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domingo, 11 de noviembre de 2012

Nothing like us. {17}


Improvisa





Justin quitó un mechón de pelo que yacía en mi cara, lo apartó con delicadeza, con cuidado como si se fuese a romper. Yo seguí acariciando el suyo, sin dejar de mirar sus dulces ojos miel.


-          Chicos, ¿Qué haceis en el suelo?- la voz de Pattie interrumpió el bonito momento.
-          N-nada.- dijo Justin levantándose rápidamente de encima de mí.
-          N-nos habíamos c-caído.- tartamudeé. Me levanté del suelo y miré a Pattie algo avergonzada.
-          Que raros que estáis.- la madre me mi amigo se encogió de hombros y se fue hacía la cocina.

Suspiré, ¿Qué es lo que estaba sintiendo ahora mismo? Tenía un nudo en la garganta, pero no de ganas de llorar sino, un nudo en la garganta de emociones. Miré a Justin incómoda, nerviosa ¿Qué pensaría él? Los nervios me podían y el silencio parecía eterno. Miraba seguidamente hacía el suelo y luego hacía él, sin saber que decir, sin saber que es lo que nos había pasado. Una pregunta me inquietaba Si Pattie no hubiese llegado a entrar ¿Qué habría pasado? Quité ese pensamiento de mi cabeza, suspiré nuevamente y justo ahí recordé lo que le había comprado a Justin, así que a grandes pasos me dirigí hacía el recibidor para coger la bolsa.

-          Espera, lo siento.- Justin me cogió del brazo antes de que pudiese avanzar más.
-          También ha sido mi culpa. Así que olvidémoslo.- aunque sinceramente, no me olvidaría fácilmente o es más ni siquiera me quería olvidar de lo que había pasado- por cierto, tengo algo para ti.- sonreí ampliamente.
-          ¿Si? ¿Qué es?- dijo sonriente.
-          Algo.- me dirigí hacia el recibidor ya que no había quitado la bolsa de en medio.
-          ¿Qué es algo?- dijo siguiéndome.
-          Una cosa.- seguí sin decirle que era.
-          ¿Qué cosa es?- siguió insistiendo.
-          Impaciente.- reí.
-          ¿Yo? Para nada.- reímos- no, ahora enserio ¿Qué es?
-          Una sorpresa.- ágilmente cogí la bolsa sin que pudiese ver nada.
-          Te gusta dejarme con la intriga.- se quejó Justin.
-          Pero si lo vas a ver ahora tonto.- la verdad es que ahora me daba algo de vergüenza enseñarle lo que le había comprado, no sé, cosas mías.
-          Venga.- rio impaciente.
-          ¿Lo vas a abrir aquí?- un recibidor no era uno de los mejores sitios para abrir regalos.
-          No, espera. Cierra los ojos.- me cogió de la mano y me arrastro escaleras arriba.
-          ¿Qué?- me quedé con cara de ¿WTF?- ¿tienes un tic o algo?- bromeé.
-          Espérame aquí.- entró a su habitación cerrándome la puerta en los morros. Este chico cada vez estaba más loco.
-          ¿Te has perdido?- Justin no salía, y no tenía ni idea de que estaba tramando.
-          No.- dijo alargando la o- ahora vamos, cierra los ojos.
-          ¿Qué tienes ahí detrás?- dije moviéndome hacía un lado para intentar verlo.
-          No seas curiosa, haz lo que te digo.- me volvió a pedir.
-          Pero sin trampas, eh.- él asintió sonriente- y no se vale mirar lo que tengo detrás de la espalda, eh.- aun seguía con la bolsa escondida detrás de mi espalda.
-          Te doy mi palabra.- alzó una mano como signo de “promesa”.

