A veces lo normal puede ser extraordinario |
Entramos aun sin decir palabra, Justin estaba
serio, y no tenía ni idea si le pasaba algo. Me lo quedé mirando esperando una
palabra, pero nada. Él solo me miró por un segundo, y volvió a mirar al frente.
-
¿Qué
te pasa Justin?- le pregunté preocupada.
-
Nada.-
arrancó el coche- ¿Qué me tendría que pasar?- dijo con una media sonrisa.
-
No
sé, casi no me has dirigido la palabra en el centro comercial.- me encogí de
hombros.
-
No he
sido yo el que he pasado de ti.- empezó a conducir siguiendo al coche de Chaz,
ya que este nos llevaría a la casa de campo.
-
Eh,
¿qué?- dije desconcertada- ¿he pasado de ti?
-
Algo.-
rio.
-
Es
que hacía mucho tiempo que no veía a Christian.- lo pensé un poco mejor, y tal
vez si que había sido mi culpa.
-
Tranquila
tonta.- me sonrió con esa perfecta sonrisa.
-
Bueno
en todo caso estas dos semanas no voy a dejar que te despegues de mi, eh.- reí
divertida.
-
¿Ni
para ir al baño?- alzó una ceja.
-
Ni
para ir al baño.- bromeé.
-
No
vale echarse para atrás, eh.- me avisó Justin en tono perver.
-
Just,
era una broma.- reí negando con la cabeza.
-
Sí,
sí, entre broma y broma, la verdad se asoma.- siguió hablando en ese tono.
-
Lo
que digas.- reí.
Al cabo de 20 minutos más o menos llegamos a la
casa de campo de Mike. A mi me encantaba, estaba en vuelta en un campo verde,
al fondo había un bosque, sabía que eso me iba a dar algo de mal rollo por las
noches. Era así:
Justin aparcó el coche enfrente de la casa,
seguidamente me abrió la puerta y bajé del vehículo. Le dediqué una de mis
mejores sonrisas y lo abracé rápidamente ya que los chicos ya habían entrado en
la casa y solo quedábamos nosotros. Fuimos caminando hacia la entrada era todo
de madera, y me encantaba. Por la cara que hacia Justin también parecía
gustarle.
Entramos dentro de la casa, lo primero en lo que me fijé es que no había segundo piso, y no creía que hubiese habitaciones para todos así que tendríamos que compartir habitaciones.
Entramos dentro de la casa, lo primero en lo que me fijé es que no había segundo piso, y no creía que hubiese habitaciones para todos así que tendríamos que compartir habitaciones.
-
Aquí
es donde pasaremos dos semanas.- anunció Mike.
-
Es
preciosa.- observé a mi alrededor.
-
Acogedora.-
añadió Justin.
-
Nos
encanta.- dijeron Chaz, Ryan y Christian.
-
Me
alegro de que os guste.- rio Mike- pero vamos por trabajo. Que dos personas
vayan a decorar el jardín, y otras tres que me ayuden a organizar todos los
regalos, comida, bebida y ordenar la casa.
-
A mi
me da igual.- dijo Chaz.
-
Yo me
quedaré ayudando a Mike.- dijo Christian.
-
Yo
también te ayudo tío.- esta vez habló Ryan.
-
Yo me
quedo a ayudar también.- sonrió Justin.
-
Pues
tu y yo a fuera.- le hablé a Chaz.
-
Que
remedio.- se encogió de hombros.
-
Oye,
que si no me quieres ayudar ya te puedes quedar aquí.- me hice la indignada.
-
Estoy
encantado de colaborar contigo.- rio Chaz.
-
Pues,
dale.- reí.
Cogimos las bolsas donde estaban todas las cosas
para decorar el jardín para la fiesta sorpresa de Cait y salimos a él. Empezamos
a sacar cosas de las bolsas, pensando en donde podríamos poner cada una de
ellas para que quedasen bien.
-
Podríamos
poner el cartel de “Felices 17” entre esos dos árboles ¿no?- miré hacía donde
estaba señalando imaginándome como quedaría.
-
Me
gusta.- asintió con la cabeza.
