te amo.

Los dos sonreímos felices, por fin se había arreglado toda esta pelea. Jus se tiró encima de mí abrazándome fuertemente, me empezó a besar por todas partes, por la cara, por el pelo, por mis brazos, por mi torso medio desnudo y acabó en mi boca. Enredé mis piernas en su cintura, como tantas veces había hecho y tantas veces me quedaban por hacer, cogí su cara entre mis manos y lo acerqué más a mí para empezar un dulce beso. Un beso con sabor a te he echado de menos.


***


 Como el concierto ya se había acabado queríamos ir al hotel para descansar un poco. La cuestión era que como habíamos tardado tanto en salir de Staples Center las fans se habían acumulado por todas partes, sobre todo por la salida trasera. Así que debíamos salir por la entrada, genial.

—     No vamos a salir de esta. —me llevé las manos a la cabeza cuando vi todas las fans ahí fuera, se habían triplicado.
—     Hay seguridad shwaty. —me encanta cuando Justin me llama así.
—     La seguridad es una mierda Justin. —dije sin contemplaciones.
—     ¡Oye! —se ofendió.
—     Cielo, Caitlin y yo nos hemos colado en tu concierto con un carrito de golf. —apoyé mi mano en su hombro— y nadie nos ha podido parar. —reí orgullosa junto mi amiga.
—     ¿Qué has hecho qué? —me miró raro— espera, ¿erais vosotras dos las que habéis huido haciendo la croqueta en el hotel? —cayó en la cuenta mi novio.
—     Eh…—Caitlin estalló a carcajadas.
—     Sí. —seguí las risas a mi amiga.
—     ¡Estáis locas! —Justin se puso a reír como un loco.
—     Chicos, vamos a salir. —nos avisó Moshe, el guardaespaldas de Justin.

Todos nos agrupamos, nos rodearon los guardias de seguridad y las puertas del Staples Center se abrieron para que pudiésemos salir. Todas nuestros fans empezaron a gritar, (no sólo había beliebers, algunos de mi fans, al saber que me encontraba ahí habían venido a verme). En pocos segundos llegaron los empujones, los flashes de los paparazzi y otros percances más. Fuimos avanzando lentamente, Justin y yo íbamos cogidos de la mano al igual que Chaz y Caitlin, que iban detrás de nosotros. Entonces, no sé cómo pasó pero la seguridad se fue dispersando para alejar a las fans, fue entonces cuando un paparazzi se coló entre nosotros y empezó a hacernos fotos como un maldito poseso, puto loco pensé mientras me tapaba la cara. Los de seguridad intentaron alejarlo, pero fue en vano, parecía que su vida dependía de hacer esas fotos. Empujó a los de seguridad de nuevo para tener acceso a nosotros y así seguir haciéndonos fotos. En uno de los empujones perdió el equilibrio y se abalanzó sobre mí haciendo que cayese al suelo de culos. Rápidamente Chaz me levantó del suelo, justo a tiempo para que pudiese ver como Justin atacaba al paparazzi que me había tirado al suelo. Cuando Jus vio lo que había pasado corrió hacia el paparazzi para golpearlo con la mochila que llevaba en la mano izquierda. Bueno, por lo menos esta vez no le había dado con la Supra.


—     ¡Justin! —corrí hacia él— para. —lo cogí de la mano para tranquilizarlo.
—     ¿Estás bien? —me examinó preocupado.
—     Sí, tranquilo cielo. —besé su hombro mientras, por fin, entrabamos al minibús de Justin.


El camino de vuelta al hotel fue algo raro, Justin iba serio, algo demasiado fuera de lo normal en él. Por más que intentaba animarlo no lo conseguía, algo muy fuera de lo normal también. Supongo que estaría así por lo del paparazzi ese, sólo había sido un accidente, un percance que le podía pasar a cualquiera... bueno, a cualquiera no. Pero no se había muerto nadie para estar así.

—     Tierra llamando a Justin. —golpeé su cabeza— estoy aquí, deberías estar feliz.
—     Y lo estoy. —me sonrió, decía la verdad, pero de alguna manera seguía sin estar todo lo feliz que suele estar normalmente.
—     Justin Drew Bieber, te conozco. —apoyé mi cabeza en su hombro— sé que estás así por lo de antes, no ha sido para tanto. —le quité hierro al asunto.
—     ¿Qué no ha sido para tanto? Te ha tirado al suelo. —me miró dolido— por mí culpa y encima no he podido hacer nada para evitarlo.
—     Eh, eh, eh, para el carro. —lo abracé por la cintura—no ha sido tu culpa Justin, le podía haber pasado a cualquiera.
—     A una persona normal no. —oh por dios, ¿qué iba a hacer con este hombre?
—     Oh por dios, no digas estupideces. Eres una persona normal Justin, tienes una boca, unos ojos, unas orejas, unos dientes, tienes dientes, ¿no? —bromeé y conseguí hacer sonreír a Justin— ahí están, ves. Eres normal. —besé su mejilla.
—     ¿Cómo haces que me sienta mejor incluso en los peores momentos?
—     Queriéndote mucho, mucho, mucho, mucho. —sonreí satisfecha.
—     La mejor medicina. —empezó a besar mi cuello hasta llegar a mí boca.