Reí y dejé que me tapase los ojos con la mano que le quedaba libre. Empezamos a subir escaleras, suponía que me estaba llevando a la terraza, pero ¿Qué íbamos a hacer en la terraza? Ya eran las diez de la noche, ahí arriba iba a estar oscuro y no se vería nada. Seguí subiendo escaleras, mi sonrisa en la cara era imborrable, me sentía bien. Aunque no podía parar de pensar en lo que anteriormente había pasado con Justin, había sido raro, no sé, sinceramente no tengo palabras para describir como me sentí en ese momento. Lo bueno era que a pesar de lo “casi ocurrido” seguíamos igual que siempre.

-          El último escalón.- me aviso Justin.
-          No sé por qué me tapas los ojos, si ya sé que estamos en la terraza.- reí.
-          Para darle más emoción mujer.- siguió mis risas al mismo tiempo que abría la puerta que daba a la terraza- ahora si, abre los ojos.
-          ¿Qué pasa?- abrí los ojos mirando a mi alrededor.
-          Fíjate bien.- dijo dándome un empujoncito hacía adelante.
-          ¿Qué pasa?- reí buscando más detenidamente.
-          Mira hacia arriba tonta.- le hice caso y miré hacía arriba.
Mi mirada se topó con miles, millones de estrellas y constelaciones que iluminaban el oscuro cielo.  Era precioso, normalmente no se llegaba a ver tan bien todo, pero esa noche parecía especial, no sé. Ese si era un buen sitio para dar un regalo, aunque fuese una simple gorra, da igual. Sonreí a Justin y seguí contemplando el inmenso cielo.
-          ¿Te gusta?- Justin se sentó en el suelo, aun escondiendo algo detrás de la espalda.
-          Me encanta.- me senté aun embobada en ese cielo.
-          Desde aquí siempre se ven bien las estrellas, hasta en los días más nublados.- contempló con admiración- cuando me enfadaba de pequeño siempre venía aquí.- reí ante ese dato.
-          Que mono.- lo miré con una sonrisa- por cierto, yo te tenía que dar algo.- me recordé.
-          Adelante.- sonrió satisfecho.

Saqué de detrás de mi espalda la bolsa que había estado guardando todo este tiempo. Y se la entregué a Justin. Me miró con una gran sonrisa y cogió el regalo. Sacó la caja de la bolsa y empezó a abrir el papel del regalo. Sabía que le iba a gustar, Justin adora a las gorras, tenía muchas, demasiadas. Pero estaba segura que la que le había comprado no la tenía, ya que nunca se la había visto puesta.
Acabo de romper el papel con delicadeza y seguidamente abrió la caja que contenía el regalo. Al verlo, rápidamente esbozo una gran sonrisa.

-          ¿Te gusta?- dije algo nerviosa.
-          Me encanta, ¿sabes? Ya le había echado el ojo a esta. Muchísimas gracias ______(tu nombre).- me abrazó fuertemente, hasta el punto que casi me deja sin respiración.
-          No hay de qué, le he visto y he pensado, está para Justin.- reí.
-          Yo también te tengo que dar algo.- sonrió.
-          ¿Sí? No lo había notado.- dije irónicamente.
-          Lo mío no está envuelto en papel de regalo, pero bueno.- se encogió de hombros y sacó una caja de color azul- ten.- volvió a sonreír.

Le sonreí con mi mejor sonrisa y suspiré nerviosa. Me encantaba pasar momentos así con Justin, los detalles que tenía conmigo me hacían ver lo mucho que le importaba al igual que él a mí. Ahora estamos más unidos que nunca, y si por alguna razón las cosas cambiaran entre nosotros no lo soportaría. Pero ahora no era momento de pensar esas cosas, las personas tenemos la costumbre a pensar lo que puede salir mal antes de empezar algo o hacer algo, así que mi consejo es  que hagas las cosas que quieras hacer, sin miedos, tal vez luego sea demasiado tarde para hacerlas.
Deje de darle vueltas a eso, ya que de un tema me iba al otro y  aun tenía que ver lo que contenía la caja. Abrí la tapa y justo encontré una gorra del mismo estilo que le había regalado a Justin solo que era toda morada y con las letras de delante blancas. Reconocía esa gorra, era la favorita de Justin y me la estaba regalando, un regalo que sin duda me encantaba. Lo miré con una sonrisa de oreja a oreja y me abalancé contra el dándole un abrazo enorme.