-
¿Y
como subimos hasta ahí?- dije mirando a
Chaz confundida.
-
Mike
nos ha dejado una escalera ahí despistada.- rio.
-
Vaya.-
me llevé las manos a la cabeza.
Chaz se dirigió hacia donde estaba la escalera
para llevarla hasta uno de los árboles que había en el jardín, allí colgaríamos
uno de los extremos del cartel. Cuando mi amigo dejó la escalera en el sitio
indicado subí para colgar uno de los extremos, él mientras me aguantaba para
que no me cayese.
La verdad es que no solía pasar mucho tiempo con
Chaz a solas, se me hacia un poco raro, pero era un buen momento para hablar de
un monton de cosas, y en concreto Caitlin. Quería saber que estaba pasando
entre ellos dos, más bien quería saber que sentía él hacia mi amiga, así que
este era el mejor momento.
-
He
visto como miras a Justin.- me dijo mientras dejaba ir una sonrisa. Su
comentario hizo que perdiera el equilibrio, no me esperaba que me dijese tal
cosa.
-
¿Cómo
le miro?- reí nerviosa.
-
No te
hagas la tonta.- volvió a sonreír- todo el mundo se ha dado cuenta, excepto
vosotros dos.
-
¿Cuenta
de qué?- dije esta vez confundida.
-
De
que os gustáis.- dijo en tono obvio.
-
Somos
amigos.- intentaba disimular mis nervios, pero no sabía muy bien si me estaba
saliendo bien.
-
La
típica excusa.- negó con la cabeza Chaz.
-
La que
utilizáis tu y Cait ¿no?- le intenté devolver su jugada.
-
¿Qué
dices?- esta vez, el que estaba nervioso era él.
-
Que
se os ve a quilómetros que os gustáis.- lo miré desde arriba de la escalera-
admite que te gusta Caitlin.
-
Y tú
admite que te gusta Justin.- alzó una ceja mi amigo.
-
No
voy admitir eso.- acabé de atar uno de los extremos del cartel y bajé de la
escalera.
-
Me lo
puedes decir.- apoyó su mano en mi hombro.
-
Eh…-
dudé en decirle que si me gustaba Justin, Chaz podría decírselo aunque confiaba
en él, pero no me quería arriesgar- puedes confiar en mí.- evadí su comentario.
-
Está
bien, me gusta.- dijo tranquilamente.
Abrí los ojos como platos. Me sorprendí la verdad,
aunque no sé muy bien de que me había sorprendido. Sabía de sobras que a Chaz
le gustaba Caitlin y que a Cait le gustaba Chaz. Aunque no hablaba mucho con
Chaz sobre mis cosas, podía confiar en él, tal vez fuese el más indicado para
ayudarme con Justin, así como yo era la más indicada para ayudarle con Cait.
Estaba dudando en confesarle mis sentimientos hacia Justin. Estaba insegura.
Sin decir palabra Chaz, cogió nuevamente la
escalera y la trasladó hasta el árbol opuesto para así poder colgar el otro
extremo del cartel. Yo lo seguí sin decir nada aun. Estaba pensando en que
decirle ahora, la verdad, es que me había pillado totalmente por sorpresa.
-
Lánzate.-
acabé diciendo.
-
Como
si fuera tan fácil.- por lo visto a los chicos también les cuesta lanzarse a
las chicas.
-
Por
lo menos dile lo que sientes.- le aconsejé.
-
¿Y si
lo estropeo todo?- me miró confuso.
-
No lo
harás.- le sonreí subiéndome a la escalera.
-
¿Cómo
lo sabes?- es obvio que no le podía decir, por qué le gustas a Caitlin así
tenía que buscarme otra respuesta.
-
Las
chicas sabemos eso.- reí.
-
Tú si
fueras yo ¿lo harías?- frunció el ceño mi amigo.
-
Ya lo
hubiese hecho.- acabé de atar la otra punta del cartel y bajé dando un salto.
-
Está
bien.- sonrió satisfecho- por cierto, eso de que no te gusta Justin, no ha
colado.- rio.
-
Lo
tenía que intentar ¿no?- acabé confesándolo indirectamente.
