El orgullo no engorda
>>Este capítulo se lo dedico a Roxy que siempre está ahí comentando todos los capítulos, me has sacado muchas sonrisas con tus comentarios y te doy las gracias, por estar ahí la primera. <3 <<
-
Al
día siguiente –
Estaba estirada en mi cama, ya lo había hecho
todo. Sólo quedaba que mi padre me avisase para llevarme al instituto. Como
comprenderéis no tenía ganas de ir, pero iría igual. No quería perderme clases,
le prometí a mi padre que haría todo lo posible por aprobar este curso y así lo
haría. (http://www.polyvore.com/back_to_december/set?id=68427927)
Tenía los ojos hinchados por haber llorado casi
toda la noche. No me creía que fuese a estar sin Justin en unos días y que me
lo hubiese dicho justo ayer. No estaba bien, nada bien, pero ya no podía hacer
nada, sólo llorar hasta el punto de quedarme sin lágrimas.
-
_____
baja, llegarás tarde.- gritó mi padre desde abajo.
-
Ya
va…- suspiré.
Antes de salir de la habitación cogí unas gafas de
sol negras y me las puse. No quería que mi padre me viese con esos ojos, bueno
no quería que me viese nadie así. Bajé las escaleras desganada, con la mochila
arrastras como si pesase toneladas. Estaba deprimida, triste, vacía. Al verme,
mi padre hizo una mueca de confusión y de pena, ¿tan mal me veía?
-
¿Qué
son esos ánimos?- me preguntó frunciendo el ceño.
-
Pf.-
me limité a encoger los hombros- ¿podemos recoger a Christian y a Caitlin?
-
Claro.
Sin decir nada más salimos de casa, mi hermano, mi
padre y yo. Subimos al coche y nos dirigimos a casa de los Beadles. Nos esperaban
en a puerta, subieron al coche rápidamente, nos saludamos y fuimos a dejar a mi
hermano en su cole, para que luego mi padre nos llevase al instituto.
-
El
segundo día.- dibujé en mi cara una sonrisa falsa.
-
Se te
ve animada.- dijo con ironía Caitlin.
-
Ya.-
me encogí de hombros.
-
¿Qué
pasa?- preguntó confuso Christian.
-
Nada.-
volví a dibujar esa sonrisa en mi casa.
-
Te
conocemos.- dijeron los hermanos al unísono.
-
¿Lo
sabéis?- dije de sopetón.
-
¿Eh?-
me miraron extrañados.
-
Lo de
Justin…- me trague ese nudo en la garganta- que se va de gira en unos días.
-
_____,
no te lo podíamos decir, Justin no quería y debía ser él el que te lo dijese.-
contestó Christian.
-
Genial.
Aceleré el paso, esto era increíble. Así que todos
lo sabían menos yo, como siempre soy la última en enterarme de lo que pasa
cuando debería ser la primera. Las lágrimas empezaron a recorrer mis mejillas,
por suerte llevaba las gafas de sol, pero mis sollozos se podían ver a gran
distancia. Me siento tan débil cuando lloro, no me gusta llorar y menos delante
de la gente. Así que me dirigí al baño de las chicas, no creí que de buena
mañana hubiese alguien allí.
Entré y me encerré en uno de los baños, tiré la
mochila al suelo, puse el pestillo y me senté en la taza del váter. Hundí mi
cara entre mis manos, e intenté parar de llorar. Me fui tranquilizando poco a
poco, le di vueltas al tema y no saqué conclusión alguna, estaba confundida.
Comprendía a mis amigos, si Justin les había pedido que no dijesen nada
entendía que hubiesen guardado “el secreto”, pero lo que no entendía es por qué
no habían pensado en mí y en como lo iba a pasar yo, también soy amiga de
ellos.
Salí del baño y me puse un poco de agua en la
cara, y perfecta, sólo que con los ojos aun algo hinchados. Cuando me dirigí a
la puerta para salir escuché unos llantos que venían de detrás de una de esas
puertas. Miré por debajo de las puertas y me paré en la que asomaban unos pies.
-
¿Hola?-
pregunté, pero no obtuve respuesta alguna- vamos sal de ahí, no deberías
encerrarte y llorar sola.
-
Hace
un rato tú también lo hacías.- enrojecí.
-
Porque
es por mis amigos que estaba así.- le expliqué- vamos sal, no te comeré.
-
También
es por mis amigas que estoy así.- volvió a romper en llanto.
-
Vamos,
no me hagas saltar para abrir.- “la amenacé”.
