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lunes, 20 de mayo de 2013

Nothing like us. {44}


El orgullo no engorda

 >>Este capítulo se lo dedico a Roxy que siempre está ahí comentando todos los capítulos, me has sacado muchas sonrisas con tus comentarios y te doy las gracias, por estar ahí la primera. <3 <<




-          Al día siguiente –


Estaba estirada en mi cama, ya lo había hecho todo. Sólo quedaba que mi padre me avisase para llevarme al instituto. Como comprenderéis no tenía ganas de ir, pero iría igual. No quería perderme clases, le prometí a mi padre que haría todo lo posible por aprobar este curso y así lo haría. (http://www.polyvore.com/back_to_december/set?id=68427927)

Tenía los ojos hinchados por haber llorado casi toda la noche. No me creía que fuese a estar sin Justin en unos días y que me lo hubiese dicho justo ayer. No estaba bien, nada bien, pero ya no podía hacer nada, sólo llorar hasta el punto de quedarme sin lágrimas.


-          _____ baja, llegarás tarde.- gritó mi padre desde abajo.
-          Ya va…- suspiré.

Antes de salir de la habitación cogí unas gafas de sol negras y me las puse. No quería que mi padre me viese con esos ojos, bueno no quería que me viese nadie así. Bajé las escaleras desganada, con la mochila arrastras como si pesase toneladas. Estaba deprimida, triste, vacía. Al verme, mi padre hizo una mueca de confusión y de pena, ¿tan mal me veía?

-          ¿Qué son esos ánimos?- me preguntó frunciendo el ceño.
-          Pf.- me limité a encoger los hombros- ¿podemos recoger a Christian y a Caitlin?
-          Claro.

Sin decir nada más salimos de casa, mi hermano, mi padre y yo. Subimos al coche y nos dirigimos a casa de los Beadles. Nos esperaban en a puerta, subieron al coche rápidamente, nos saludamos y fuimos a dejar a mi hermano en su cole, para que luego mi padre nos llevase al instituto.

-          El segundo día.- dibujé en mi cara una sonrisa falsa.
-          Se te ve animada.- dijo con ironía Caitlin.
-          Ya.- me encogí de hombros.
-          ¿Qué pasa?- preguntó confuso Christian.
-          Nada.- volví a dibujar esa sonrisa en mi casa.
-          Te conocemos.- dijeron los hermanos al unísono.
-          ¿Lo sabéis?- dije de sopetón.
-          ¿Eh?- me miraron extrañados.
-          Lo de Justin…- me trague ese nudo en la garganta- que se va de gira en unos días.
-          _____, no te lo podíamos decir, Justin no quería y debía ser él el que te lo dijese.- contestó Christian.
-          Genial.

Aceleré el paso, esto era increíble. Así que todos lo sabían menos yo, como siempre soy la última en enterarme de lo que pasa cuando debería ser la primera. Las lágrimas empezaron a recorrer mis mejillas, por suerte llevaba las gafas de sol, pero mis sollozos se podían ver a gran distancia. Me siento tan débil cuando lloro, no me gusta llorar y menos delante de la gente. Así que me dirigí al baño de las chicas, no creí que de buena mañana hubiese alguien allí.

Entré y me encerré en uno de los baños, tiré la mochila al suelo, puse el pestillo y me senté en la taza del váter. Hundí mi cara entre mis manos, e intenté parar de llorar. Me fui tranquilizando poco a poco, le di vueltas al tema y no saqué conclusión alguna, estaba confundida. Comprendía a mis amigos, si Justin les había pedido que no dijesen nada entendía que hubiesen guardado “el secreto”, pero lo que no entendía es por qué no habían pensado en mí y en como lo iba a pasar yo, también soy amiga de ellos.

Salí del baño y me puse un poco de agua en la cara, y perfecta, sólo que con los ojos aun algo hinchados. Cuando me dirigí a la puerta para salir escuché unos llantos que venían de detrás de una de esas puertas. Miré por debajo de las puertas y me paré en la que asomaban unos pies.

-          ¿Hola?- pregunté, pero no obtuve respuesta alguna- vamos sal de ahí, no deberías encerrarte y llorar sola.
-          Hace un rato tú también lo hacías.- enrojecí.
-          Porque es por mis amigos que estaba así.- le expliqué- vamos sal, no te comeré.
-          También es por mis amigas que estoy así.- volvió a romper en llanto.
-          Vamos, no me hagas saltar para abrir.- “la amenacé”.
-          No serías capaz.- se le escapó una pequeña risita.
-          Créeme, soy capaz.- y clac, la puerta se abrió.

Una chica de estatura media apareció por la puerta, era morena, de pelo corto, y sus ojos eran marrones miel. Una sonrisa asomó por su boca mientras se limpiaba las lágrimas que aún le caían de los ojos.