Al cabo de unos minutos llegamos al hotel, que para variar también estaba colapsado de beliebers. Entramos por la puerta trasera para armar menos jaleo. Cuando iba a subir las escaleras para ir a mi habitación Pattie y Scooter me llamaron, querían hablar conmigo.

—     A sus órdenes mis señores. —les saludé como un militar.
—     Queremos hablarte de Justin. —me comentó Pattie.
—     ¿De Justin? —pregunté extrañada.
—     Nos preocupa. —me respondió Scot sin aclarar mi duda— más bien nos preocupáis.
—     ¿Él y yo? —pregunté de nuevo incrédula— ¿queréis que lo dejemos? ¿qué nos separemos? —deduje temiéndome lo peor.
—     ¡No cielo! —exclamó Pattie poniéndose su mano derecha en el corazón— todo lo contrario. Justin no está pasando por su mejor momento, todo esto de la fama, los paparazzi sobre todo, antes lo llevaba mejor. —se encogió de hombros.
—     ¿Antes, cuándo?
—     Cuando estabais en Atlanta, los dos juntos. —me habló Scooter esta vez— tu apoyo es muy importante para él y aunque nos tiene a nosotros también te necesita a ti. Ya lo pasó bastante mal con Selena por el tema de la distancia, no queremos que pase lo mismo contigo.
—     Pe-pero no puedo hacer nada. —yo también necesitaba el apoyo de Justin, era muy importante para mí, pero simplemente todo era muy complicado— él está de gira y yo tengo trabajo que hacer.
—     Tal vez podríamos hacer algo. —me insinuó Scooter.
—     ¿Algo cómo…?
—     Ir de gira con él. —me contestaron los dos al unísono, parecía que habían estado practicando este momento durante días, estaban perfectamente coordinados.
—     ¿Qué? —les miré asombrada.
—     Si más no una parte de la gira, piénsatelo. —me sonrió Pattie cariñosamente.
—     Pero… mi padre, mi hermano, mis amigos, el instituto. —estaba realmente confusa, ¿dejarlo todo por Justin?
—     No tendrías que dejarlo todo por él. —adivinó mis pensamientos Pattie— serían unos meses, después de navidad, podrías ir a ver a tu padre cuando quisieses y él venirte a ver a ti y por los chicos no te preocupes, suelen venir mucho a los conciertos de Justin.
—     Mi padre no querrá.
—     Hablaremos con él. —sonrieron ilusionados.
—     No sé, me lo pensaré. —era una idea muy tentadora—voy con Justin.

Les abracé efusivamente, les di mil besos y me fui corriendo como una loca hasta la habitación donde se alojaba Justin. Quería hablar con él sobre este tema, seguro que le mejoraría el ánimo.

Al entrar a la habitación me encontré a un Justin cabizbajo mirando por la ventana. Me acerqué lentamente a él, joder le vuelve a pasar algo pensé al ver su triste cara. Me senté en sus piernas y le abracé dulcemente. Nos quedamos así, callados durante un rato, comprendiéndonos en el silencio, porque a veces sobran las palabras.

—     ¿Qué te pasa? Pareces el chico más triste del mundo, otra vez. —rompí el silencio después de un rato.
—     Ryan y Chaz están ahí fuera con el monopatín. —miró por la ventana— están tan tranquilos, disfrutando con el monopatín al lado de los miles de fans que hay sentados ahí fuera. Disfrutando una libertad que yo no tengo. —me partía el alma verlo así— todo lo que quiero es hacer algo normal y estar con el monopatín y mis amigos, pero sé que si bajo para reunirme con ellos se creará un caos total.
—     Oh Justin. —lo abracé fuertemente, como si de él dependiera mi existencia— vamos, coge tu monopatín, vamos a patinar.
—     ¿Qué? Estás loca, no hay forma humana de que baje las escaleras sin armar el jaleo del año. —se negó.
—     Vamos confía en mí. —le tendí la mano.
—     A ti, te confiaría hasta mi vida. —dijo cogiéndome de la mano.


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Hola chicas, después de tanto tiempo sin subir aquí tenéis el capítulo. POR FIN RECONCILIACIÓN, ya tocaba sí. Bueno deciros que os vais a cansar de mí este verano porque intentaré escribir lo máximo posible. Así que tal vez, sólo tal vez puede que haya una maratón en unos días, si estoy inspirada es lo más seguro. Así que recemos para que me venga la inspiración JAJAJA.


Bueno, decir a Ani (que siempre me insiste en que suba rápido <3) que lo siento muchísimo por no subir antes, mátame, pero he estado muy ocupada, ahora os cansaréis de mí. Bueno chias, espero que os haya gustado, os quiero mucho.