-
No
serías capaz.- se le escapó una pequeña risita.
-
Créeme,
soy capaz.- y clac, la puerta se abrió.
Una chica de estatura media apareció por la
puerta, era morena, de pelo corto, y sus ojos eran marrones miel. Una sonrisa
asomó por su boca mientras se limpiaba las lágrimas que aún le caían de los
ojos.
-
Soy
Julia.- me tendió la mano.
-
_____,
encantada.- sonreí y le di la mano.
-
¿Por
qué te preocupas?- me preguntó frunciendo el ceño.
-
Por
qué nadie debería sentirse sólo.- me encogí de hombros.
Julia y yo fuimos hacia clase, ya habíamos perdido
un cuarto de hora de la primera clase y no creo que nos fueran a premiar por
eso pero por suerte el profesor, que aún no lo conocía, no nos dijo nada. No
quise sentarme con Christian así que Julia me ofreció que me sentara con ella.
-
¿Puedo
preguntarte algo?- me susurró.
-
Claro.-
le sonreí.
-
¿Por
qué llorabas?
-
Es
difícil de explicar.- ¿se lo debía explicar? ¿podía confiar en ella?
-
No
diré nada.- me prometió.
-
Es
complicado, mi novio se va durante un tiempo y me enteré ayer.- me encogí de
hombros con una media sonrisa en la cara.
-
Vaya,
debe ser duro.- me miró con pena.
-
Lo
es.
-
Siempre
puedes ir a verle allá donde esté, despídete a lo grande, así te quedará un
bonito recuerdo.- me aconsejó.
-
Es
que estoy enfadada por el hecho de que no me lo haya contado.
-
Trágate
tu orgullo, el orgullo no es bueno.- sabía eso de sobras, pero, ¿qué podía
hacer si mi orgullo era demasiado grande?
-
Lo
sé, pero… es complicado.- solté una pequeña risita- ¿tú porque llorabas?
-
Oh…-
su cara se entristeció- es humillante.
-
No te
voy a juzgar.
-
Verás,
mi grupo de amigas son unas ricachonas y pijas empedernidas, sólo puedes entrar
a ese grupo si tienes dinero.- me miró algo avergonzada- como comprenderás
hasta hace poco yo era una de ellas, pero la economía en casa no va tan genial
como antes y ya te imaginas el resto de la historia…- miró hacia el suelo- ni
un amigo me ha quedado.
-
Eso
no son amigas, ¿quién quiere a alguien por su dinero?- hice una mueca de asco-
mira, no sé quién son y ya me caen mal. No tienes que llora por ésas, piensa
que ellas se lo pierden y que no estás sola, ahora estoy yo.- le sonreí de
manera amable.
-
¿Cómo
puedes ser tan buena?- dijo impresionada por mis palabras.
***
Las siguientes clases fueron igual que las
anteriores. Me las pasé hablando con Julia, teníamos mucho en común, jamás lo
hubiese dicho. En unas horas me había caído genial y me había ayudado mucho. Y
todo sin saber quién soy y sin saber quién es mi novio, ¿qué hará cuándo se
entere? Supongo que sorprenderse.
Iba a volver a casa cuando recibí un mensaje de
Alice, decía que tenía que ir hacia el estudio y que no tardase demasiado,
porque era importante. Puse los ojos en blanco molesta, no por el hecho de
tener que ir al estudio y trabajar, sino por el misterio de Alice. ¿Por qué no
me podía decir qué tan importante era eso? Encima, el estudio me quedaba
bastante lejos del instituto, tenía que caminar bastante y parecía que Liam no
iba a aparecer.
-
¿Te
han dejado tirada?- escuché una voz detrás de mí.
-
¿Me
sigues?- reí al ver a mi profesor de literatura.
-
¿Me
sigues tú?- rio conmigo.
-
No,
porque tú estás detrás de mí, así que me sigues tú.- razoné.
-
Pues…
¿me esperabas?- rio.
-
Claro,
será eso.- negué con la cabeza riendo.
-
Entonces,
¿a quién esperas?
-
Eres
un poco cotilla.- bromeé.
-
¿Dónde
se ha visto a una alumna llamar a su profesor cotilla?- alzó las manos como
signo de no comprender.
-
No
espero a nadie.- respondí a su anterior pregunta.
-
¿Te
llevo?- me propuso.
-
No
creo que esté bien visto.- ¿estaba loco? Desde cuando un profesor lleva a una
alumna a casa, no sé… es tan raro.
-
En
realidad ya no soy tu profesor.- se encogió de hombros.