-          Soy Julia.- me tendió la mano.
-          _____, encantada.- sonreí y le di la mano.
-          ¿Por qué te preocupas?- me preguntó frunciendo el ceño.
-          Por qué nadie debería sentirse sólo.- me encogí de hombros.
Julia y yo fuimos hacia clase, ya habíamos perdido un cuarto de hora de la primera clase y no creo que nos fueran a premiar por eso pero por suerte el profesor, que aún no lo conocía, no nos dijo nada. No quise sentarme con Christian así que Julia me ofreció que me sentara con ella.
-          ¿Puedo preguntarte algo?- me susurró.
-          Claro.- le sonreí.
-          ¿Por qué llorabas?
-          Es difícil de explicar.- ¿se lo debía explicar? ¿podía confiar en ella?
-          No diré nada.- me prometió.
-          Es complicado, mi novio se va durante un tiempo y me enteré ayer.- me encogí de hombros con una media sonrisa en la cara.
-          Vaya, debe ser duro.- me miró con pena.
-          Lo es.
-          Siempre puedes ir a verle allá donde esté, despídete a lo grande, así te quedará un bonito recuerdo.- me aconsejó.
-          Es que estoy enfadada por el hecho de que no me lo haya contado.
-          Trágate tu orgullo, el orgullo no es bueno.- sabía eso de sobras, pero, ¿qué podía hacer si mi orgullo era demasiado grande?
-          Lo sé, pero… es complicado.- solté una pequeña risita- ¿tú porque llorabas?
-          Oh…- su cara se entristeció- es humillante.
-          No te voy a juzgar.
-          Verás, mi grupo de amigas son unas ricachonas y pijas empedernidas, sólo puedes entrar a ese grupo si tienes dinero.- me miró algo avergonzada- como comprenderás hasta hace poco yo era una de ellas, pero la economía en casa no va tan genial como antes y ya te imaginas el resto de la historia…- miró hacia el suelo- ni un amigo me ha quedado.
-          Eso no son amigas, ¿quién quiere a alguien por su dinero?- hice una mueca de asco- mira, no sé quién son y ya me caen mal. No tienes que llora por ésas, piensa que ellas se lo pierden y que no estás sola, ahora estoy yo.- le sonreí de manera amable.
-          ¿Cómo puedes ser tan buena?- dijo impresionada por mis palabras.


***


Las siguientes clases fueron igual que las anteriores. Me las pasé hablando con Julia, teníamos mucho en común, jamás lo hubiese dicho. En unas horas me había caído genial y me había ayudado mucho. Y todo sin saber quién soy y sin saber quién es mi novio, ¿qué hará cuándo se entere? Supongo que sorprenderse.


Iba a volver a casa cuando recibí un mensaje de Alice, decía que tenía que ir hacia el estudio y que no tardase demasiado, porque era importante. Puse los ojos en blanco molesta, no por el hecho de tener que ir al estudio y trabajar, sino por el misterio de Alice. ¿Por qué no me podía decir qué tan importante era eso? Encima, el estudio me quedaba bastante lejos del instituto, tenía que caminar bastante y parecía que Liam no iba a aparecer.

-          ¿Te han dejado tirada?- escuché una voz detrás de mí.
-          ¿Me sigues?- reí al ver a mi profesor de literatura.
-          ¿Me sigues tú?- rio conmigo.
-          No, porque tú estás detrás de mí, así que me sigues tú.- razoné.
-          Pues… ¿me esperabas?- rio.
-          Claro, será eso.- negué con la cabeza riendo.
-          Entonces, ¿a quién esperas?
-          Eres un poco cotilla.- bromeé.
-          ¿Dónde se ha visto a una alumna llamar a su profesor cotilla?- alzó las manos como signo de no comprender.
-          No espero a nadie.- respondí a su anterior pregunta.
-          ¿Te llevo?- me propuso.
-          No creo que esté bien visto.- ¿estaba loco? Desde cuando un profesor lleva a una alumna a casa, no sé… es tan raro.
-          En realidad ya no soy tu profesor.- se encogió de hombros.
-          ¿Bromeas?- ¿cómo? ¿sólo había durado dos días o qué?- no lo has hecho tan mal.
-          Gracias.- estalló a risas- pero es que me trasladan a otro instituto de Atlanta.
-          Por qué…
-          ¿Te lo cuento por el camino?- señaló su coche.
-          De acuerdo.- acabé aceptando.

Se me hacía súper raro que el típico profesor, buenorro, que ahora resultaba ya no ser mi profesor me llevase a casa. Debo reconocer que me sentía algo incómoda, conocía a Ian de dos días, y aunque me cayese muy bien y tuviese ya algo de confianza con él no creía que eso fuese lo más adecuado.


-          No te preocupes.- dijo Ian arrancando el coche- piensa una cosa, si en vez de un hombre fuese una mujer, ¿pasaría algo?
-          Pues no, supongo que no.- me encogí de hombros- y no estoy preocupada, solo que no quiero meterte en líos.
-          Tranquila, ya no trabajo aquí.- rio.
-          Cuéntame eso.
-          Cotilla.- imitó mi voz.
-          Oye.- le golpeé amistosamente en el hombre.
-          ¡Eh!- se quejó.
-          Tranquilo, ya no trabajas aquí, ¿no?- reí.
-          Eres de lo que no hay.- sonrió.
-          Vamos, cuenta.- le insistí.
-          Verás, este año yo ocupaba la plaza de otro profesor que por problemas personales se suponía que no podría venir este curso.- me explicó- pero justo ayer apareció. Como la plaza es suya yo me tengo que ir a otro instituto, y por suerte hay una plaza libre en otro instituto de Atlanta.
-          Bueno, por lo menos ahora tienes una plaza fija.- “le consolé”.
-          Sí y es genial.
-          Derecha, derecha.- le avisé para que girase.

Fui guiando a Ian por las calles de Atlanta para así poder llegar al estudio. Me contó que hace poco que se había mudado aquí y que ahora que tenía una plaza fija en un instituto se quedaría aquí a vivir. Así que le prometí que cuando tuviese tiempo libre le enseñaría una parte de Atlanta.

