Seguidores

viernes, 6 de septiembre de 2013

Nothing like us. {55}


¿Problemas en el paraíso? (MARATÓN)



—     EN STRATFORD


El tiempo se había pasado volando y después de estar una semana en Paris volvimos a Stratford. Justin y yo estábamos mejor que nunca, eso de estar los dos solos de viaje en Paris nos había unido muchísimo. Parecíamos una pareja de recién casados, cuando sólo éramos dos adolescentes enamorados. Relación que a los abuelos de Justin les sorprendió muchísimo, como al resto de la familia. Jamás habían visto a Justin tan enamorado de una chica. El hecho de que yo pasase las navidades con su familia y con él significaba muchísimo, para ellos un paso muy grande también.

Bruce y Diane son encantadores, unas de las mejores personas que he conocido. Sentí muchísima vergüenza a la hora de conocerlos pero pronto hicimos buenas migas, encajamos. Me recibieron con mucha ilusión y con los brazos abiertos, en una sola tarde ya me sentía de la familia.

Bruce me contó muchas de sus historias de pesca. Era increíble, me recordaba a mi abuelo, sólo que él me las contaba de guerra. Me sentía como en casa. Las escuché atenta, me parecían interesantes, cosa que a Justin no ya que las había escuchado miles de veces. Parecía una cría, sentada en la alfombra al lado del árbol de navidad aun sin adornar escuchando hablar a Bruce.

Diane en cambio me habló de la infancia de Justin, de cómo ayudó a Pattie, de las travesuras de mi novio, sus antiguos romances, eso no me hizo mucha gracia, pero bueno. También me habló de la vida en Stratford, de la gente que había allí de los antiguos amigos de Justin. Por último me explicó cómo funcionaba la navidad allí. Cosa que tenía más que aprendida, Justin me había contado todas sus navidades y es genial.

Muchísima familia se reúne allí. La familia de Bruce, de Diane, luego está Jeremy, Erin, Jaxon, Jazzy, vamos, no os podéis imaginar la de gente que viene y el banquete que se hace. Y a la hora de dar los regalos tiene que ser genial, estoy deseando pasar estas navidades con toda esta maravillosa gente.

Para situaros un poco, yo duermo en la habitación de Justin. Sí, su habitación de toda la vida. Llena de trofeos, de posters, algún palo de hockey fotos, alguna camiseta firmada y un colchón al lado de su cama, donde yo dormía. La casa es grande, pero con todos los invitados que vienen nos faltará espacio, además me parece genial compartir habitación con Justin.


—     ¿Qué hacéis normalmente por aquí para pasar el tiempo? —le pregunté a Diane y a Bruce.
—     Ordeñamos vacas, cabras, ovejas y esas cosas de campo. —me contestó Bruce.
—     Abuelo... —le reprochó Justin.
—     ¿Enserio? —me extrañé.
—     ¡No, claro que no! —se echó a reír Pattie— hacemos lo que hace la gente normal, ver la tele, escuchar la radio, ir al cine, al teatro, salir con los amigos.
—     Vale. —me ruboricé— ahora ya sé porque Justin es tan bromista, le ha salido a Bruce. —todos estallamos a carcajadas.
—     Tendrás que cargar con mis bromas el resto de tu vida. —besó mi cabello Bieber.
—     Justin. —le aparté— aquí no.
—     No os cortéis. —rio Bruce.
—     ¿Justin? ¿Cortarse? Bruce, que eres su abuelo, parece que no lo conozcas. —volvimos a reír todos.
—     Justin, nunca pensé que tuvieses tan buen ojo con las chicas. —me alagó su abuelo— te has fijado en la mejor.
—     Y que lo digas. —me abrazó por los hombros.
—     Tus novias de antes…—hizo una pausa el abuelo de Justin— ¿cómo te podían gustar esas chicas?
—     ¿Te acuerdas de Ana? —le recordó Diane.
—     Madre mía. —Justin se llevó las manos a la cabeza.
—     Que piños tenía. —negó con la cabeza su abuelo.
—     ¡Papá!
—     ¡Abuelo! —le regañaron madre e hijo.
—     Abro yo. —dije al escuchar el timbre.
—     ¡Es que es cierto hijo! —prosiguió con la discusión Bruce.

