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martes, 18 de diciembre de 2012

Nothing like us. {23}


 Buenos días princesa



Su cuerpo yacía en el suelo. En mi garganta se formó un nudo, ahora sí que estaba asustada, ¿Qué hacía Justin ahí? Me arrodillé en el suelo, casi tirándome, las lágrimas empezaron a caer de mis ojos rápidamente, no entendía nada, no sabía a quién pedir ayuda, estaba sola ahí.
-          Eh, Justin, contéstame.- dije entre sollozos- joder, no me hagas esto.- estallé en llanto.

Ahora, ¿Qué se suponía que debía hacer?

De la boca de Justin salió una sonrisa, eso, más o menos respondía a mi pregunta. Todo había sido una broma, y hacía tiempo que había perdido la gracia. Sequé mis lágrimas y miré a Justin con desprecio, estaba muy enfadada, demasiado. No sabían hasta qué punto me había preocupado y asustado, lo había pasado realmente mal por una estúpida broma. Mi ira cada vez se iba haciendo más grande parecía que me consumía y no me dejaba pensar con claridad. Si le decía algo a Justin no iba a ser nada bueno, así que me levanté dispuesta a irme de ahí.

-          Deberías haber visto tu cara.- soltó una carcajada Justin incorporándose en el suelo.
-          ¿Te parece gracioso?- dije enfadada- estaba preocupada, asustada, desorientada, llorando y sin saber que hacer ¿Y te ríes?
-          Era una broma.- dijo arrepentido.
-          No sabes cómo lo he pasado.- dije mirándolo.
-          Lo siento, enserio. No pensábamos que te pondrías así.- ese pensábamos significaba que los chicos también habían participado en la bromita.
-          ¿Y qué esperabas que hiciera? ¿Reírme?- Justin intentó abrazarme, pero estaba demasiado enfadada con todo el mundo como para seguirle el abrazo, así que me aparte- déjame sola, no tengo ganas de hablar.
-          ¿Cómo quieres que te deje aquí sola?- dijo exaltado Justin.
-          Por favor, Justin.- dicho esto empecé a caminar.
-          ¿Dónde vas?- dijo en un tono preocupado.


No respondí a su pregunta, una vez más mi comportamiento no era el mejor, pero haber visto a Justin en el suelo, tumbado y de apariencia inconsciente me había dejado tocada. Esa broma había sido de muy mal gusto, y necesitaba estar sola para que se me pasase el enfado.
Justin, como era de esperar, fue detrás de mí, pero conseguí deshacerme de él, por así decirlo. Nuevamente estaba yo sola en ese frío bosque, me senté en una gran roca y apoyé mis codos en mis piernas haciendo que mis manos sostuviesen mi cabeza.  Poco a poco me fui calmando, pensando en frío llegué a la conclusión que al fin y al cabo solo era una broma, peores me habían hecho, encima, Justin estaba bien y se le veía realmente arrepentido.
Pensaréis que soy bipolar o algo, pero no. Me pasa constantemente, como a todo el mundo supongo. Cuando me enfado mucho, no pienso con claridad, mi rabia, ira o furia no me deja hacerlo. Así que estoy un rato pensando barbaridades y cuando me calmo consigo razonar las cosas un poco mejor, como en este caso. El problema ahora es que estaba perdida, y esta vez no era ninguna broma. Me levanté esa gran roca e intenté recordad por donde había venido, pero era prácticamente imposible, había pasado por tantos sitios que no recordaba casi nada. Todo parecía igual, mi sentido de la orientación no me estaba ayudando mucho en esos momentos. Desesperada empecé a caminar sin rumbo intentando buscar alguna salida. Tenía suerte, esta vez no había perdido la linterna así que tenía algo con lo que alumbrar.
El miedo me comenzó a invadir, las historias de miedo que habían contado anteriormente Mike y Ryan me vinieron a la cabeza, me empecé a hacer paranoias ¿Y si me aparecía un psicópata? ¿O el niño que se escapó del centro? O es más ¿Y si me encontraba el mismísimo edificio? Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, corrí como una loca apartando las ramas de los árboles a mi paso. Las piernas me temblaban, me fallaban, mi corazón iba más rápido, las pulsaciones aumentaban, las manos me sudaban y tenía un nudo en el estómago. Ese miedo no era el que tienes cuando estás viendo una película de miedo o cuando estás en lo alto de la montaña rusa, no, ese miedo era terror. A nadie, que yo sepa, le gustaría estar perdido en medio de un bosque a altas horas de la noche después de que te hayan explicado una leyenda sobre ese mismísimo bosque. 