-
Tu
también le gustas.- dijo dejando la escalera a un lado.
-
Nunca
se fijaría en mi.- me negué a hacerme esa idea.
-
Se le
ve a quilómetros ______(tu nombre).- me sonrió.
Le sonreí y evadí ese comentario, más que nada
porque no quería hacerme ilusiones con nada, según dicen lo que empieza con una
ilusión acaba en una decepción, pero no me lo creo mucho la verdad.
Seguimos decorando el jardín, estaba quedando muy
bien, habíamos puesto luces de diferentes colores por todos los sitios,
habíamos preparado las mesas donde podríamos las bebidas y la comida, en fin,
que estaba todo perfecto, nos había
costado, pero todo esfuerzo tiene su recompensa.
Los otros chicos habían estado limpiando y
ordenando la casa, también había quedado muy bien. Estaba segura de que esas
dos semanas serían increíbles. Y estaba ansiosa para que llegase mañana y poder
empezar a disfrutar del verano de verdad, con mis amigos, con nuestras locuras
y como nosotros sabemos. En general todos estábamos ansiosos.
Cuando acabamos de prepáralo todo ya se había
hecho tarde, algunos proponían en quedarnos hoy mismo a dormir, pero yo no
podía. No había hecho la maleta y tenía que hacerla, encima, quería pasar esta
última noche con mi padre y Alex. No los vería en dos semanas y aunque no lo
parezca es bastante tiempo.
Antes de ir cada uno a su respectiva casa
acordamos la hora para quedar mañana. Ryan, Chaz y Christian estarían con
Caitlin distrayéndola todo el día, estos harán ver que se les había olvidado el
cumpleaños de Cait y nos encubrirían a Mike, a Justin y a mí. Mientras nosotros
estaremos preparando la tarta, y la comida. Sobre las nueve traerán a Caitlin a
la casa de campo y ahí le daremos la sorpresa. Todo estaba planeado, no se nos
escapaba nada, sería perfecto.
Justin, Ryan y yo volvimos juntos en el coche de
Bieber. Después de dejar a Ryan en su casa y estar hablando con él sobre todo
tipo de tonterías decidimos volver para casa. Había pasado todo el día fuera de
casa y mi padre querría verme. Al llegar a la puerta de mi casa me despedí de
Justin con un tierno abrazo y un beso en la comisura de sus labios. Debo
confesar que me encanta cuando nos damos besos así, es una tontería, pero tener
sus labios tan cerca de los míos se estaba convirtiendo en una adicción aunque
estos no se tocasen.
Entré a casa rápidamente, quería pegarme una
ducha, sentarme en el sofá junto a papá y Alex y ver una película con ellos. El
plan es simple, pero a veces lo normal puede ser extraordinario.
Abrí la puerta y dejé las llaves colgadas en el
recibidor. Miré hacia el salón, había algo extraño la luz que anteriormente
estaba encendida, ahora se había apagado. Estaba casi sumida en la oscuridad si
no fuese por la luz del recibidor. Entré al salón aun sin encender la luz, no
escuchaba ningún ruido y, en teoría mi hermano y mi padre tendrían que estar en
casa. Seguí avanzando a paso lento por el salón, tenía algo de miedo. Sí, le
temo a la oscuridad.
-
¿Hola?-
me giré de golpe al escuchar un ruido- ¿papá?- busqué el interruptor de la luz
del salón- ¿Alex?- alumbré con el móvil para poder ver algo.
-
Bú.-
dijeron mi padre y mi hermano alargando la u mientras salían detrás del sofá.
-
Aaaaaaaaaaaah.-
grité como una loca- ¿Queréis matarme?- me puse la mano en el pecho, mis
pulsaciones habían aumentado descontroladamente.
-
Una
pequeña broma.- rio descontroladamente mi hermano.
-
No te
enfades hija.- le siguió las risas mi padre.
-
Casi
me matáis, esta os la devolveré.- los amenacé con el dedo.
-
Tu
cara ha sido.- en ese momento mi padre imitó la cara que había puesto, él y
Alex estallaron a risas.
-
No le
veo la gracia.- alcé una ceja.
-
Bú.-
siguió riendo Alex.
-
Como
me vaciláis tío.- acabé riendo- anda, voy a ducharme.
-
¿Cenarás?-
preguntó mi padre que aun se le escapaba la risa.
-
No,
no tengo hambre.- reí- pero podemos mirar una película todos juntos.- sonreí.
-
Claro.-
sonrió ampliamente mi padre.
-
La
del rey león.- propuso eufórico mi hermano.
-
La
del rey león se ha dicho.- salí del salón para subir escaleras arriba e ir a mi
habitación.
Me metí en mi habitación, hice lo de siempre:
desvestirme, poner la ropa a lavar, ducharme, secarme y ponerme el pijama que
consistía en una camiseta de tirantes blanca y unos pantalones morados cortos.
Tardé bastante tiempo en hacer todo eso, así que suponía que los dos hombrecitos
de la casa ya habrían cenado. Salí de mi habitación y bajé las escaleras. Como había
supuesto antes mi hermano y mi padre habían acabado de cenar, hasta habían recogido
la mesa y fregado los platos. Escuché ruidos que venían del salón, debían estar
allí buscando la película o haciendo alguna tontería. Inconscientemente fui
para el salón, allí me encontré a Alex y a papá. Acababan de encontrar la
película y la estaban poniendo en el DVD. Papá se había tumbado en uno de los
sofás del salón, así que yo y mi hermano nos tumbamos juntos en otro.
-
Alex,
¿por qué has elegido esta película? La hemos como 20 veces.- no estaba
exagerando- hasta me sé los diálogos de memoria.- le revolví el pelo.
-
Es
que es mi película preferida.- rio.
-
Esta
vez no llores.- se burló cariñosamente mi padre de mi.
-
Papá,
era pequeña.- lo miré alzando una ceja.
-
Sht,
que empieza la película.- nos hizo callar mi hermano.
-
Vale,
malote.- reí.
Sonreí, estaba feliz, sí, solo por estar viendo
una simple película con mi padre y mi hermano. Hacía tiempo que no lo hacíamos
y sin duda lo echaba de menos. Aunque había visto esa película ciento de veces,
no me cansaba de verla. Así que me pude permitir saltarme el principio para
hacer palomitas, en una película familiar no pueden faltar.
Seguimos viendo la película y comiendo palomitas.
Estaba llegando la parte donde Mufasa, el padre de Simba muere. Y aunque ya soy
mayorcita, sí, sigo llorando en esa parte. Acaricié el pelo de mi hermano
mientras unas lágrimas caían de mis ojos. Es imposible no llorar en esa parte.
Sequé mis lágrimas rápidamente antes de que mi padre o mi hermano pudieran
verme llorar. Más bien mi padre, porque mi hermano ya había soltado alguna que
otra lágrima. Miré a mi padre para ver
si me estaba mirando, pero en lugar de su mirada hacia mi me encontré con que se estaba secando una
lágrima, o eso me había parecido.
-
¡SE
TE HA CAÍDO UNA LÁGRIMA!- grité
levantándome de un salto de el sofá.
-
¿Qué
dices?- dijo desconcertado papá.
-
Lo he
visto.- dije alzando una ceja.
-
Si yo
también lo he visto.- dijo mi hermano riendo.
-
Jajajajaja.-
estallé a risas.
-
Oye,
como os sigáis riendo os dejo sin natillas.- nos amenazó papá.
-
Vale
jefe.- paré de reír al instante, mi padre era capaz de hacer eso.
Acabamos de ver la película, estuvimos un rato
hablando de tonterías y después nos fuimos a dormir. Era tarde, tenía sueño,
mañana tendría que levantarme otra vez pronto y lo único que quería era dormir.
Pero como se me había olvidado hacer la maleta la tenía que hacer ahora ya que
mañana no tendría tiempo. Con sueño y pesadez fui eligiendo la ropa que pondría
en la maleta. Cogí zapatos, camisetas, pantalones, anillos, colgantes, parecía
que me iba un año fuera de casa, cuando en realidad eran dos semanas. Yo soy
así de exagerada, después me pasa que no utilizo ni la mitad de las cosas, pero
bueno. Cuando saqué todo lo que me parecía necesario para estos días escogí un
conjunto para ponérmelo mañana y así poder guardar todo lo otro en la maleta.