Reí animadamente mientras me alejaba de la discusión. Dios, soy la chica más afortunada por estar aquí. Miré hacia atrás para ver la escena. Justin parecía frustrado, sus abuelos y Pattie reían animadamente mientras él se enrabiaba y protestaba por las palabras de sus mayores. Me centré en la puerta cuando volvió a sonar el timbre, me dirigí a toda prisa hacía allá y al abrir me encontré los rostros más adorables del mundo.

—     ¡Jazzy, Jaxon! —extendí mis brazos para abrazarlos.
—     ¡¡¡____!!! —vinieron corriendo hacia mí.
—     ¡Cómo habéis crecido! —exclamé asombrada— ¿cuántos Petit-suisse os dan al día?

Me arrodillé para poder abrazarlos mejor, los estrujé con todas mis fuerzas es increíble, no sé cómo los puedo querer tanto de sólo haber estado unos días con ellos. Justin tiene mucha suerte de tenerlos, son increíbles, como mi hermano, al que echaba muchísimo de menos.

Después de un tiempo de estar abrazados los dejé ir, Justin estaba ansioso por ver a sus hermanos y normal, llevaba mucho tiempo sin verlos. Me hice a un lado y observé la bonita escena entre hermanos. Justin los cogió en brazos y empezó a darles besos, a hacerles cosquillas, a abrazarlos y un sinfín de cosas. Un carraspeo de garganta me sacó de mi mundo.

—     ¡Jeremy, Erin! —exclamé sorprendida. Aunque no sé de qué me sorprendía, es más que obvio que Jazzy y Jaxon habían venido con ellos— pasad por favor. —me hice a un lado.
—     Madre mía ____, cada día estás más guapa. —me halagó Erin mientras me abrazaba efusivamente.
—     ¡Enana! —me levantó del suelo Jeremy al verme.
—     ¡Oh! —grité de la sorpresa— estoy muy contenta de volveros a ver. —dije emocionada al ver ese cálido comportamiento— estáis todos guapísimos.
—     Tú también, Paris te ha sentado muy bien. —no pude evitar sonrojarme al oír eso.
—     Eh… Supongo. —reí— unas vacaciones siempre van bien.
—     Enserio, _____ estás increíble. —volvió a halagarme Jeremy.
—     Papá, ya vale. —apareció Justin— me vas a levantar a la novia.
—     ¡Justin! —le regañé.
—     ¿Es que no vas a abrazar a tu padre? —frunció el ceño Jeremy.
—     ¡Papá! —río Biebs mientras dejaba a sus hermanos en el suelo y abrazaba a su padre.


TODO, absolutamente TODO era perfecto. Enserio, era increíble. Adoro a esa familia todos son geniales, buenas personas, inteligentes cariñosos, unidos, me sentía como una más de ellos en vez de ser la novia de Justin. Supongo que eso estaba bien, aparte de ser pareja Justin y yo somos mejores amigos. Y supongo que si algo sucediese entre nosotros dos seguiríamos adelante con nuestra amistad. Aunque debo reconocer que sería algo difícil. Creo que sentimos mucho uno por el otro, es demasiado fuerte. Si algo llegase a estar mal, no creo que pudiese ser su amiga o tal vez con tiempo sí. Pero, ¿en qué diablos pienso? Todo va a ir bien, no hay nada por lo que preocuparse, estamos mejor que nunca, no es hora de pensar eso. O sí me respondió mi estúpido subconsciente.

Después de la cariñosa bienvenida nos fuimos poniendo al día unos a otros, teníamos muchas cosas que contarnos, sobretodo Justin y yo. Todos querían saber de nuestro viaje a París, nos habían visto por la tele allí y estaban realmente interesados en como celebramos nuestros cuatro meses, cosa que NO contaríamos con detalle.