Tenía tres opciones para intentar salir de allí, la primera era correr y encontrar yo sola el camino para volver a la casa de campo. La segunda era mantener la calma e intentar encontrar a los chicos. Y la tercera era quedarme ahí y esperar que me encontrasen que no parece ser muy inteligente.
Paré a causa de mi cansancio y falta de aire, mi respiración era agitada y me costaba respirar. Me apoyé en un árbol cansada, eso parecía interminable, maldecía el momento en el que me había marchado, dejando solo a Justin también. ¿Habría encontrado a los chicos? ¿Estaría tan perdido como yo? Esperaba que él tuviese más suerte. En ese momento me vinieron unas terribles ganas de llorar, estaba asustada y no sabía qué hacer. Me agaché apoyándome en el árbol y dándole vueltas a la cabeza intentando buscar una solución. Se me paró el corazón unos segundos cuando noté que algo se movía entre mis pies, asustada bajé la vista para comprobar que era. Un grito ahogado salió de mi boca cuando vi una pequeña culebra. Las piernas me empezaron a temblar más y más, estaba paralizada, le tenía un pánico tremendo a las serpientes y culebras, que llegan a ser lo mismo. La culebra se seguía moviendo entre mis pies, pegué un salto y empecé a gritar como una loca corriendo. A lo lejos escuché que alguien gritaba mi nombre, parecía la voz de Justin, era mi salvación.

-          ¡Justin!- grité con todas mis fuerzas.
-          ¡_____(tu nombre)!- escuché nuevamente su voz y con ella vi la luz de una linterna.


Con la linterna que llevaba alumbré por dónde había escuchado la voz ahí vi la silueta de Justin. Llena de alegría corrí hacia él, salté a sus brazos tan buen punto lo tuve enfrente. Nos fundimos en un abrazo, el pique que había tenido con él momentos anteriores ya no me importaba. Justin me sostenía por la cintura, yo lo abrazaba por el cuello con fuerza. Había pasado mucho miedo y ahora me sentía protegida entre sus brazos, parecía que estando él a mi lado nada malo podría ocurrirme. Quedé embriagada por el dulce perfume que llevaba, cerré los ojos para disfrutar más ese momento. Aun sin decir palabra dejé una sonrisa en sus labios como signo de alegría al verle. Justin me miró directamente a los ojos, para luego besar mis labios tierna y suavemente. Mis labios recibieron con gusto los suyos, dejando que se fundieran poco a poco, moviéndose al compás. Su sonrisa entre beso y beso parecía iluminar el eterno bosque.

Con delicadeza Justin me dejó en el suelo, me examinó con la mirada y después de ese “reencuentro” por decirlo de alguna manera, rompió el silencio.

-          ¿Estás bien?- aguantó mi cabeza entre sus manos- te he sentido gritar.- acarició mi pelo.
-          Sí, me he asustado, solo eso.- suspiré en una sonrisa.
-          Estás helada.- dijo abrazándome por los hombros y apegándome más a su cuerpo.
-          Tengo algo de frío.- confesé.
-          Tienes los labios morados.- pasó sus dedos por mis labios.
-          No debería hacer este frío en verano.- pensé en voz alta.
-          Me habías asustado.- habló nuevamente Justin.
-          ¿Perdona?- alcé una ceja- no sé quién ha asustado más a quien.
-          Lo siento.- parpadeó seguidamente poniendo cara de cachorrito.
-          Casi me da un infarto ¿Estás loco? ¿Qué tipo de broma es esa?- dije mientras empezábamos a caminar.
-          Los otros chicos también eran cómplices.- intentó quitarse un poco de culpa.
-          Estáis todos locos.- negué con la cabeza.
-          Pero a mí me quieres.- me dedicó una dulce sonrisa.
-          Puede.- dije vagamente.
-          Me adoras.- volvió a sonreírme mi novio.
-          Creído.- lo abracé más fuerte a causa del frío.
-          Sabes que es verdad.- besó mi frente.
-          No lo he negado.- solté una pequeña carcajada ante esa conversación.
-          Por si acaso.- me dio una palmadita en la espalda.
-          Eso no tiene sentido.- dije medio riendo.
-          Bueno, pero soy sexy igual.- sonrió tiernamente.
-          Estás loco.- empecé a reír fuertemente- ¿Sabes? Estamos perdidos en el bosque y haces que me olvide de ello, a tu lado los problemas desaparecen.
-          ¿Estamos perdidos en el bosque?- bromeó- haces que me sienta igual.- Justin retiró un mechón de pelo que caía por mi cara.
-          ¿Eso ha sido una linterna?- dije mirando hacia el frente.
-          No he visto nada.- me miró extrañado Justin.
-          ¡Mike!- grité con todas mis fuerzas para comprobar si eran ellos.
-          ¿______(tu nombre)?- escuché la voz de Christian.


Justin y yo empezamos a correr como locos hacia donde habíamos sentido la voz de nuestro amigo. Por fin estábamos todos juntos después de una larga noche encontrando y perdiendo a gente. A pesar de que estaba helada y no tenía muchas fuerzas corrí lo más rápido posible hasta llegar con mis compañeros. Temía que se hubiese perdido alguien en mi ausencia pero hice rápidamente un recuento con la vista y estaban todos. Los abracé a todos uno por uno contenta de poderlos volver a ver. En mi pérdida por el bosque había llegado a pensar lo peor, el miedo y el susto que me había llevado con Justin me habían dejado algo aturdida y no pensaba con claridad. Suspiré aliviada y contenta, esa pesadilla estaba a punto de terminar.

-          ¿Dónde os habíais metido?- dijo preocupado Christian.
-          Una larga historia.- contesté- por cierto, os voy a matar.- dije recordando la broma que me habían hecho.
-          ¿Puedes hacerlo después? Tenemos que salir de aquí.- bromeó Ryan.
-          Claro, aún queda noche.- le vacilé.

Ryan rio dándome un abrazo amistoso, todos se habían preocupado ante mi desaparición. Así que su broma les había servido a ellos mismos de escarmiento.

Mike empezó a caminar, parecía saber el camino de vuelta. Eso me tranquilizaba, ya no tendríamos que dar más vueltas para encontrar una salida ni nos perderíamos nuevamente. Justin iba junto a Mike y Ryan hablando de no sé qué, Caitlin, cómo no, iba junto a Chaz, estaban abrazados por la cintura, parecía que iban avanzando poco a poco. Y por último quedábamos yo y Christian al final.

-          Tienes un aspecto horrible.- dijo Christian mirándome raro.
-          Gracias.- sonreí irónicamente ante su ocurrencia.
-          ¿Te encuentras bien?- puso su mano derecha en mi frente.
-          Sí, solo tengo un poco de frío.- me encogí de hombros.
-          Pues estás ardiendo.- abrió los ojos como platos- ten mi chaqueta.- Chris me pasó la chaqueta Adidas que llevaba en las manos.
-          Gracias.- sonreí poniéndome la chaqueta.
-          ¿Estás segura de que estás bien?- dijo preocupado mi amigo.
-          Bueno…- noté como las piernas me flaqueaban.
-          Me estás preocupando.- se asustó Christian.
-          No te preocupes, será la fiebre o algo.- sonreí a medias.
-          Ven, sube.- dijo dándome la espalda invitándome a subir.
-          ¿Tengo que saltar?- reí.
-          Venga.- insistió Christian.