-          Es mi favorita.- dijo mientras nos separábamos del abrazo.
-          Lo sé.- la miré contenta y me la puse.
-          Y te queda genial.- me colocó bien la gorra.
-          Muchas gracias Justin.- le agradecí e regalo.
-          A ti.- me agradeció como había echo minutos antes.
-          Hemos pensado en lo mismo.- reí extrañada.
-          Tenemos los mismos gustos.- se encogió de hombros riendo mientras se ponía la gorra del revés. Que por cierto le quedaba muy bien.
-          Y que lo digas.- reí mientras me tumbaba en el suelo- así las estrellas se ven mejor.- cambié el tema inconscientemente.
-          Lo sé.- se tumbó a mi lado. Yo me acorruqué en su pecho ya que empezaba a levantarse algo de aire- ¿tienes frío?
-          Algo.- reí posando una de mis manos encima de sus pectorales, para así poder acorrucarme mejor.
-          Anda ven.- Justin pasó una mano alrededor de mi cuello, haciendo que me apegase más a él.


Lo miré con una sonrisa, la luz de la luna iluminaba un lado de su perfecto rostro, dejando al descubierto su blanca sonrisa y sus preciosos ojos miel. Acarició mi cara con delicadeza,  recorrió desde la frente hasta los labios, y ahí se detuvo. Mi corazón empezó a latir rápidamente, parecía que se me iba a salir del pecho. Estaba nerviosa, intentaba mirar a Justin a los ojos pero cada vez que lo hacía tenía que desviar la mirada ya que me ponía más nerviosa. Él parecía tranquilo, aunque una cosa lo delataba. Con la mano que tenía aun puesta sobre su pectoral podía sentir como el corazón le iba a cien por segundo, como a mí. Estaba nervioso, tanto como yo. En un impulso me acerqué más a él. Quería volver a sentir su aliento impactar contra él mio, quería sentirlo más cerca, hasta el punto de no haber distancia entre nosotros dos. Pero y,  ¿Si me precipitaba? ¿Si él no quería lo mismo que yo? ¿Si el aun pensaba en Selena? No quería estropear ese momento pensando en esas cosas, suspiré dejando ir una sonrisa la cual él me devolvió al segundo. Estábamos tan cerca, que casi podía sentir sus labios rozando los míos, quedaban tan solo unos centímetros para que ocurriera lo que llevaba unos días pensando. Pero fuimos interrumpidos por segunda vez. Escuché unos ruidos que venían de adentro de la casa, alguien estaba subiendo las escaleras.


-          ¿Chicos estáis ahí?- la voz de Pattie nos hizo levantar de golpe, como si estuviésemos haciendo algo malo.
-          Si mamá.- contestó Justin levantándose del suelo tendiéndome la mano, se la cogí y me levanté yo también.
-          ¿Qué hacéis aquí? Empieza a hacer frío.- abrió la puerta y nos miró extrañada.
-          Nada, estábamos aquí, pasando el rato.- me encogí mirando a Justin- bueno, yo voy para adentro, que tengo frío.