Echo esto, me metí rápidamente en la cama y al instante me dormí.
Por la mañana me dormí, tenía demasiado sueño y no
escuché el despertador, raro en mí ya que me despierto al mínimo ruido. Justin
tuvo que venir a despertarme por que se nos estaba haciendo tarde y habíamos
quedado con Mike para ir a la casa de campo. Tendríamos que ir a buscarlo a
casa de su abuela y luego ir para allá. El bueno de Justin me hizo la cama
mientras me duchaba, también bajo mi maleta y la puso en el maletero de su
coche mientras yo me acababa de duchar y vestir. (http://www.polyvore.com/nk/set?id=63888213#stream_box).
Me subí los pantalones hasta la
cintura, ya que iban así, dejando la camiseta por dentro. Cuando acabé de todo
cogí mi móvil, dinero por si necesitaba, papel y lápiz por si me daba por
componer y bajé hasta el salón. Ahí estaban mi padre, Justin y mi hermano, era
la hora de despedirse, aunque fuesen solo dos semanas los echaría de menos,
echaría de menos las peleas con papá y con Alex, ver sus bonitas sonrisas solo
al levantarme, esas charlas a altas horas de la noche con papa y un montón de
cosas más. Pareceré exagerada, pero ahora que consigo llevarme bien con papá no
quiero distanciarme de él y que las cosas cambien. Pero bueno, sé que eso no pasará.
Ahora tenía que disfrutar de los días que pasaría ahí y ya. Me dirigí hacia
Alex y le di un fuerte abrazo.
-
No me
eches mucho de menos pequeñajo.- le dije bajito en la oreja- no hagas enfadar a
papá, pórtate bien, no hagas de las tuyas…
-
Que
si pesada.- dijo con tono cansado mi hermano.
-
¿Cómo
que pesada?- me separé de él y le empecé a hacer cosquillas- retíralo y paro.-
reí.
-
Lo
retiro, lo retiro.- estalló en risas mi hermanito.
-
Pues
eso eh, que te portes bien.- le di un efusivo beso en la mejilla- bueno papi-
esta vez me dirigí hacia mi padre- no me eches mucho de menos.- reí
abrazándolo.
-
No
llores mucho, rey león es solo una película.- siguió mi abrazo.
-
Oye,
¿eso que tiene que ver ahora? Si el que se emocionó fuiste tú.- me separé del
abrazo y le sonreí.
-
Anda,
pásalo bien princesa.- besó mi frente.
-
Adiós
papá.- me despedí con la mano dirijiendome al recibidor.
-
Adiós
______(tu padre), pórtate bien Alex.- sonrió Justin.
-
Jolín,
ni que fuera tan malo.- se cruzó de brazos Alex. Ante ese comentario todos
estallamos a risas.
Salimos de mi casa, yo quería ir a despedirme de
Pattie pero llegábamos tarde, como Justin ya se había despedido no pudimos ir.
Así que Justin y yo entramos en su coche, lo arrancó y se dirigió hacia la casa
de la abuela de Mike. No estaba demasiado lejos así que llegamos en unos 10
minutos. Mike nos esperaba en la puerta, seguramente llevaba tiempo esperando.
Justin le ayudó a subir la maleta al coche y después subieron.
-
Hola
Mike.- le saludé alegremente.
-
Buenos
días bonita.- me sonrió- que ganas de esta noche.
-
Ya
ves, estoy más nerviosa.- dije motivada.
-
¿Qué
te vas a poner?- me preguntó Justin.
-
Pues
hace más o menos un mes Cait me dijo que le gustaría que todos fuésemos
arreglados.- no sabía el por qué, le haría ilusión supongo.
-
¿Y
eso?- preguntó Mike.
-
No sé
cosas suyas.- reí.
-
Así
que tenemos que ir arreglados.- preguntó indirectamente Justin.
-
Si.-
sonreí.
-
¿Y
Caitlin como irá?- preguntó de nuevo Mike.