En un pequeño saltito subí a sus espaldas y me acorruqué en su hombro. Me encontraba realmente mal pero no quería preocupar a nadie. No sabía por qué de repente tenía esos síntomas y tampoco me importaba mucho en ese momento. La cabeza me daba vueltas, me sentía cansada, sin fuerzas. Fui cerrando los ojos poco a poco, estaba medio dormida y medio despierta, escuchaba las voces de mis amigos hablar, pero no entendía muy bien lo que decían a causa del sueño que tenía. Sin darme cuenta me quedé dormida en las espaldas de Chris, como una niña pequeñita.


***


Abrí los ojos con pesadez, estaba sola en una habitación, supuse que era en la que dormía Justin pero él no estaba a mi lado, cosa que me desilusionó un poco no sé por qué. Me incorporé lentamente en la cama, parecía haberme recuperado del todo. Me sentía ligera y descansada, no tenía nada de sueño, parecía que hubiesen pasado bastantes horas desde mi llegada a esa cama pero al mirar por la ventana vi que aun todo seguía oscuro. Estaba algo desconcertada y desorientada. Una luz detrás de la puerta hizo tranquilizarme, suponía que era Justin, sus pasos se fueron acercando más y más,  parecía ir a cámara lenta. Sus pasos se pararon en la puerta, el manillar fue bajando poco a poco, esa escena me hizo recordar a esas películas de miedo en las que detrás de la puerta sale el típico psicópata asesino con un cuchillo ensangrentado. Pensar eso me hizo venir un escalofrío, me tapé con las sabanas como si me pudiesen proteger de cualquier cosa. El manillar de la puerta giró al completo y se abrió lentamente acompañada de un ruidoso y suave chirrido. Justin se estaba comportando de una manera algo extraña.
Pero pronto comprendí que ese no era Justin, un rostro de un niño apareció detrás de la puerta, su cara era pálida y tenía unas enormes ojeras y la ropa ensangrentada. De mi garganta salió un chillido ensordecedor.

-          ¿Qué te pasa?- unas manos me zarandeaban suavemente- ¿Por qué gritas?- vi el rostro de Justin preocupado, casi al segundo me abalancé contra él.
-          Ha sido una pesadilla.- dije con la respiración agitada.
-          Me has asustado.- era la segunda o tercera vez que le escuchaba decir esa frase hoy.
-          No quiero volver a dormir.- aún tenía el susto en el cuerpo.
-          No digas tonterías.- tocó mi frente con su mano- sigues ardiendo, deberías estar delirando o algo.- supuso mi novio.
-          Ha sido horrible.- dije recordando esa pesadilla.
-          ¿Qué has soñado?- acarició mi pelo mirándome compasivamente.

Me recosté sobre el pecho de Justin mientras él me acariciaba suavemente, me tranquilizaba que estuviese a mi lado. Le conté mi pesadilla, y lo real que me había parecido, pero siguió tranquilizándome diciéndome que era solo una pesadilla y que él estaba a mi lado y no dejaría que nada malo me pasase. Gracias a él volví a coger el sueño, él me abrazaba mientras yo seguía recostada en su pecho, me sentía segura con él a mi lado. Y así quedé dormida en un profundo sueño.


Desperté a causa de los rayos de sol que entraban por la ventana. Noté que los brazos de Justin aún me rodeaban, una sonrisa se dibujó en mi cara al verlo plácidamente dormido. Miré al hacia el techo pensando en todo lo que había ocurrido anoche. No quería volver a vivir esa situación nunca más, había sido horrible pero si hay que ver una parte buena es que así tendría una historia más que explicar. Una historia no muy bonita, pero bueno.
Me perdí en mis pensamientos unos cuantos minutos, pensaba en qué podríamos hacer hoy. Tenía fuerzas para hacer cualquier cosa, menos ir otra vez a ese horrible bosque. Me sentía mucho mejor, las pocas horas que había dormido las había aprovechado bien.
Noté como Justin me daba un beso en la coronilla de mi cabeza, se había despertado y en su cara lucía una bonita sonrisa.

-          Buenos días princesa.- acarició mi pelo.
-          Siempre he querido que me despertasen con esa frase.- confesé mientras giraba mi cabeza para poder besar sus labios.
-          Así es como debo despertarte.- sonrió- como una princesa.
-          Eres tan tierno.- sonreí en sus labios.
-          No tanto como tú.- Justin cortó la poca distancia que había mientras empezaba un bonito beso- ¿te encuentras mejor?- dijo al acabar el beso.
-          Sí.- sonreí llena de energía- gracias por cuidar de mí anoche.
-          No me tienes que dar las gracias, siempre voy a estar ahí cuidándote.-me sonrió tiernamente.
-          ¿Qué haría yo sin ti?- me acorruqué nuevamente en su pecho y lo abracé fuertemente.
-          Pues lo mismo que yo sin ti.- acogió mi abrazo.
-          Por cierto, ¿cómo acabé aquí? No me acuerdo.- cambié el tema ya que me daba curiosidad.
-          Christian te trajo a caballito.- aclaró mi duda Bieber.
-          Que mono.- reí.

Después de que la conversación se acabase decidí ir a darme una ducha. Hacía un calor sofocante y una ducha era lo que más me apetecía. Así que cogí ropa de la maleta y me metí en el baño que había en la habitación. Curiosamente esa era la única habitación que tenía baño particular, también era la única que tenía una cama de matrimonio así que suponía que era el cuarto de los padres de Mike.

-          ¿Vas a ducharte?- me preguntó Justin desde la cama.
-          Así es.- le sonreí antes de entrar al baño.
-          Espérame.- dijo levantándose de la cama.
-          ¿Qué?- abrí los ojos como platos- quédate ahí anda.
-          Dijiste que no te separarías de mí ni para ducharte.- me recordó mi novio.
-          Oye, que era una broma.- reí cerrándole la puerta en los morros.
-          Esta me la apunto.- sentí que renegaba detrás de la puerta.

Empecé a reír, estaba loco, pero me encantaba. Aun riendo me desvestí, llevaba la misma ropa que anoche que a causa de mi sueño no me la pude cambiar. Me metí en la ducha y dejé que el agua me fuese relajando poco a poco. Cerré los ojos mientras me enjabonaba todo el cuerpo y después la cabeza. Utilicé un jabón de coco, su aroma inundaba todo el baño, me encantaba. Al cabo de un rato fui aclarándome el pelo y el cuerpo, me puse mascarilla en el pelo y por último me lo aclaré nuevamente. Mientras me secaba, me miré en el espejo, tenía mejor aspecto y estaba más relajada.
Una vez seca cogí la ropa que me había escogido de la maleta y me la puse. (http://www.polyvore.com/where_them_girls/set?id=64386231). Como hacía bastante calor y estábamos en confianza, en vez de una camiseta solo me puse la parte de arriba del bikini. Después de haberme vestido, decidí ponerme una cinta en el pelo. Rodeaba toda mi frente, me daba un rollo hippie, pero me quedaba bien. Antes de salir del baño lo recogí y ordene, puse la ropa sucia en un cesto azul y salí de ahí.

Al salir, vi que Justin ya había hecho la cama pero él no estaba en la habitación así que supuse que estaría haciendo el desayuno o algo por el estilo. Ordené un poco la habitación ya que estaba todo hecho un desastre y eso que solo llevábamos dos días. Salí de la habitación y me dirigí hacia la cocina, me encontré con Christian, Justin y Mike, al parecer eran los únicos que se habían levantado.