-
¿Bromeas?-
¿cómo? ¿sólo había durado dos días o qué?- no lo has hecho tan mal.
-
Gracias.-
estalló a risas- pero es que me trasladan a otro instituto de Atlanta.
-
Por
qué…
-
¿Te
lo cuento por el camino?- señaló su coche.
-
De
acuerdo.- acabé aceptando.
Se me hacía súper raro que el típico profesor,
buenorro, que ahora resultaba ya no ser mi profesor me llevase a casa. Debo
reconocer que me sentía algo incómoda, conocía a Ian de dos días, y aunque me
cayese muy bien y tuviese ya algo de confianza con él no creía que eso fuese lo
más adecuado.
-
No te
preocupes.- dijo Ian arrancando el coche- piensa una cosa, si en vez de un
hombre fuese una mujer, ¿pasaría algo?
-
Pues
no, supongo que no.- me encogí de hombros- y no estoy preocupada, solo que no
quiero meterte en líos.
-
Tranquila,
ya no trabajo aquí.- rio.
-
Cuéntame
eso.
-
Cotilla.-
imitó mi voz.
-
Oye.-
le golpeé amistosamente en el hombre.
-
¡Eh!-
se quejó.
-
Tranquilo,
ya no trabajas aquí, ¿no?- reí.
-
Eres
de lo que no hay.- sonrió.
-
Vamos,
cuenta.- le insistí.
-
Verás,
este año yo ocupaba la plaza de otro profesor que por problemas personales se
suponía que no podría venir este curso.- me explicó- pero justo ayer apareció.
Como la plaza es suya yo me tengo que ir a otro instituto, y por suerte hay una
plaza libre en otro instituto de Atlanta.
-
Bueno,
por lo menos ahora tienes una plaza fija.- “le consolé”.
-
Sí y
es genial.
-
Derecha,
derecha.- le avisé para que girase.
Fui guiando a Ian por las calles de Atlanta para
así poder llegar al estudio. Me contó que hace poco que se había mudado aquí y
que ahora que tenía una plaza fija en un instituto se quedaría aquí a vivir.
Así que le prometí que cuando tuviese tiempo libre le enseñaría una parte de
Atlanta.
De camino al estudio le conté prácticamente toda
mi vida o si más no una parte. De cómo empecé a cantar y de cómo llegué a
firmar con una discográfica. Le expliqué que estaba trabajando en un disco y
que me quería ir de gira para ver mundo y para conocer a mis fans de otros
países. Como comprenderéis se quedó flipando, la verdad es que no sé si me
creyó, supongo que más tarde lo buscaría en YouTube o en alguna página de
Internet.
-
Muchas
gracias por traerme.- me apoyé en la ventanilla del coche.
-
Un
placer.- me sonrió amablamente.
-
Si
necesitas algo no dudes en pedírmelo.- le devolví la sonrisa.
-
No lo
dudaré.- rio.
-
Me
voy que llego tarde.- me despedí con la mano y salí disparada hacia la puerta
del estudio.
Entré al estudio, llegaba tarde y a Alice no le
gustaba la impuntualidad. A mí tampoco me gusta, pero es normal que llegue
tarde cuando me avisa en el último momento que tengo que ir al estudio cuando
me queda a la otra punta de la ciudad y nadie me puede llevar. Puse los ojos en
blanco al pensar en la bronca que me caería. Le he pillado mucho cariño a
Alice, confio en ella y es genial pero a veces es demasiado estricta. Bueno, en
realidad casi todas las personas que me rodean son un poco estrictas conmigo
pero gracias a eso me hacen mantener los pies sobre la tierra y eso es bueno,
muy bueno. Sé de dónde vengo y sé hacia donde quiero ir.
-
¡_____!-
alguien gritó mi nombre. Me giré para ver quién era y detrás de mí me encontré
a todo el Team de Justin.
-
¡Chicos!-
dije sorprendida al verlos ahí- ¿qué hace todo el Team aquí?
-
Aclarando
las últimas cosas.- me contestó Alfredo.
-
¡Alfredo!-
lo abracé con fuerza, hacia bastante que no le veía.
-
Has
crecido.
-
No.-
negué con la cabeza- habrás sido tú que has encogido.
-
No lo
creo.- se echó a reír.
-
¿Y
Justin?- me atreví a preguntar. No lo veía por allí, y en una pequeña parte me
aliviaba, pero por otra me hacía pedazos. Tenía ganas de verlo y abrazarlo pero
el maldito orgullo no me dejaba.
-
Está
en su casa, preparando las últimas cosas.- sabía que Alfredo notaba que estaba
mal.
-
Ah…
-
Sois
idiotas, ¿sabes? el orgullo no engorda - me abrazó por los hombros.
-
Es
difícil.- me encogí de hombros intentando tragar el nudo que tenía en la
garganta- me voy que llego tarde y Alice me matará, dale recuerdos a todo el
Team de mi parte.- le abracé levemente.
-
¿Le
digo algo a Justin de tu parte?
-
Eh…-
me lo pensé- no.
-
Como
quieras.- se encogió de hombros.
-
Alfredo,
no me mires así.- sé que es idiota estar enfadada con la persona a la que más
quieres, pero… ¡EL PUTO ORGULLO!
Esquivé el ascensor, no quería sufrir un ataque de
fobia. Así que subí las escaleras de dos en dos para llegar más rápido a la
segunda planta. Toqué a la puerta del despacho de Alice y entré antes de que me
pudiese decir nada.
-
Hola,
siento el retraso, te quiero, eres la mejor.- me apoyé en la puerta y le sonreí
ampliamente.
-
Oh,
no esperaba que vinieses.- dijo tan pancha.
-
¿Qué?-
hice una mueca de confusión- me has dicho que venga, que era importante.
-
Pensé
que… no sé, ¿estarías con Justin? Como…
-
Eh…
sí, sí. Al tema.- evité hablar de Justin.
-
Joder,
como vienes.- sonrió ampliamente.
-
Esos
tacos.- la regañé.
-
¿Qué
te has fumado?- me dijo seria- _____ drogas no. Lo puedes tener todo, no te
metas en ese mundo es…
-
¡Alice!
¿Qué te has fumado tú?- estallé a carcajadas.
-
Mejor
vamos al tema.- rio- a ver, este viernes te vas a Los Ángeles.
-
¿QUÉ?-
me levanté de la silla tirándola al suelo.
-
No,
_____, no empieces a chi…
-
¡¡SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!-
di vueltas sobre mi misma, salté grité, reí, hasta casi lloro de la emoción.
Desde pequeña siempre había querido ir a LA. Me encanta esa ciudad y aún no
había estado en ella.
-
_____
por favor, contrólate.- me pidió Alice a punto de estallar a carcajadas- ¿cada
vez que vayas a un sitio nuevo te vas a poner así?
-
Pues
espera a verme cuando vaya a China.- estallamos las dos a carcajadas.
-
Va,
va.- intentó parar de reír- te cuento.
-
Cuéntame.
-
Como
ya sabes MTV cazados quiere que presentes uno de sus programas, así que debes
elegir a tres personas para cazarlas.
-
¿A
las que quiera?- pregunté sorprendida.
-
Sí, a
las que quieras.
-
¡Genial!
-
Piénsatelo
bien, me lo tendrás que decir el Jueves.- me siguió explicando.
-
O sea…-
conté con los dedos- ¿de aquí dos días?
-
Exacto.-
prosiguió- el viernes por la mañana viajaremos a LA, iremos al hotel,
visitaremos un poco la ciudad, iremos a los estudios de MTV y allí lo
planeareis todo, ¿entendido?
-
Por
ahora sí.- reí contenta.
-
Vale,
no sé cuándo empezarás a “cazar”.- hizo comillas con los dedos- pero el sábado
tienes que dar un concierto.
-
¿Enserio?-
dije sorprendida.
-
¿Me
ves cara de broma?- dijo seria.
-
Es
genial, no me lo puedo creer.- volví a sentarme en la silla. Sí, todo este
tiempo había estado de pie.
-
Y el
domingo por la tarde volveremos a Atlanta.
-
¿Eso
es todo?- siempre se le olvidaba decirme algo.
-
Sí.-
se encogió de hombros- ¿te parece poco?
-
Alice…
¿no se te olvida nada?
-
¡Hostia
sí!- se echó las manos a la cabeza- el domingo antes de irnos grabarás el dueto
con Jason.
-
Me va
a dar algo.- me llevé las manos a la cara. Eso era un sueño, no me podía creer
que me pagasen por hacer lo que más me gustaba, por hacer música.
-
Eso
es todo, puedes irte.
-
Dime
los días de ensayo, ¿no?
-
¿Dónde
tengo la cabeza?- volteó los ojos- mañana por la tarde en el estudio y el
jueves también, hoy puedes descansar.
-
Perfecto.-
me levanté de la silla.