De camino al estudio le conté prácticamente toda mi vida o si más no una parte. De cómo empecé a cantar y de cómo llegué a firmar con una discográfica. Le expliqué que estaba trabajando en un disco y que me quería ir de gira para ver mundo y para conocer a mis fans de otros países. Como comprenderéis se quedó flipando, la verdad es que no sé si me creyó, supongo que más tarde lo buscaría en YouTube o en alguna página de Internet.

-          Muchas gracias por traerme.- me apoyé en la ventanilla del coche.
-          Un placer.- me sonrió amablamente.
-          Si necesitas algo no dudes en pedírmelo.- le devolví la sonrisa.
-          No lo dudaré.- rio.
-          Me voy que llego tarde.- me despedí con la mano y salí disparada hacia la puerta del estudio.

Entré al estudio, llegaba tarde y a Alice no le gustaba la impuntualidad. A mí tampoco me gusta, pero es normal que llegue tarde cuando me avisa en el último momento que tengo que ir al estudio cuando me queda a la otra punta de la ciudad y nadie me puede llevar. Puse los ojos en blanco al pensar en la bronca que me caería. Le he pillado mucho cariño a Alice, confio en ella y es genial pero a veces es demasiado estricta. Bueno, en realidad casi todas las personas que me rodean son un poco estrictas conmigo pero gracias a eso me hacen mantener los pies sobre la tierra y eso es bueno, muy bueno. Sé de dónde vengo y sé hacia donde quiero ir.


-          ¡_____!- alguien gritó mi nombre. Me giré para ver quién era y detrás de mí me encontré a todo el Team de Justin.
-          ¡Chicos!- dije sorprendida al verlos ahí- ¿qué hace todo el Team aquí?
-          Aclarando las últimas cosas.- me contestó Alfredo.
-          ¡Alfredo!- lo abracé con fuerza, hacia bastante que no le veía.
-          Has crecido.
-          No.- negué con la cabeza- habrás sido tú que has encogido.
-          No lo creo.- se echó a reír.
-          ¿Y Justin?- me atreví a preguntar. No lo veía por allí, y en una pequeña parte me aliviaba, pero por otra me hacía pedazos. Tenía ganas de verlo y abrazarlo pero el maldito orgullo no me dejaba.
-          Está en su casa, preparando las últimas cosas.- sabía que Alfredo notaba que estaba mal.
-          Ah…
-          Sois idiotas, ¿sabes? el orgullo no engorda - me abrazó por los hombros.
-          Es difícil.- me encogí de hombros intentando tragar el nudo que tenía en la garganta- me voy que llego tarde y Alice me matará, dale recuerdos a todo el Team de mi parte.- le abracé levemente.
-          ¿Le digo algo a Justin de tu parte?
-          Eh…- me lo pensé- no.
-          Como quieras.- se encogió de hombros.
-          Alfredo, no me mires así.- sé que es idiota estar enfadada con la persona a la que más quieres, pero… ¡EL PUTO ORGULLO!


Esquivé el ascensor, no quería sufrir un ataque de fobia. Así que subí las escaleras de dos en dos para llegar más rápido a la segunda planta. Toqué a la puerta del despacho de Alice y entré antes de que me pudiese decir nada.

-          Hola, siento el retraso, te quiero, eres la mejor.- me apoyé en la puerta y le sonreí ampliamente.
-          Oh, no esperaba que vinieses.- dijo tan pancha.
-          ¿Qué?- hice una mueca de confusión- me has dicho que venga, que era importante.
-          Pensé que… no sé, ¿estarías con Justin? Como…
-          Eh… sí, sí. Al tema.- evité hablar de Justin.
-          Joder, como vienes.- sonrió ampliamente.
-          Esos tacos.- la regañé.
-          ¿Qué te has fumado?- me dijo seria- _____ drogas no. Lo puedes tener todo, no te metas en ese mundo es…
-          ¡Alice! ¿Qué te has fumado tú?- estallé a carcajadas.
-          Mejor vamos al tema.- rio- a ver, este viernes te vas a Los Ángeles.
-          ¿QUÉ?- me levanté de la silla tirándola al suelo.
-          No, _____, no empieces a chi…
-          ¡¡SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!- di vueltas sobre mi misma, salté grité, reí, hasta casi lloro de la emoción. Desde pequeña siempre había querido ir a LA. Me encanta esa ciudad y aún no había estado en ella.
-          _____ por favor, contrólate.- me pidió Alice a punto de estallar a carcajadas- ¿cada vez que vayas a un sitio nuevo te vas a poner así?
-          Pues espera a verme cuando vaya a China.- estallamos las dos a carcajadas.
-          Va, va.- intentó parar de reír- te cuento.
-          Cuéntame.
-          Como ya sabes MTV cazados quiere que presentes uno de sus programas, así que debes elegir a tres personas para cazarlas.
-          ¿A las que quiera?- pregunté sorprendida.
-          Sí, a las que quieras.
-          ¡Genial!
-          Piénsatelo bien, me lo tendrás que decir el Jueves.- me siguió explicando.
-          O sea…- conté con los dedos- ¿de aquí dos días?
-          Exacto.- prosiguió- el viernes por la mañana viajaremos a LA, iremos al hotel, visitaremos un poco la ciudad, iremos a los estudios de MTV y allí lo planeareis todo, ¿entendido?
-          Por ahora sí.- reí contenta.
-          Vale, no sé cuándo empezarás a “cazar”.- hizo comillas con los dedos- pero el sábado tienes que dar un concierto.
-          ¿Enserio?- dije sorprendida.
-          ¿Me ves cara de broma?- dijo seria.
-          Es genial, no me lo puedo creer.- volví a sentarme en la silla. Sí, todo este tiempo había estado de pie.
-          Y el domingo por la tarde volveremos a Atlanta.
-          ¿Eso es todo?- siempre se le olvidaba decirme algo.
-          Sí.- se encogió de hombros- ¿te parece poco?
-          Alice… ¿no se te olvida nada?
-          ¡Hostia sí!- se echó las manos a la cabeza- el domingo antes de irnos grabarás el dueto con Jason.
-          Me va a dar algo.- me llevé las manos a la cara. Eso era un sueño, no me podía creer que me pagasen por hacer lo que más me gustaba, por hacer música.
-          Eso es todo, puedes irte.
-          Dime los días de ensayo, ¿no?
-          ¿Dónde tengo la cabeza?- volteó los ojos- mañana por la tarde en el estudio y el jueves también, hoy puedes descansar.
-          Perfecto.- me levanté de la silla.
-          Lo harás genial, ¿sí?- me animó.
-          Eso espero.- suspiré hondo.
-          ¿No te vas a despedir de Justin?- miró a su reloj y después me miró a mí.
-          ¿Qué dices?- me quedé totalmente en blanco, ¿despedirme de Justin? ¿Hola? ¿Qué me había perdido?
-          Eh… _____, ¿qué te pasa?- se acercó a mí- se va de gira, despierta.
-          Pero hoy no… ¿no?- di que no, di que no, di que no, di que no, di que no, di que no, di que no, di que no, di que no, di que no, di que no, di que no. Crucé los dedos.
-          _____, sí.