Antes bajar hasta la segunda planta le di un beso a Pattie y salí de la terraza. Bajé rápidamente las escaleras y me encerré en la habitación. No era un comportamiento muy normal en mí, y no sé que pensaría Pattie. Pero la verdad es que me ponía algo mal por todo lo que estaba pasando, estaba confundida.  Justin me gustaba, ahora si estaba segura, pero no sabía que sentía él, o al menos si sentía algo. No quería romper nuestra amistad,  si le decía algo de lo que sentía hacia él y no era correspondida las cosas cambiarían entre nosotros. Pero a la vez pensaba que si lo intentábamos y salía mal cambiarían igualmente, aunque sé que lo superaríamos. En definitiva estaba echa un lío. Sentía rabia, impotencia, y mil cosas más. Tenía un nudo en la garganta, iba a romper en llanto en cualquier momento, lo sabía. Por eso me había ido de esa manera, no quería que Justin y Pattie me viesen así.
No quería pillarme de Justin, por qué hemos sido amigos toda la vida y si nuestra amistad se rompiese sería muy duro para los dos. Pero para no pillarme por él, me tenía que alejar, y tampoco quería eso, así que parecía que todo lo que hiciese me perjudicaría. Pero en el fondo sabía que todo eran paranoias mías, que yo y Justin éramos más fuertes que cualquier problema que nos pudiese ocurrir.
Lo mejor sería darle tiempo al tiempo, dejar que las cosas ocurran, lo que tenga que pasar pasara y punto. Ahora no es momento de derrumbarse, es momento de seguir para adelante, vivir el presente e improvisar.
Sentí como algo vibraba en mi bolsillo, era mi móvil y quien me estaba llamando era Caitlin. Hacía algunos días que no la veía, y que no hablaba con ella.

-          Hola.- dije limpiándome la lágrima que se me había escapado segundos antes.
-          ¿Qué saludo es ese?- escuché a Cait al otro lado del teléfono.
-          El que dicen las personas normales.- reí sin muchas ganas.
-          ¿Desde cuando tú, me saludas como una persona normal?- reí al escuchar eso.
-          No lo sé.- suspiré.
-          Venga, ¿Qué te pasa?- dijo algo preocupada.
-          Justin, me pasa.- me incorporé en la cama ya que estaba tumbada.
-          ¿Os habéis enfadado otra vez?- preguntó Cait.
-          No.- suspiré- casi nos besamos.- al escuchar eso Caitlin se puso a chillar como una loca- Cait, calla, se va a enterar media Atlanta.- dije intentando que dejase de gritar.
-          ¡¡¡NO ME LO CREO!!!- siguió gritando eufórica- ¿y por eso estas así?- paró en seco sus gritos y dejó ir extrañada esa pregunta.
-          Es que no quiero que nada cambie.- dije preocupada.
-          Como no, siempre tú y tus preocupaciones precipitadas.- suspiró mi amiga- si no lo intentas nunca sabrás que pudo pasar ______(tu nombre).
-          Ya lo sé, pero, ¿y si no siente lo mismo?- seguí dándole vueltas a esa pregunta.
-          Si no sintiese nada no os hubieseis casi besado, no sé si me explico.- y eso era verdad.
-          Ya, pero no sé. ¿Alguna novedad con Chaz?- le cambié el tema.
-          Estamos mejor que nunca, pero aun no ha pasado nada.- dijo mi amiga en tono de resignación.
-          ¿A qué esperáis?- reí.
-          A que se lance el.- siguió mis risas.
-          Tal vez él espere que te lances tú.- aunque raramente las chicas nos lanzamos a un chico.
-          ¿Tu que harías?- la verdad es que se lo preguntaba a la persona menos indicada. Me encontraba en casi la misma situación y no tenía ni idea de lo que podía hacer.
-          Haz lo que sientas.- creo, que ese era el mejor consejo que le podía dar en ese momento.
-          Así, ¿a lo loco?- dijo algo confundida.
-          Improvisa.- sino, ¿Qué otra cosa podía hacer?- cuando planeas una cosa siempre sale de otra manera, así que lo mejor es improvisar y llevarte sorpresas por el camino.
-          Que filosófica estas.- rio Caitlin- te tendrías que aplicar tu consejo con Justin.
-          Es lo que voy a hacer.- dije convencida.
-          Seguro que acaba pasando algo.- afirmó la loca de mi amiga.
-          Lo que digas.- volteé los ojos.
-          Bueno te tengo que dejar, que mi madre necesita ayuda no sé para qué.- escuché como decía un “ya voy mamá”.
-          Vale, espero verte pronto, que estás desaparecida.- normalmente, en verano, nos veíamos cada día. Pero estos días hemos estado algo distanciadas, y no por ningún enfado sino que nuestros planes casi nunca coincidían.
-          Mañana te llamo y quedamos. Te quiero.- se despidió.
-          Vale, yo más tonta.- colgué.