—     Yo te ayudaré Diane. —me ofrecí voluntaria para ayudarla a preparar la comida— tú, Bieber. —llamé la atención de mi novio— mueve el culo y ayuda a poner la mesa. —le susurré al oído.
—     Y si no, ¿qué? —me retó.
—     No quieras saber las consecuencias. —le amenacé con el dedo.
—     Me estás dando motivos para no moverme del sofá. —colocó sus manos detrás de la nuca recostándose.
—     ¡Justin Drew Bieber! —le gritó su abuela— ¡hazle caso a tu novia!
—     ¡Abuela, que soy tu nieto! ¿De qué parte estás?
—     Estoy de la que pongas la mesa, vamos.
—     Toma. —reí a carcajada limpia.
—     ¡Eh, no te burles! —se molestó.
—     Justin, la mesa, no te lo digo una tercera vez.
—     Habéis hecho una alianza contra mí. —se fue hacia la mesa.
—     ¡Te queremos Bieber! —reí junto a todos los otros.

Fui a la cocina junto a Diane, prepararíamos pasta a la boloñesa. Comida favorita de Justin y mía. Además, le gustaba a todo el mundo y también teníamos que compensar a Justin por la rabieta que le habíamos provocado. Reí. A veces parecía un niño pequeño, era divertido.

Me hice un moño para estar más cómoda cocinando y justo después puse la pasta a hervir mientras Diane preparaba la salsa y la carne picada. La miré atentamente. Sé que me repito y soy pesada, pero es que aún no me creía el estar allí. Siempre he deseado conocer a sus abuelos, ellos le dieron muchísimo apoyo a Justin para que cumpliese su sueño y lo pasaron realmente mal cuando se fue a cumplirlo, pero lo dejaron ir, al igual que yo.

—     ¿A qué le das tantas vueltas? —preguntó curiosa.
—     Oh… —pensé en lo que decir— no es nada, me gusta estar aquí.
—     Me alegra oír eso. —me sonrió amablemente— a nosotros nos encanta tenerte aquí.
—     Gracias. —reí tímidamente.
—     Es increíble.
—     ¿El qué? —pregunté extrañada.
—     Lo mucho que haces feliz a mi nieto. —me miró a los ojos— _____ nunca había visto a Justin con ese brillo en los ojos. Por una vez, veo que está sobrellevando toda esta vida feliz y sin problemas.
—     Él me hace feliz a mí. —le confesé— es una bendición, enserio Diane, no sabes la suerte que tengo de tenerlo en mi vida. —suspiré— siempre me pregunto si soy lo suficientemente buena para él.
—     ¡Claro que lo eres! —dijo mientras ponía la carne y la salsa a freír.
—     No sé. A veces me da miedo de que alguien mejor que yo se dé cuenta de lo increíble que es Justin y me lo quite. —era algo raro contarle eso a su abuela, pero tenía la necesidad de hacerlo.
—     Muchacha, no le des vueltas a eso. —me puso una mano encima del hombro— créeme, conozco a Justin y está completamente enamorado de ti y además, soy su abuela y sé que no va a encontrar una chica mejor que tú.
—     Gracias Diane. —la abracé— me reconforta oír eso.
—     No se dan cariño. —frotó mi espalda— prométeme que jamás dejarás a Justin.
—     Jamás haría eso.
—     No sé qué haría él sin ti. —me confesó.
—     Te lo prometo.

Después de esa intensa conversación acabamos de hacer la comida, todo el mundo estaba hambriento, incluso yo. Cuando fuimos a servir la comida la mesa ya estaba lista y Justin ya estaba desenfadado. A veces es tan bipolar. Pero le quiero, por eso me senté a su lado a la hora de la comida.