Me dejé caer en la silla, como si con esas palabras Alice me hubiera dado una paliza. No podía ser verdad, debía a ver escuchado mal. Justin no se podía ir hoy, no sin despedirse de mí, ¿verdad? Tenía la mente totalmente en blanco, estaba paralizada, no podía reaccionar. ¿Qué nos estaba pasando? Quiero a Justin más que a nada en este planeta y no iba a dejar que mi orgullo nos separase, esta vez no.


-          _____, reacciona.- Alice me dio una colleja.
-          ¿De dónde salen los autobuses?- conseguí decir.
-          Desde una parada de bus. Justin quería despedirse de las fans.- yo faltaba ahí.
-          Vamos.- me levanté de la silla.
-          ¿Estás loca? ¿Sin Liam?
-          Si no vienes conmigo iré sola.- y no podría hacerme cambiar de opinión.
-          Está lloviendo a mares.- dijo Alice mirando por la ventana.
-          Alice, quiero a Justin, me enfadé con él y no quiero que se vaya pensando que estoy enfadada, quiero despedirme de él, quiero decirle que le quiero y que pase lo que pase voy a estar ahí para él. No quiero que en los primeros días de su gira esté con una cara larga o triste por mi culpa. No lo quiero ver así y más sabiendo que yo soy el motivo, por favor… necesito abrazarle y…- no pude evitarlo, estallé en un llanto.


Mi corto y sincero discurso consiguió conmover a Alice, que decidió llevarme ella misma hasta la parada de bus de dónde partía Justin. Tal y como había dicho Alice llovía a mares y en las calles había tráfico y yo no tenía tiempo. Desesperada miraba cada dos por tres por la ventanilla para calcular cuánto quedaba. Alice al verme así pisaba más el acelerador, pero era imposible, había demasiado tráfico y las fans entrecortaban la calle.

-          Iré andando.- rompí el silencio.
-          ¿Qué?- me miró confusa y dispuesta a prohibírmelo. Pero al parecer, al ver mis ojos inundados de lágrimas cambió su idea- anda ve, ¡corre!

Abrí la puerta del coche y salí decidida. Me daba igual la lluvia, el tráfico, las fans, me daba completamente igual todo. Solo quería estar al lado de Justin y que este vacío que sentía por dentro parase.

Salí corriendo, entre los coches. Pasé por al lado, por delante, me salté algunos capos e hice maniobras inimaginables para llegar a la acera, dónde estaba toda la concentración de fans. Intenté taparme para que no me reconociesen pero fue imposible. Me paraban, me agarraban, y algunas me cerraban el paso para que me hiciese fotos con ellas.

-          Chicas necesito ver a Justin, se va de gira y no me he despedido de él, por favor, os prometo que después me haré fotos con todas pero dejadme llegar a él.- dije con lágrimas en los ojos.

Y gracias a Dios las Beliebers me escucharon, me hicieron caso y me comprendieron. Me hicieron un pequeño pasillo y al fono estaba el minibús de Justin. Me quedaban unos metros para llegar a él, así que eché a correr de nuevo.


________________________


Hola guapis, pues con algo de retraso aquí tenéis el capítulo 44. Hoy no quiero enrollarme mucho, no os daré mucho la lata. Sólo quiero agradecer todo este montón de visitas y agradeceros a las que comentáis siempre y os suscribis, aunque no lo creáis siempre me sacáis una sonrisa y me dais más ganas de escribir y de seguir con esto. Jamás lo dejaré, porque amo escribir y más si es de Justin pero me gusta que me animéis y que estéis ahí. Ultimamente hay pocos comentarios, espero que os siga gustando la novela y lo siento si en un tiempo me estuve mucho sin subir, no quiero decepcionaros, enserio. Os quiero mucho mis niñas. 

jueves, 9 de mayo de 2013

Nothing like us. {43}

Me voy de gira



El espantoso ruido de mi despertador empezó a sonar. Genial, fin de las vacaciones, vuelta a clases, exámenes, deberes, trabajos, estudio, no ver a Justin, ¿qué más me podía pasar? Intenté parar el despertador, pero de costumbre no quería hacerme caso, así que harta de intentarlo lo tiré al suelo y al fin, silencio. Empezaba las clases a las ocho de la mañana y las acababa a las dos y media del mediodía, o sea que estaría seis horas en esa maldita cárcel. Solo de pensarlo me ponía enferma. Tenía una hora y media para ducharme, vestirme, desayunar e ir al colegio, pero mi cama insistía en que me quedase un rato más.