-
¿No
te acuerdas de mi regalo?- alcé una ceja.
-
Ostia,
sí.- rio.
-
Pues,
cuando venga y le demos la sorpresa ella irá vestida normal yo le daré mi
regalo y eso, ya sabes.- mi regalo consistía en un vestido, unos zapatos y un
colgante más un tablón de corcho con un montón de fotos.
-
Buena
idea.- sonrió Justin.
-
No sé
si es demasiado poco para ella.- dije preocupada.
-
Es
perfecto todo ______(tu nombre)- Mike apoyo su mano en mi hombro desde los
asientos de atrás.
-
¿Tu
crees?- me giré para mirarlo, él asintió con una sonrisa.
Estaba un poco más aliviada, quería que el
cumpleaños de mi amiga fuese perfecto, se lo merecía, se merecía eso y más.
Aunque ella con que estemos todos juntos se conforma.
El resto del camino fuimos en silencio, solo se escuchaba la radio, no era un silencio incómodo. Fui mirando el paisaje por la ventana sumida en mis pensamientos, hoy hacía un buen día, el cielo estaba azul, las nubes eran esponjosas y blancas, el sol brillaba como nunca y el aire tenía un olor entre pino y rosa.
El resto del camino fuimos en silencio, solo se escuchaba la radio, no era un silencio incómodo. Fui mirando el paisaje por la ventana sumida en mis pensamientos, hoy hacía un buen día, el cielo estaba azul, las nubes eran esponjosas y blancas, el sol brillaba como nunca y el aire tenía un olor entre pino y rosa.
Sin darme cuenta ya habíamos llegado, salí del
coche respirando profundamente el aire puro del campo, me encantaba, todo era
tan perfecto. Entramos a la casa, lo único que teníamos que hacer era el pastel
y la cena. La cena la haríamos más tarde ya que si se enfriaba no estaría tan
buena.
-
Bueno,
¿De qué hacemos el pastel?- preguntó Mike.
-
Crema
catalana.- sonreí.
-
¿Sabes
hacer pasteles de crema catalana?- preguntó sorprendido Just.
-
Ajá.-
le sonreí.
-
Pues
adelante, la cocina es tuya.- dijo Mike señalando hacia la cocina.
-
Pero
me tendréis que ayudar, vagos.- les avise.
-
Lo
que mande la señora.- dijeron al unísono poniéndose firmes y haciendo un saludo
de militar.
-
Señorita.-
reí.
Fuimos hacia la cocina y empezamos a sacar los
ingredientes que hacían falta. Había escogido esa tarta porque a Caitlin le
encantaba y se me daba bien cocinarla. Primero empezamos a hacer la capa de
abajo, sería de galleta. Así que mezclamos el polvo de galleta con mantequilla
e hicimos la base del pastel. Encima pusimos muse de chocolate y encima de esta
nata. Para acabar la tarta arriba de todo pusimos una buena capa de crema
catalana y con chocolate y nata escribimos “Felicidades Caitlin 17”. Dicho a si
parece todo muy sencillo, pero es complicado.
-
No se
toca.- le di un manotazo a Justin.
-
Solo
era para comprobar si esta buena.- se excusó mi amigo.
-
Sí,
sí.- dije cogiendo la tarta y llevándola hacia la nevera. La metí y cerré la
puerta de la nevera. Al girarme me encontré a Justin detrás de mí muy
sonriente- ¿te pasa algo?
-
No.-
sonrió aun más.
-
Pues déjame
pasar.- reí.
-
Espera.-
se acercó más a mi, tanto que me puse nerviosa- tienes algo en la nariz.- justo
en ese momento, pam, nata en la cara.
-
Habías
tardado en hacerlo.- dije limpiándome la nata de la cara.
-
¿No
te vas a devolver?- preguntó extrañado.
-
No,
paso de esos juegos.- me dirigí a la encimera para recoger las cosas. Pero
antes sin que Justin me viera cogí el bote de nata y me puse en la mano-
ayúdame a recoger, anda.- le pedí. Él me hizo caso y vino a ayudarme, cuando se
puso a recoger las cosas que habíamos utilizado le restregué toda la mano llena
de nata por la cara.