—     ¿Qué tal Paris? —Jeremy fue el primero en preguntar.
—     Genial. —contestó Just con la boca llena.
—     Cerdo. —le pegué un codazo para que cerrase la boca.
—     Hemos visto las fotos, salís adorables. —nos contó Erin.
—     ¿Llevas puesto el reloj Justin? —le preguntó su padre.
—     Oh dios mío. —me tapé la cara.
—     Sí. —se lo enseñó.
—     ¡Es genial! —dijo asombrado— _____ tienes buen gusto.
—     Gracias. —reí intentando dejar el tema de lado.
—     Es perfecta. —me besó Justin dejándome tomate en la comisura de los labios.
—     ¡Cerdo! —reí mientras me limpiaba para luego limpiarlo a él.
—     Tal para cual. —escuché hablar a Pattie.
—     Por cierto, papis, esta noche vamos a la antigua casa de Ryan. —les contó— va a hacer una fiesta.
—     Podéis ir. —nos sonrió Pattie— pero tened cuidado.
—     Claro mamá. —Justin la abrazó por los hombros.
—     No lleguéis muy tarde. —frunció el ceño Jeremy.
—     Papá, aguafiestas. —puso los ojos en blanco su hijo.
—     Era una broma hijo. —rio— pasáoslo bien.


***


Como siempre Justin esperaba sentado en la cama a que me acabase de arreglar. Hubiésemos acabado antes si Justin no hubiese estado media hora en la ducha. Pero claro, luego el marrón iba para mí. Para esta noche había pensado en ponerme un vestido, pero casi siempre que iba a una fiesta iba con vestido, así que hoy había cambiado un poco el estilo. Ahora sólo faltaba pintarme los labios con el rojo carmín que había elegido y estaría lista para ir. Me miré por última vez en el espejo y vaya. (http://www.polyvore.com/right_here/set?id=93993896)

El ruido de mis tacones hizo que Justin voltease al verme y quedó alucinado. Abrió los ojos como platos. Sí, debo reconocer que iba un tanto provocativa. Pero, soy una adolescente con un cuerpo bonito, ¿por qué no lucirlo de vez en cuando?

—     Madre mía, estás alucinante. —hizo que girara sobre mí.
—     Gracias, tú también lo estás. —llevaba una camisa blanca de manga larga con una chaqueta de cuero negra, unos pantalones a juego y unas Supras blancas y doradas.
—     ¿Tenemos que ir a la fiesta enserio?
—     Eras tú quien quería ir. —le recordé—iremos.
—     Podríamos quedarnos y…
—     ¡Justin! —le pegué un puñetazo en el hombro— están tus padres, abuelos y ¡tus hermanos!
—     Si no hacemos ruido…
—     Que no. —se me escapó la risa— anda tira.
—     Vas demasiado guapa. —se volvió a fijar en mi escote que dejaba al descubierto el top que llevaba debajo— todos los chicos se fijarán en ti.
—     Sobrevivirás, tranquilo. —le di unas palmaditas en la espalda— además, yo sólo te quiero a ti imbécil.


Por el camino Justin me fue contando quien estaba invitado a la fiesta. Y me sorprendí mucho al escuchar los nombres de algunos invitados. Entre ellos Cody Simpson y Carly Rae Jepsen. Pero al pronto entendí porque habían venido. Lo principal, Justin les había invitado. Y a pesar de que Cody estaba de gira había podido venir ya que estaba cerca de Toronto. Carly en cambio es de Canadá, cerca de Ontario y estaba de vacaciones, así que había aceptado la petición sin poner ninguna pega. Sería divertido, muy divertido. Además, también había venido Caitlin y Christian que se habían escapado unos días de Atlanta para estar con nosotros y Chaz y Ryan habían ido a visitar a sus abuelos en Toronto, así que todos juntos. Como siempre.

Pero ahí no acababa la cosa, a parte de todos ellos había tres invitados muy especiales. Al escuchar sus nombres me quedé sin habla, asombrada, flipada y cientos de adjetivos sinónimos a esos. Os lo digo todo con: 

Niall.
Zayn.
Harry.