Al cabo de unos minutos acabé levantándome, hice la cama rápidamente y fui al armario para elegir lo que me pondría. Y ahora llegaba el mismo dilema de siempre, ¿qué me podía poner? El primer día de clase y sin saber que ponerme, genial. Después de media hora decidí que ponerme. (http://www.polyvore.com/one_love/set?id=79038655)

Me duché a la velocidad de la luz, me vestí, me peiné (para hacerme ese peinado tardé lo mío), me maquillé un poco, cogí la mochila, el móvil y dinero y salí deprisa de mi habitación. No me daba tiempo a comer en casa así que cogí una manzana y un zumo de naranja y salí pitando. Tenía que ir a casa de los Beadles para que me llevasen al instituto, sus padres se habían ofrecido a llevarnos. Cuando llegué a su casa, por suerte ya me había acabado el desayuno. Los padres y los hermanos Beadles me esperaban en el coche.

-          ¿Os he hecho esperar mucho?- me senté en el asiento trasero junto a Christian, Caitlin iba delante.
-          Que va, acabamos de subirnos al coche.- me contestó Christian.
-          ¿Nerviosos?- nos preguntó Sandi.
-          Un poco, mamá.- le contestó Cait.
-          Algo.- se encogió de hombros Christian.
-          Bastante, por no decir mucho, muchísimo.- me mordí el labio- ¿Qué dirán de mí?
-          Nada, ¿qué van a decir? Si no pueden criticar nada de ti.- me consoló Caitlin.
-          No me refiero a eso.- me da igual que me critiquen, a no ser que sean mis amigos, mi novio, mi familia o mis fans, claro- me refiero a  ¿cómo me trataran? No sabré quien me utiliza y quien me quiere de verdad, tendré que soportar miradas no agradables, acosadores, gente que se meta conmigo y sabéis que no me callaré.
-          _____ nada volverá a ser como antes.- eso lo sabía de sobras- pero tendrás que adaptarte, nosotros estaremos contigo para lo que quieras, te ayudaremos en lo que necesites.- me sonrió Christian.
-          Christian tiene razón.- me sonrió Caitlin también.
-          Gracias chicos.- abracé a Chris y luego a Cait.
-          Bueno, ya hemos llegado.- nos avisó Sandi, la madre de los Beadles- suerte chicos, y _____ no te preocupes, todo irá bien.
-          Gracias Sandi, nos vemos.- le sonreí ampliamente y bajé del coche.

Raramente no llegábamos tarde y en la entrada del colegio aun había mucha gente. Seguramente se estarían contando anécdotas del verano o algo así, así que tal vez podría pasar desapercibida. Sinceramente no sé por qué estaba tan nerviosa, solamente era el instituto, allí ya tenía amigos y nada cambiaría ¿no?

Al pasar todas las miradas se fijaban en mí, pero para mi sorpresa la gente no me miraba raro, simplemente me sonreían y me saludaban con la mano. Vale, me había comido la cabeza para nada, genial, soy idiota, siempre me preocupo demasiado por todo. Christian y Caitlin se empezaron a reír, sí, se reían de mí. Los empujé amistosamente y reí junto a ellos, la próxima vez no me preocuparía tanto.

Saludé a los que me saludaban, aunque muchos a los que saludaba no sabían quién eran, pero bueno. Seguimos caminando, hasta llegar dentro de la escuela. En una de las paredes había un gran tablón, en él estaban todas las clases del instituto y los alumnos que estaban en cada clase. Miré en mi curso y busqué mis nombres entre las clases. Los conocía a casi todos, por suerte Christian iba a mi clase, lo malo es que a Cait la habían puesto en otra. Nos miramos apenadas, ¿cómo nos podían haber puesto separadas? Desde pequeñas habíamos ido a la misma clase, no era justo pero tampoco podíamos hacer mucho. Así que sin decir palabra, resignadas, nos fuimos a nuestras respectivas clases.

Christian y yo entramos a clase y nos sentamos juntos. Había poca gente dentro de la clase, ni se habían enterado que estábamos allí.

-          Vuelta a la rutina.- suspiró deprimido Chris.
-          No sé si lo soportaré, eh.- reí.
-          Piensa que es el penúltimo año.- intentó animarme.
-          Aún quedan dos cursos.- apoyé mi cabeza en la mesa.
-          Sobrevivirás.- me dio unas palmaditas en la espalda.
-          Encima estaré sin Justin, no podré sobrevivir.- Christian hizo una mueca rara. Vale no debería haber dicho eso- eh…- no sabía que decir- sobreviviré.- le sonreí.
-          Oh, no creo, sin Justin estás acabada.- oh, vamos, ¿enserio?
-          ¡Christian Beadles!- le pegué un puñetazo en el hombro.
-          ¡AU!- toda la clase se giró- te has pasado.- me susurró.

No le contesté ya que el profesor acababa de llegar, me senté bien en la silla y me fijé en el profesor. Vaya, parecía joven, muy joven. Tenía el pelo negro, un pequeño flequillo le caía a un lado, sus ojos eran azules, un azul muy intenso, muy bonitos, era algo alto y se veía que hacía deporte. Nos sonrió a todos y… ¡vaya! Su sonrisa era perfecta. Había estado esperando toda mi vida un profesor así. La verdad es que es muy guapo, pero es sólo una opinión, jamás tendría nada con un profesor y además, tengo el mejor novio del mundo y… ¿qué hago pensando en eso?

-          Hola chicos yo soy el señor Harding, seré vuestro tutor y vuestro profesor de literatura.- se presentó.
-          Hola.- contestamos todos al unísono.
-          Me costará algo memorizar los nombres de todos vosotros, así que perdonadme si os confundo.- rio- a ver, pasaré lista. Quiero que os presentéis y digáis algo que os guste hacer mucho.

Tal como dijo, el señor Harding empezó a pasar lista, todo el mundo se presentaba y decía algún dato de él. A todas las chicas se les caía la baba cuando el profesor Harding decía su nombre. Lo miraban como si fuese algo comestible, por favor, hay algo que se llama disimular, utilizadlo. Los chicos estaban algo a la defensiva, veían que las chicas le hacían más caso al profesor que a ellos, así que ya tenían con quien tomarla, el señor Harding había “invadido su territorio”, qué maduros.


-          _____- llegó a mi nombre, toda la clase se giró para mirarme.
-          Soy yo.- levanté la mano.
-          Dinos, ¿qué te gusta hacer?- me sonrió amablemente.
-          Cantar.- me encogí de hombros.
-          ¿Enserio?- se sorprendió- ¿es una afición?
-          ¡Claro que no!- contestó por mí una chica que no tenía ni idea de quien era- ¿es que no sabe quién es?
-          Pues no.- me miró extrañado- ¿canta bien?

Después de esa pregunta la clase se convirtió en una jaula de grillos, todo el mundo comentaba algo, empezaron a hablar de cómo cantaba y de mis canciones. Me escondí detrás de Christian, qué vergüenza. ¿Quién me manda a mí a decir nada? Soy idiota, podía haber dicho que me gusta dibujar, o bailar o cualquier otra tontería, pero no.

-          ¡Eh, chicos! ¡Callad!- gritó el señor Harding- ____, ¿podrías cantar algo?
-          Preferiría que no.- me negué.
-          Parece que todos opinan que eres muy buena.- me sonrió.
-          Vaya, gracias.- sonreí a toda la clase.
-          ¿Está segura que no quiere cantar?- insistió un poco más el profesor.
-          Hoy no.- me encogí de hombros.

Gracias a dios el profesor siguió pasando lista y así por fin dejé de ser el centro de atención. Cuando el profesor acabó de pasar lista empezó a explicarnos cosas sobre este curso. No es que hubiese muchos cambios, pero había algunos. El primero era que nos podíamos saltar educación física si elegíamos practicar uno de los deportes que había en el instituto. Obviamente elegí practicar uno de los deportes del instituto. El señor Harding nos pasó una hoja dónde podíamos elegir que deporte hacer. Fútbol, básquet, hockey, voleibol, natación o entrar en el equipo de animadoras. Sin pensármelo dos veces marqué la última opción, siempre me habían encantado los equipos de animadoras, las acrobacias y todo eso, sería divertido.

-          ¿Animadora?- dijo sorprendido Christian.
-          ¿Qué?- me encogí de hombros.
-          Estás loca.- negó con la cabeza.
-          Perdona tú has escogido baloncesto y eres un enano.- reí.
-          Y tú no sabes nada de acrobacias.- rio él.
-          Te odio.- le miré mal.
-          Del odio al amor sólo hay un paso.- bromeó.
-          Es al revés idiota.- estallé a carcajadas.
-          ¿Qué le hace tanta gracia _____?- me llamó la atención el profesor Harding.
-          Lo siento.- intenté no reírme.
-          Bueno, como iba diciendo.- siguió explicando nuestro tutor- este año se hará una obra de teatro, si queréis apuntaros sólo tenéis que decírmelo, ¿queda claro?
-          Sí.- contestamos al unísono.

Las clases transcurrieron de la misma manera, nos explicaron cosas nuevas, los profesores se presentaron y nos hicieron presentarnos a nosotros también, vamos, un rollo. Si el primer día de clases había sido así no me quiero imaginar cómo será mañana. Odio la vuelta a clase y más si tengo menos tiempo para ver a Justin y estar con mis amigos.
Todo el mundo se había ido de clase excepto yo. Hacía unos minutos que había sonado el timbre, señal de que ya era hora de volver a casa, por fin. Recogí mi mochila vagamente y subí mi silla.


-          ¿Tanto le gustan mis clases?
-          Joder, que susto.- me llevé la mano al corazón, no me había dado cuenta de que el señor Harding estaba ahí- no me gusta que me llamen de usted.
-          A mí tampoco.- rio- Ian.- me tendió la mano.
-          Eh… encantada Ian.- reí y le di la mano.
-          Tengo curiosidad por saber que tal cantas.- me sonrió amablemente.
-          Mire en YouTube.- me encogí de hombros- o en ITunes.
-          ¿Qué?- me miró extrañado.
-          No le vacilo.
-          Sigues llamándome de usted.- me avisó.
-          La manía.- reí.
-          Por cierto.- llamó mi atención antes de que me fuese- ¿por qué todas las chicas me miran raro? ¿Me han enganchado algo en la espalda? ¿Tengo tiza en algún sitio?
-          ¡No!- estallé a carcajadas el señor Harding… digo Ian era divertido- te miran como si fueses comestible.- reí de nuevo.
-          Eres la única que no me mira así.- reconoció.
-          Ya, es que no me gustan los humanos.- bromeé, Ian estalló a carcajadas.
-          Swhaty.- escuché detrás de mí.
-          ¡Cielo!- corrí hacia Justin y me tiré encima de él- adiós seño… Ian.- reí.
-          Hasta mañana.- se despidió con la mano.

Justin me aguantaba por el trasero así que bajé rápidamente de encima de él, no quería dar el numerito. Mi novio me cogió la mochila para llevarla él, ¿algo más bonito que eso? Es un cielo. Le cogí de la cintura, le di un beso en la mejilla y me apegué más a él.


-          No deberías haber venido.
-          Te echaba de menos.- hizo un pucherito.
-          Podrías haber esperado en el coche.- alcé una ceja y le miré raro, si alguien lo veía en segundos estaríamos rodeados un centenar de gente.
-          Tardabas mucho.- se encogió de hombros- por cierto, ¿quién era ese tío?
-          Mi tutor y profesor de literatura.- dije con indiferencia.
-          ¿Cuántos años tiene?- preguntó curiosamente.
-          Veintitrés, creo.- no estaba muy segura.
-          Pues se le caía la baba.- me miró directamente a los ojos, y sin saber por qué enrojecí- te estás poniendo roja.
-          Es mí profesor Justin.- negué con la cabeza para quitarme esa idea.
-          A él parece no importarle.- oh, estaba celoso.
-          Exageras.- sólo habíamos cruzado unas cuantas palabras.
-          Te lo digo enserio, sé cómo los tíos miramos a las chicas cuando nos gustan.
-          Oh vamos Justin.- entré en el coche- todas las chicas te miran como si quisiesen violarte- dije una vez él también estuvo dentro- no sé por qué  te pones así.
-          ¿Por qué te quiero tal vez?
-          Oh.- me acerqué a él y besé sus labios- te quiero más.
-          ¿Qué tal ha ido tu primer día?- arrancó el coche.
-          Bueno…- me encogí de hombros- no quiero empezar las clases, es raro.
-          Siempre puedes tener una profesora particular.
-          Lo tendré en cuenta.- reí- por cierto, ¿sabes que voy a ser animadora?
-          ¿Enserio?- me miró sorprendido- ¿cómo es eso?
-          No sé, me gusta.- le sonreí- mira hacia la carretera Bieb.- le giré la cara con mi mano.
-          Mi novia va a ser animadora.- asintió lentamente- ¿más motivos para estar celoso?
-          ¡Justin!- le pegué un puñetazo en el hombro.
-          Au, agresiva.- se tocó el hombro.
-          Eres idiota.- reí.
-          Todos los chicos se fijarán en ti.- me miró de nuevo. Oh, ¿cómo le habían dado el carnet de conducir a éste chico?
-          Habrá más animadoras.- puse los ojos en blanco.
-          Pero ninguna como tú.- sonrió ahora mirando a la carretera.
-          Aw, eres un cielo.- posé mi mano en su pierna.
-          A ver, ¿soy un idiota o un cielo?
-          Las dos cosas.- reí mientras acariciaba su pierna.
-          Quieres que tengamos un accidente, ¿verdad?- apoyó su mano sobre la mía.
-          Yo no, pero parece que tú si.- Justin es un peligro para la carretera- tienes que tener las dos manos en el volante, mirar para la carretera, estar concentrado.
-          Es imposible hacer eso teniéndote a mi lado.- se acercó a mi para besarme mientras miraba a la carretera.
-          Justin…
-          Vamos un beso.- insistió.
-          ¿Quieres concentrarte?
-          Uno pequeño.
-          Ahora no, estás conduciendo.- me negué de nuevo.

Justin se apartó de mi lado sin decir nada, siguió conduciendo, ahora por fin concentrado. El coche empezó a disminuir la velocidad, miré a mi novio extrañada, aún no habíamos llegado a casa y que yo supiese no teníamos que parar en ningún sitio. Miré por la ventanilla, el coche estaba parado a un lado de la acera. Justin puso una mano encima de mi pierna mientras me sonreía ampliamente, lo miré frunciendo el ceño, ¿qué hacía?

-          Ya puedes besarme.- siguió sonriendo.
-          ¿Enserio has parado para eso?- estallé a carcajadas.
-          No te voy a insistir más.- me miró- si no me besas ahora, luego no me beses, eh.
-          ¿Es una amenaza?- lo miré sorprendida.
-          Tic-tac, tic-tac.- movió el dedo índice de un lado al otro.
-          Oh dios mío.- puse los ojos en blanco.
-          Si me vas a besar a la fuerza no me beses.- se hizo el ofendido.

Me quité el cinturón de seguridad y me acerqué a Justin. Era un idiota al pensar que no quería besarlo, por favor, ¿quién no quiere besar a Justin? Cogí su cara entre mis manos, me acerqué más a él hasta llegar a rozar sus labios y sonreí en ellos. Justin sonrió igual, cortó la poca distancia que quedaba entre nosotros y empezamos un beso. En pocos segundos nuestras lenguas ya estaban enredadas, una con la otra. Justin bajó sus manos hasta mi cintura y me acercó más a él.

-          Ya.- le di un pico- no es el lugar ni el sitio más indicado.
-          Me gusta cómo te quedan estas mayas.- acarició mi pierna.
-          Gracias.- reí- ¿quieres arrancar ya? Quiero llegar a casa, ¿sabes?