Me dejé caer en la cama, estaba bastante cansada, hoy había sido un día de no parar y necesitaba descansar. Pero no podía irme a dormir sin antes hablar con Justin. No quería que pensase que estaba molesta o enfadada con él por lo que había pasado antes.
Me levanté de la cama me desvestí y me puse el pijama que consistía en unos simples pantalones cortos morados y una camiseta básica blanca. Me dejé la gorra puesta, solo por el simple echo de qué me hacía ilusión llevarla y me hacía juego con los pantalones y  salí de la habitación. Me dirigí a la de Justin y toqué a la puerta, pero no contestaba. Había varias opciones, la primera es que estuviese y no me quisiese abrir, la segunda que estuviese pero estaba dormido o la tercera que no estaba. Para salir de dudas entré a la habitación. Estaba vacía, eso significaba que Justin estaba abajo. Cerré la puerta y me fui hacia las escaleras. Desde allí escuche una música que venía de abajo. Era pegadiza, la empecé a bailar al ritmo bajando las escaleras. Estaba haciendo el tonto yo solita, pensando que nadie me estaba mirando. Me agarré a la baranda y empecé a hacer más tonterías, me estaba dejando llevar por la música, y de que manera. Di vueltas sobre mi misma, como siguiese así me iba a caer. Una vez abajo paré de hacer el tonto por si alguien me veía. Pero la cuestión era que ya me habían visto. Me encontré a Pattie y a Justin riéndose a más no poder, yo estaba ahí paralizada y muerta de vergüenza. Me tapé la cara, estaba enrojeciendo y esos dos seguían riéndose como locos. Mi hermano, como no, también se había unido a las risas. Y yo era el centro de burla, Justin me empezó a imitarme provocando que enrojeciese más y que su madre y Alex riesen más aun.

-          Ya vale ¿no?- me uní a las risas- vosotros no deberíais haber visto eso.
-          Pero lo hemos visto.- siguió riendo Justin.
-          Cielo ¿Qué hacías bailando así?- preguntó Pattie, que al recordarlo soltó unas cuantas carcajadas.
-          Encima sola.- se burló también mi hermano.
-          Solo estaba bailando.- volví a taparme la cara con mis manos.
-          Lo hacías muy bien.- me vaciló mi amigo.
-          No os paséis.- reí, ya que hacía gracia aunque no lo quisiese admitir.
-          Justin tu no deberías reírte.- le avisó su madre- un día le pille cantando en el baño con un secador Rockin’ Robin de Michael Jackson.- estallé a risas al escuchar eso. Me imaginé a Justin en esa escena y no podía parar de reír.
-          ¿Y te ríes de mí?- me hice la ofendida aun riendo.
-          Mamá, eso era algo entre tu y yo.- Justin se ruborizó.
-          Lo siento cielo.- su madre se encogió de hombros. Yo seguía riendo como una loca.
-          Tengo sueño.- dijo mi hermano cortándonos el rollo.
-          ¿Quieres ir a dormir ya?- le preguntó Pattie cogiéndolo en brazos.
-          Si.- le contestó mi hermano frotándose los ojos.
-          Vamos.- sonrío Pattie- buenas noches chicos.- besó nuestras mejillas y subió las escaleras.
-          Yo también voy a ir a dormir, estoy cansada.- bostecé a causa del sueño.
-          ¿Qué has hecho durante la tarde?- empezamos a subir las escaleras lentamente.
-          Te lo cuento mañana.- ahora tenía sueño.
-          Esta bien.- me revolvió el pelo- pues entonces me voy ya a dormir.- se acercó a mi y me dio un beso justo en la comisura de los labios.
-          Buenas noches guapo.- le sonreí y entré para mi habitación.

Antes de acorrucarme en la cama me quité la gorra que me había regalado Justin y la dejé encima de la mesita de noche. Acto seguido me acorruqué en la cama y me la quedé mirando. Justin era un cielo, hacía olvidarme te todos mis problemas, incluso si ese problema está relacionado con él, no sé si me explico bien. Pensando en eso, fui cogiendo poco a poco el sueño hasta el punto de quedarme profundamente dormida.


-          Sábado por la tarde –


Estábamos todos en casa de Justin, y con todos me refiero a Caitlin, Justin, Chaz, Ryan, Christian, Mike y yo. Habíamos decidido pasar la tarde en la piscina, haciendo el tonto, lo normal en nosotros, vamos. Iba vestida así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=63060393&.locale=es.
Nos lo estábamos pasando genial, estaba siendo una tarde divertida, todos estaban en la piscina menos Caitlin y yo, que como no, estábamos tumbadas en el césped tomando el sol y hablando de chorradas.

-          ¿Sabes que mi prima se ha puesto un piercing en la nariz?- dijo mi amiga de repente.
-          ¿Qué prima?- no tenía idea de quien me estaba hablando, tenía muchas primas.
-          Charlotte.- dijo con cara de asombro.
-          Pero, ¿no tiene 9 años?- dije confundida.
-          Si tía.- me quedé flipando, una niña con nueve años y con un piercing ya.
-          ¿Qué dices? Pero si yo a su edad me ponía los tatuajes de los chicles y me sentía rebelde.- Caitlin estalló a risas al igual que yo.
-          Madre mía, estás loca.- siguió riendo mi amiga.
-          Pues cuidado, que dicen que eso se pega.- bromeé. Ella rio negando con la cabeza.
-          ¿Vamos a bañarnos?- propuso Cait.
-          ¿Ahora?- dije con pesadez. Hacía calor, pero me daba pereza ir a bañarme.
-          No me hagas llamar alguno de los chicos para que te meta a la fuerza.- me amenazó la loca de mi amiga con el dedo.
-          Está bien, ya va, ya va.

Me levanté pesadamente y dejé las gafas de sol encima de la toalla. Caitlin hizo lo mismo, nos dirigimos hacía la piscina donde estaban todos los chicos. Estaban jugando con una pelota, mientras se hacían ahogadillas y otras tonterías más. Al llegar Caitlin y yo todos se nos quedaron mirando. Normalmente siempre nos tiraban ellos en vez de meternos nosotras mismas por nuestra propia voluntad.

-          Al fin os dignáis a venir.- Christian fue el primero en hablar.
-          Nos lo estábamos pensando, eh.- bromeé.
-          No mordemos.- intervino en la conversación Mike.
-          Por si acaso.- seguí con la broma.
-          Que desconfiada.- habló Justin esta vez.
-          Tú calla.- le dije mientras le dedicaba una dulce sonrisa.
-          Uh, vienes pisando fuerte.- me vaciló Christian.
-          Arrasando.- añadió Ryan.
-          Dejando huella.- rio Justin.
-          Oye, no os paséis. Y tu Caitlin ya podrías defenderme o ¿qué?
-          ¿Está fría?- no se le ocurrió otra cosa mejor que decir a mi amiga.
-          Métete y lo compruebas.- le dijo Chaz- ¿Qué digo? Espera.

Chaz empezó a tirarnos agua a Caitlin y a mi, los otros chicos se unieron al segundo dejándonos a Cait y a mi totalmente empapadas.  Nos acabamos tirando, y ahí empezamos una guerra ahogadillas, bromas, y mil cosas más que hicieron que esa tarde fuese perfecta.



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Mis niñas, aquí está el capitulo. No he tardado tanto como otras veces, espero que os guste más o menos me lo he currado, pero el próximo será más largo ya que lo voy a subir algo tarde, por qué los exámenes están de vuelta, vaya mierdkjfjsbfsdfbwehg… Pero bueno será mucho más interesante ya veréis, sé que os gustará.

Bueno os voy dejando, que aquí en mi país ya es tarde y mañana es Domingo… y tendré que estudiar para un examen que tengo el lunes y otro el martes, bueno no me enrollo más que si no, no paro. Solo deciros que comentéis, que gracias por las visitas y que os quiero muchísimo ¿vale? <3.

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