-
Con
que pasabas de estos juegos ¿eh?- Bieber se quitó la nata de los ojos.
-
Te lo
crees todo.- reí.
-
Ahora
verás tú.
Empecé a correr hacía la puerta y salí de la casa.
Si Justin me cogía acabaría llena de nata y no quería eso. Pedí ayuda a Mike,
pero este no se estaba enterando de la película ya que estaba viciado con el
móvil, así que no me podría ayudar. Salí de ahí y corrí sobre la verde hierba,
Justin iba detrás de mí con la cara llena de nata. Estallé a risas y eso hizo
que perdiera velocidad así que empecé a dar vueltas alrededor de la casa
corriendo, pero hubo un momento que ya no veía a Justin detrás de mí, y eso no
era bueno. Podía estar en cualquier sitio y yo no lo veía. Miré hacía todos los
lados, y nada ni rastro de Justin, era muy listo.
Pillándome por sorpresa salió de detrás de mí y me cogió.
-
Siempre
te da por correr.- dijo Justin.
-
Y a
ti siempre te da por perseguirme.- reí quitándole la nata que tenía en la cara.
-
Anda
ven, vamos a hacernos una foto.- propuso.
-
¿Vas
a salir con toda esa nata?- estallé a carcajadas.
-
No.-
se quitó un poco de nata de la frente y me la puso por la nariz- ahora estamos
igualados.
-
Me
parece justo.- seguí riendo.
Nos sentamos en el césped y sacó su iPhone del bolsillo,
lo desbloqueo y puso la cámara inversa. Clicó en el símbolo de la cámara y la
foto se hizo.
-
Es
muy bonita.- dije al verla.
-
La
voy a colgar en twitter.- sonrió. Se metió en twitter desde su iPhone y dejó el
móvil a un lado mientras se cargaba la foto.
-
Me
parece bien.- le devolví la sonrisa.
-
Ayúdame
a quitarme la nata.- me pidió.
-
A ver.-
me acerqué mas a él, le empecé a quitar los restos que tenía de nata en la
cara.
-
¿Ya?-
dijo impaciente.
-
Te
queda un poco aquí.- dije mirándole a los labios, ya que era donde le quedaba.
-
Pues quítamela.-
sonrió.
-
No te
muevas.- con el dedo pulgar le quité la nata que tenía en la comisura de los
labios. Al hacer eso Justin se relamió los labios, cosa que me mató.
-
No
hagas eso.-dije e inconscientemente yo me mordí el labio inferior.
-
Y tú,
no hagas eso.- me dijo él. Lo miré a los ojos, este me miraba, me estaba
poniendo algo nerviosa- ¿te pongo nerviosa?
-
No.-
¿se me notaba tanto?- y yo, ¿te pongo a ti nervioso?- alcé una ceja.
-
No.-
se volvió a relamer los labios.
-
Vale.-
sonreí y me volví a morder el labio inferior.
Justin se acercó más a mi, tanto que su nariz
chocaba con la mía, ahora si que estaba nerviosa. Pero me encantaba esa
sensación, esas mariposas que parecía tener en el estómago cuando estaba tan
cerca o simplemente cuando lo veía. ¿Él sentiría lo mismo? No lo sé. Le acaricié
el pelo suavemente, luego seguí acariciándole el cuello, Justin se estremeció.
Cerré los ojos y…
_________________________________
Miiiiiiiiis disculpas por subir tan y tan tarde,
pero esta semana he tenido que hacer mil cosas, y la semana que viene también,
pero por suerte es la última semana de exámenes, oh sí. Así que durante la
semana que viene no, la otra haré una maratón de capítulos. Y en navidad también,
sé que hace tiempo que lo dije, pero enserio, nunca había estado tan liada. Aun
no se de cuantos capítulos será la maratón, ya veré. Pues bueno nada 1000
visitas ya, que graaaaaaaacias por todo sois lo mejor, os amo <3. ( Debería
subir más amenudo lo sé, pero es que con los putos exámenes no puedo:( ).
what ?!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarkiss
kiss
kiss
kiss!!!!!!!!!!!!!!!!!!!