Justin sonrió contento y volvió a arrancar el coche, enserio, es de lo que no hay. Me senté bien en mi asiento y me volví a poner el cinturón. Miré a Justin de reojo, estaba inquieto en su asiento, le pasaba algo, lo sabía. Por como movía las manos en el volante parecía que me quería decir algo y no sabía cómo.  

-          Vamos dispara.- rompí el silencio.
-          ¿Qué?- preguntó sorprendido.
-          Que me lo digas.- le insistí.
-          ¿El qué?- preguntó desesperado.
-          Sé que me quieres decir algo y no sabes cómo.- lo conocía.
-          Es que… no sé.- se encogió de hombros- no es el lugar más indicado, cuando lleguemos a casa.
-          ¿Me vas a pedir matrimonio?- reí.
-          ¡_____!- exclamó sorprendido.
-          ¿Qué?- me encogí de hombros.
-          Eres de lo que no hay.- negó con la cabeza.
-          Soy única.- me retiré el pelo de la cara.
-          Y una creída.
-          Tengo un buen profesor.- sí, era una indirecta.
-          Ajá.
-          Borde.- le miré mal.
-          Ok.- siguió con su bordería.
-          Eres insoportable.- espeté.
-          Vamos cielo.- rio- sabes que lo hago para que te piques.
-          Pues ok.
-          ¿Ahora te pones tu borde?- me miró.
-          Sí.- le contesté con indiferencia.
-          Eh, no te pongas así.
-          Ajá.- puse los ojos en blanco.
-          ¡_____!- se quejó.
-          Molesta, ¿eh?- acabé riendo- entonces, ¿para cuándo la boda?
-          Para cuando vuelva de gira.- me sonrió a medias.
-          Aún queda mucho para que te vayas de gira.

Justin no contestó, sólo se aclaró la garganta y siguió conduciendo. Parecía que no quería seguir hablando de ese tema, así que lo dejé correr. Aún así sabía que me ocultaba algo, como no quería ser pesada me apoyé en la ventanilla y permanecí callada durante el resto del trayecto.


Al cabo de cinco minutos mi novio aparcó delante de su casa, bajamos del coche en silencio y entramos en ella.

Al entrar casi grito, todo estaba recogido, completamente ordenado y eso no era el motivo de mi miedo. En el salón había unas maletas. Miré a Justin angustiada para luego mirar a Pattie que nos había abierto la puerta. Mi suegra me miró con cara de compasión y pena, Justin estaba inquieto, me miraba a mí y luego a las maletas como queriéndome decir algo.

-          ¿Qué pasa?- pregunté con miedo a saber la respuesta.
-          _____, nos vamos…- dijo al fin Justin.
-          ¿Dónde vamos?- pregunté con una media sonrisa.
-          Cielo… ¿no lo sabías?- dijo Pattie extrañada.
-          Me voy de gira.- soltó Justin y un nudo se hizo en mi garganta.
-          ¿Cuándo?- pregunté con más miedo aún.
-          En unos días.- se acercó a mí, pero al instante me aparté.


¿Cómo que en unos días se iba de gira? ¿Qué? ¿Por qué no me lo había dicho antes? ¿Qué pasaba? ¿Me quería dejar o qué? Miles de preguntas poblaron mi cabeza, no me lo creía, no me podía estar haciendo esto. No me podía decir que se iba de gira justo unos días antes, sentía que no había aprovechado el tiempo con él, me sentía engañada. Toda mi felicidad se vino abajo, mi mundo se vino abajo al escuchar esas palabras. Soy su novia, me lo tenía que haber dicho antes, eso no era justo, ¿quién más lo sabía? ¿Quién más me había engañado? ¿Sería la única en no saber nada? Scooter, Ryan, Kenny, Dan, Alfredo, Chaz Caitlin, Christian, Mike ¿también lo sabían? ¿Por qué me sentía tan sola en ese instante? Inevitablemente las lágrimas empezaron a caer de mis ojos.


Silencio.


-          No llores.- me abrazó fuertemente Justin- di algo, por favor.

Pero en ese momento no tenía palabras, no tenía fuerzas para moverme ni para sostenerme en pie, me sentía vacía y Justin aún no se había ido. Estaba enfadada, llena de rabia e ira pero no dije nada. Me limité a apartarme de Justin, secarme las lágrimas e irme por donde había venido.

-          _____ para, escúchame por favor.- me pidió Justin pero seguí caminando hacia mí casa- te quiero, ven conmigo, me quedaré aquí si quieres, pero dime algo, habla.

Como comprenderéis no quise escuchar a Justin, en ese momento me daba completamente igual lo que me dijese, estaba dejada por la ira y nada me haría cambiar de opinión.

Entré a casa lo más deprisa posible, cerré la puerta de un portazo, subí corriendo a mi habitación, me encerré en ella y rompí en un llanto.   

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Hola chicas, al fin subo sí. He tardado muchísimo y prometí maratón pero he tenido problemas personales y bueno... No tenía inspiración para escribir hasta hoy que me han vuelto las ganas. Lo siento, no quiero decepcionaros ni nada, así que espero que me podáis entender y os prometo que intentaré escribir lo más rápido posible el siguiente capítulo, además, he tenido examenes y tengo, es la última recta y no tengo tiempo. En verano ya veréis que subiré muy a menudo, os cansaréis de mí y todo. Bueno pues nada, espero que os guste un capítulo, comentad mucho y hacedme feliz, sí? 
Por cierto si queréis que os dedique un capítulo solo me lo tenéis que dejar en un comentario que lo haré encantada. 
OS QUIERO.