 Sí, tres de los miembros de One Direction, ¿no es genial? Tenía muchas ganas de conocerlos, me encanta ese grupo de música y ellos parecen geniales así que, sería una fiesta perfecta. Os preguntaréis, ¿qué demonios hacen ellos en esa fiesta? ¿Y por qué sólo tres de la banda? Simple, Justin se lleva bien con los chicos de la banda y se han visto dos veces contadas, así que ha aprovechado las navidades para invitarlos unos días a su casa, pero pocos. En teoría era una sorpresa, pero como soy tan impaciente y pesada, conseguí sacárselo durante el camino a la fiesta. Y a la otra pregunta, simple también, Louis y Liam tienen asuntos personales que resolver y eso les ha impedido venir.


Cuando llegamos la fiesta ya había empezado, la música sonaba alta, el alcohol ya circulaba por los cuerpos de los presentes ahí, unos bailaban, otros cantaban, otros simplemente estaban en un rincón hablando y después estaban las parejitas.

—     Muchas caras nuevas. —grité al oído de Justin para que sólo me pudiese sentir él.
—     Te caerán bien. —me sonrió mientras besaba mis labios.

Y una vez más todas las miradas sobre nosotros, no sé si esta vez era por mi atuendo, por Justin o porque éramos la pareja más famosa y codiciada del momento y estábamos justamente en esa fiesta, aunque normal, somos amigos de Ryan, es de esperar. Aunque también debo decir que no había tanta gente como la que me esperaba que hubiese. Mejor.

Justin fue saludando a sus viejos amigos, a los conocidos y a las caras nuevas que le paraban para saludarle, a la vez me los iba presentando a mí. Pero yo no estaba muy por la labor de conocer a gente nueva. Estaba muy empeñada y muy interesada en encontrar a Carly, Cody, Niall, Zayn y Harry, sobretodo Harry. Me iba poniendo de puntillas intentando sacar la cabeza entre la multitud, pero no había manera de encontrar a nadie.

Justin parecía empezar a molestarse, pero no le hacía mucho caso, sabía que estaba celoso por el hecho de que tuviese tantas ganas de conocer a Harry, así que no le di mucha importancia. Sólo tengo ojos para él y no parece que eso le entre en la cabeza.

—     ____ déjalo ya. —me ‘ordenó’ molesto— desde que hemos llegado no has parado de buscar a Harry.
—     No le estoy buscando sólo a él. —me puse de puntillas de nuevo para volver buscar a los chicos.
—     Pero él el que más. —me apretó hacia abajo para que le mirase a los ojos— para.
—     Justin no me digas lo que tengo que hacer. —me estaba empezando a molestar su actitud.
—     No hagas tú cosas que sabes que me molestan.
—     Sigues haciéndolo. —sonreí cínicamente— eres un celoso.
—     Por lo menos demuestro que no quiero perderte.
—     ¿Sabes? No tengo ganas de discutir. —me zafé de su mano— ya nos veremos.
—     ¿Qué mierda haces _____? —me volvió a coger por la mano.
—     Estoy harta Justin, harta. —dije sin pensar— cuando madures, me hablas. —sí, yo y mis prontos.
—     No me hables así. —dijo dolido.
—     Suéltame, me estás haciendo daño. —me zafé por segunda vez de su mano.

Le di la espalda a Justin y me fui con rumbo a algún lugar lejos de él. Aceleré el paso por si le daba por seguirme y después de un rato me senté en un banco del jardín, más tarde buscaría a los chicos. Ahora debía tranquilizarme. ¿Me acababa de pelear con Justin? ¿Enserio? Increíble, hace cuestión de minutos estábamos mejor que nunca y ahora… todo por sus putos celos. Entiendo que esté celoso y que lo sea, yo también lo soy, pero hasta el punto de llegar a pelearnos así. Aunque tal vez me haya obsesionado un poco, pero Harry es mi amor platónico, como el de Justin Beyoncé. Sé que puede llegarse a malinterpretar, pero no hay que interpretar nada, sólo quiero a Justin, sólo estoy enamorada de él, ¿tan difícil es de entender?

Suspiré por sexta vez levantándome del banco, era hora de encontrar a los chicos y divertirse, aunque con el mal humor que tenía imposible. Pero el alcohol está para algo.