-          Buenos días guapis.- le di un beso a cada uno en la mejilla excepto a Justin, que le di un pico.
-          Buenos días.- me dijeron al unísono.
-          ¿Dónde te has dejado la camiseta?- me vaciló Christian.
-          Hace demasiado calor.- reí- estamos en confianza- volví a reír.
-          Ya, ya.- negó con la cabeza Mike.
-          Excusas.- siguió picándome Justin.
-          No sé qué habláis si vosotros tampoco lleváis camiseta.- alcé una ceja.
-          ¿Quién no lleva camiseta?- se asomó por la puerta Ryan cosa que nos hizo reír a todos.
-          Al parecer nadie.- vi que el tampoco llevaba- por lo menos, yo, llevo la parte de arriba del bikini.
-          Hoy vas rollo hippie.- aportó Christian- te queda bien.- sonrió.
-          ¿Sí?- le sonreí amablemente.
-          ¿Quién va a desayunar?- preguntó Justin.
-          Todos.- contesté- voy a despertar a Caitlin y a Chaz.

A paso ligero fui hasta la habitación donde dormía Caitlin, se me hacía raro que no se hubiese despertado ya. Abrí la puerta, dejó ir un pequeño chirrido y se abrió del todo. Casi muero de la sorpresa, lo primero que vi fueron las dos camas de la habitación juntadas y en ellas estaban Caitlin y Chaz plácidamente dormidos. ¿Qué hacía Chaz ahí? Aun flipando decidí que lo mejor sería dejarlos solos y no molestarlos. Cerré la puerta y volví a la cocina. Intenté disimular la sorpresa que me había llevado y al parecer lo hice bien.

-          ¿Vienen o no?- me preguntó Justin.
-          Eh… N-no.- pensé rápidamente una excusa- aún están durmiendo.
-          Pues vamos a despertarlos.- dijo Ryan.
-          Q-quiero decir que e-están d-duchándose.- tartamudeé.
-          Si solo hay un baño.- dijo Mike alzando una ceja.
-          Ya, pero primero se ducha uno y después el otro.- dije en tono obvio.
-          Que rara estás.- alzó una ceja Chris.
-          Que va.- reí.

Los chicos parecieron tragarse mi pequeña mentira aunque no estaban demasiado convencidos. Pusimos la mesa para desayunar, Justin con la ayuda de Christian había hecho el desayuno. Había zumo, leche, fruta, cereales, tostadas, mermelada, cola cao y varias cosas más. Empezamos a desayunar sin decir palabra alguna, los chicos tenían cara de sueño.

-          ¿No habéis dormido bien?- pregunté cogiendo una tostada de la bandeja.
-          No hemos dormido mucho, que es diferente.- rio Ryan.
-          Os lo dije.- pronuncié esa frase triunfal.
-          Eh, que la idea molaba.- intervino Mike- solo que no estábamos muy coordinados.
-          Ya será eso.- reí negando con la cabeza.
-          ¿Hoy que hacemos?- preguntó Justin.
-          Nos quedamos en la piscina ¿no?- sugirió Mike.
-          Sí, que me tengo que poner morena.- le pegué un bocado a la tostada.
-          También podemos ver una película de miedo.- me miró burleta Christian.
-          ¿No tuviste bastante con lo de ayer?- alcé una ceja.
-          No.- contestó Mike por él.
-          Sois tontos.- reí.
-          Sabes que te queremos.- me abrazó por los hombros Chris ya que estaba sentado a mi lado.
-          Lo sé, lo sé.- sonreí- Justin cielo, ¿me pasas la Nutella?
-          Claro princesa.- me sonrió tiernamente mientras me pasaba la Nutella.
-          Aquí hay amor.- sonrió Ryan mirándonos.
-          Ya decía yo que estos acabarían juntos.- Mike asintió con la cabeza dándose la razón a sí mismo.
-          Si, pues al principio no te lo creías.- lo miró haciendo una mueca Justin.
-          Por qué pensaba que tardaríais lo vuestro.- se encogió de hombros nuestro amigo- ninguno de los dos parecía querer dar el paso.
-          Bueno, sorpresa.- reí.
-          ¿Sabéis quienes más van acabar juntos?- hizo una pregunta retórica Ryan- Chaz y Cait.
-          Si tío.- le chocó los cinco Mike.


Todos reímos ante eso, estaban locos, pero se lo pasaban bien. Acabamos de desayunar entre broma y broma. Recogimos la mesa y fregamos los platos, bueno, más bien fregué los platos ya que me había ofrecido voluntaria. Había sido un desayuno bastante divertido, aunque Caitlin y Chaz no habían estado presentes por qué estaban durmiendo ¿juntos? La verdad es que no creo que haya pasado nada, o sí. No sé, tengo que hablar con Caitlin, me tiene que contar demasiadas cosas. Mi cabeza no paraba de darle vueltas a lo que mis ojos habían visto, ¿Chaz se había lanzado? No sé, tal vez solo estaba ahí por qué Caitlin se lo había pedido debido a que tenía miedo. Sí será eso.


Después de desayunar cada uno se fue a su habitación, los chicos se querían duchar. Sabía que ahí se darían cuenta de mi mentira ya que buscarían a Chaz y lo encontrarían con Cait a no ser que estos ya estuviesen despiertos y no estuviesen juntos. Yo me fui a la habitación con Justin, tenía ganas de estar un rato a solas con él. Me dejé caer en la cama y cerré los ojos aunque no tenía para nada sueño. Justin se dejó caer a mi lado, iba sin camiseta cosa que me hizo perder la atención. Acaricié su torso suavemente, al segundo noté su mano encima de mi vientre, haciendo circulitos lentamente.

-          Vas muy guapa así.- me alagó Just.
-          ¿Te gusta?- sonreí mirándole.
-          Sí.- sonrió- y no parezco ser el único al que le gusta.
-          ¿Qué dices?- hice una mueca de no comprender.
-          He visto cómo te miran los otros chicos.- giró su cara hacia la derecha para mirarme.
-          ¿Estás celoso?- me incorporé en la cama de repente.
-          No he dicho eso.- lo negó.
-          Pero estás celoso.- lo señalé con el dedo.
-          Algo.- se encogió de hombros.
-          Que mono.- dije alargando la o.


Me tiré encima de Justin abrazándolo con fuerza, me parecía una monada que estuviese celoso. Y en realidad eso es bueno ya que demuestra que yo le importo. Besé sus labios suavemente pero poco a poco ese beso se fue tornando algo más salvaje. Hábilmente Justin hizo un giró poniéndose él encima de mí. Me quedé mirando sus dulces ojos miel enredando mis dedos entre su pelo. Just se acercó más a mí hasta llegar a mi cuello dejando un beso en él. Todo mi cuerpo se estremeció, enredé mis piernas en su cintura e intenté girar de nuevo para así poder quedarme yo sobre Justin. Pero al hacer eso caímos al suelo debido a que ya no había más cama. Un montón de carcajadas inundaron la habitación, estábamos completamente locos, lo que no nos pasase a nosotros.

-          Eres la mejor.- susurró a mi oído.


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Preciosas, esta vez he subido mucho antes, eh. Voy mejorando, ahora tengo mucho más tiempo para escribir, me gustaría hacer uno por día pero mi imaginación a veces no da para más y se me hace imposible hacer uno por día. Enserio, hago lo que puedo. Espero que os haya gustado este capítulo, bonitas. Y bueno, que por fin se acerca navidad, que ganaaaaas afbuibgerg. Os quiero. 

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