-
Lo
harás genial, ¿sí?- me animó.
-
Eso
espero.- suspiré hondo.
-
¿No
te vas a despedir de Justin?- miró a su reloj y después me miró a mí.
-
¿Qué
dices?- me quedé totalmente en blanco, ¿despedirme de Justin? ¿Hola? ¿Qué me
había perdido?
-
Eh…
_____, ¿qué te pasa?- se acercó a mí- se va de gira, despierta.
-
Pero
hoy no… ¿no?- di que no, di que no, di que no, di que no, di que no, di que no,
di que no, di que no, di que no, di que no, di que no, di que no. Crucé los
dedos.
-
_____,
sí.
Me dejé caer en la silla, como si con esas
palabras Alice me hubiera dado una paliza. No podía ser verdad, debía a ver
escuchado mal. Justin no se podía ir hoy, no sin despedirse de mí, ¿verdad? Tenía
la mente totalmente en blanco, estaba paralizada, no podía reaccionar. ¿Qué nos
estaba pasando? Quiero a Justin más que a nada en este planeta y no iba a dejar
que mi orgullo nos separase, esta vez no.
-
_____,
reacciona.- Alice me dio una colleja.
-
¿De
dónde salen los autobuses?- conseguí decir.
-
Desde
una parada de bus. Justin quería despedirse de las fans.- yo faltaba ahí.
-
Vamos.-
me levanté de la silla.
-
¿Estás
loca? ¿Sin Liam?
-
Si no
vienes conmigo iré sola.- y no podría hacerme cambiar de opinión.
-
Está
lloviendo a mares.- dijo Alice mirando por la ventana.
-
Alice,
quiero a Justin, me enfadé con él y no quiero que se vaya pensando que estoy
enfadada, quiero despedirme de él, quiero decirle que le quiero y que pase lo
que pase voy a estar ahí para él. No quiero que en los primeros días de su gira
esté con una cara larga o triste por mi culpa. No lo quiero ver así y más
sabiendo que yo soy el motivo, por favor… necesito abrazarle y…- no pude
evitarlo, estallé en un llanto.
Mi corto y sincero discurso consiguió conmover a
Alice, que decidió llevarme ella misma hasta la parada de bus de dónde partía
Justin. Tal y como había dicho Alice llovía a mares y en las calles había
tráfico y yo no tenía tiempo. Desesperada miraba cada dos por tres por la
ventanilla para calcular cuánto quedaba. Alice al verme así pisaba más el acelerador,
pero era imposible, había demasiado tráfico y las fans entrecortaban la calle.
-
Iré
andando.- rompí el silencio.
-
¿Qué?-
me miró confusa y dispuesta a prohibírmelo. Pero al parecer, al ver mis ojos
inundados de lágrimas cambió su idea- anda ve, ¡corre!
Abrí la puerta del coche y salí decidida. Me daba
igual la lluvia, el tráfico, las fans, me daba completamente igual todo. Solo
quería estar al lado de Justin y que este vacío que sentía por dentro parase.
Salí corriendo, entre los coches. Pasé por al
lado, por delante, me salté algunos capos e hice maniobras inimaginables para
llegar a la acera, dónde estaba toda la concentración de fans. Intenté taparme
para que no me reconociesen pero fue imposible. Me paraban, me agarraban, y algunas
me cerraban el paso para que me hiciese fotos con ellas.
-
Chicas
necesito ver a Justin, se va de gira y no me he despedido de él, por favor, os
prometo que después me haré fotos con todas pero dejadme llegar a él.- dije con
lágrimas en los ojos.
Y gracias a Dios las Beliebers me escucharon, me
hicieron caso y me comprendieron. Me hicieron un pequeño pasillo y al fono
estaba el minibús de Justin. Me quedaban unos metros para llegar a él, así que
eché a correr de nuevo.
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Hola guapis, pues con algo de retraso aquí tenéis el capítulo 44. Hoy no
quiero enrollarme mucho, no os daré mucho la lata. Sólo quiero agradecer todo
este montón de visitas y agradeceros a las que comentáis siempre y os suscribis,
aunque no lo creáis siempre me sacáis una sonrisa y me dais más ganas de
escribir y de seguir con esto. Jamás lo dejaré, porque amo escribir y más si es
de Justin pero me gusta que me animéis y que estéis ahí. Ultimamente hay pocos
comentarios, espero que os siga gustando la novela y lo siento si en un tiempo
me estuve mucho sin subir, no quiero decepcionaros, enserio. Os quiero mucho
mis niñas.