Me abrí paso entre la gente hasta llegar dentro de la casa, tardé poco en encontrar a los chicos. Estaban al lado de la barra, riendo, tomándose unas copas y haciendo el imbécil. De Justin ni rastro. No sabía si eso era bueno o malo, paro ya aparecería y ya lo solucionaríamos, supongo.

—     ¡¡____!! —se abalanzó Cait sobre mí— ¡cuánto tiempo tía! ¡Cuéntame que tal por Paris! ¡Estás estupenda!
—     Caitlin, tranquila. —la abracé con fuerza— ya habrá tiempo, aquí no.
—     Pero, ¿os habéis desvirgado o no? —apareció Ryan detrás de nuestra amiga.
—     ¡¡Ryan!! —me tiré encima de él.
—     ¿Cómo está mi pequeña? —me saludó Christian.
—     Cuñada. —acabó por saludarme Chaz.

Después de abrazarlos, contestar a algunas preguntas, hacerles preguntas, bromas, decir estupideces y brindar unas cuantas veces a nuestra salud nos pusimos a bailar un rato. Nos movíamos al son de la música, cambiando de parejas, todos juntos o individualmente. Me lo estaba empezando a pasar bien, demasiado bien. Y de eso debo darle las gracias a las copas que me había bebido ya. Puedo asegurar de que todos íbamos algo felices.

—     ¿Habéis visto a Justin? —grité a los chicos para que lograsen oírme.
—     No, ¿no venía contigo? — me preguntó Ryan.
—     Venía. —me encogí de hombros.
—     ¿Problemas en el paraíso? —se mofó Christian.
—     Pensaba que lo habías superado. —le dije con mala leche.
—     Que graciosa. —me miró mal.
—     Lo siento. —me encogí de hombros.
—     Hablando de Justin. —señaló con la cabeza Chaz.
—     Perfecto. —susurré.
—     ¡Justin! —corrieron todos hacia él para saludarlo.

Me limité a pasar y sentarme en un sofá, sabía que si me acercaba habría tensión y discutiríamos de nuevo, así que lo mejor era dejar que se enfriase nuestro cabreo. Para olvidarme de todo no se me ocurrió otra cosa que la genial idea de seguir bebiendo más y más, hasta que por suerte o por desgracia Justin se acercó a hablar conmigo.

—     Ya has bebido suficiente, ¿no crees? —me reclamó mi novio.
—     No empieces. —volví a darle otro trago a mi bebida— ¿no has tenido suficiente?
—     ¿Lo has visto ya?
—     ¿Está aquí? —pregunté ilusionada.
—     No vayas. —me pidió.
—     Sabes que iré y no pasará nada. —me acerqué a él— dios, apestas a alcohol Justin.
—     _____ si vas, no sé lo que pasará, ni entre tú y él ni entre nosotros. —dijo con la mirada perdida.
—     ¿Perdona? ¿Qué? —dije incrédula— que te den Justin, me tienes harta. —dije pegándole un puñetazo en el hombro.

¿Me estaba amenazando con dejarme? O ¿Me estaba diciendo que le iba a poner los cuernos? Bueno o las dos cosas vamos. Me lo hubiese tomado más a pecho si Justin no hubiese bebido nada, pero teniendo en cuenta como apestaba a bebida… Pero aun así sus palabras me habían dolido y ya era inevitable que las lágrimas no corriesen por mis mejillas.

Agaché la cabeza para que la gente no pudiese ver mis ojos ahora empapados por las lágrimas, me abrí paso como pude hasta que tropecé con algo o con alguien…


____________________________



Holi chicas sé que he tardado lo mío en subir, pero bueno, en cuanto me han puesto internet he subido. Lo prometido es deuda y aquí tenéis la maratón, sí este es el comienzo, espero que os guste. Siento la tardanza, no ha sido mi culpa, el problema es que se me han borrado dos capítulos pero los estoy reescribiendo tardarán un poco más en ser subidos pero nada, máximo un día así que disfrutad, os quiero.  

2 comentarios: