Juguemos |
|NARRA JUSTIN|
____ levantó una mano indicándome que me quedara
detrás de las puertas de cristal de la recepción del hotel. Suponía lo que
quería hacer, hablar con la multitud. Pero resultaría difícil más o menos como
si hubiese salido a hablar yo, las fans gritarían se correría la voz, vendría
más gente y como le había dicho a ____ antes, armaríamos el jaleo del año.
Me apoyé en las puertas de cristal para observar
como mi perfecta novia caminaba hacia la multitud de fans. El pelo le caía
sobre su cintura y se movía perfectamente coordinado con sus caderas, tengo
suerte, mucha suerte. Pero al tema, las fans apenas visualizaron a ____ se
exaltaron, empezaron a gritar, saltar y hacer fotos. La cosa no parecía ir
bien, no acabaría bien, la miré preocupado, no quería que le pasase nada, no
otra vez. Aún me sentía culpable por lo que había pasado hoy en Staples Center
y aunque ____ intentara quitar hierro al asunto el problema seguía estando ahí.
Vi como mí novia empezaba a hablarle a los chicos,
les hablaba como amigos en lugar de fans, tan natural, tan simpática, tan
encantadora, tan ella. Parecía que se conocían de toda la vida, que había
tratado con ellos numerosas veces. La verdad es que estaba sorprendido, a veces
las fans arman tanto escándalo que no pueden oír lo que les intentamos decir.
Pero esa noche, sin embargo estaban especialmente receptivas.
—
Os
pido que me escuchéis. —gritó ____ para que la
escuchasen— ¿Veis a esos chicos de ahí? Son Ryan y Chaz, amigos de Justin y
también míos. —se acercó algo más a los fans— Justin está arriba y cree que no
puede hacer lo que cualquier persona normal: bajar a patinar. Es más, cree que
no es una persona normal, lleva días así chicas. Y me duele verlo de esa
manera, y sé que también os duele a vosotras. —sonreí orgulloso por las
palabras de mí novia— Chicas, sé que lo respetáis y lo queréis lo suficiente
para dejarlo que lo haga y compartir este momento con él. Es importante, para
él, para mí, para vosotras, para todos los que les importa Justin es
importante, porque queremos verlo feliz, que se sienta normal porque es normal.
Haré un trato con vosotras. Él bajará y en el momento oportuno vendremos hasta
aquí y Justin se hará una fotografía con todas vosotras juntas. Y lo que es más
importante, compartirá algo especial que muchas fans no han conseguido nunca.
Podréis verlo como alguien normal con sus amigos por una noche, alguien normal
como ya he dicho que es. No vamos a gritarle ni a hacerle fotografías. No
iremos a pedirle autógrafos, sé que cuesta chicas, que es vuestro ídolo, pero
su felicidad es más importante, ¿no creéis? ¿Hay trato?
—
¡Sí! —gritaron al unísono.
—
Dile a Justin que queremos que sea normal. —gritó una de
mis fans cuando ____ se empezó a alejar.
—
Lo he oído. —salí de detrás de las puertas de cristal—Gracias.
Esta noche sólo voy a ser normal. Realmente lo valoro.
Tengo las fans más increíbles del mundo y estoy
agradecido a todas y cada una de ellas. Vaya donde vaya siempre encuentro apoyo
de ellas y bueno, ellas siempre encontrarán mi apoyo en donde quiera que esté.
Así que así lo hicimos, cogí mí monopatín y le
dejé uno a ____ para que también patinase con nosotros. Era muy divertido poder
estar así con mis amigos y mi novia mientras mis fans también lo disfrutaban
con nosotros. Hacía tiempo que no patinaba así, que no lo disfrutaba tanto, me
sentía normal, había dejado de ser Justin Bieber en esos momentos para ser sólo
Justin, su Justin.
Mi novia dominaba bien el monopatín, iba de allí
para allá con él, sin caerse, sin tropezarse, para ella es como caminar. Se
veía tan bien encima de él. Cada vez que tomaba impulso su cabello casi rubio
se mecía hacia atrás, dejando su perfecto rostro y su perfecta sonrisa al
descubierto, al natural. Estaba feliz por verme a mí feliz y eso me hacía a mí
más feliz verla feliz a ella cosa que le hacía más feliz a ella y me volvía a
hacer más feliz a mí y… bueno, sí paro.
Patinamos durante unas dos horas. Todas las fans
estaban sentadas en la acera y me
observaban sin quejarse ni hacer escenas.
Como prometimos, cuando terminé de patinar fui
hasta allí y me hice fotos en grupos de diez aproximadamente con todas ellas. A
cada fotografía les iba dando las gracias por haber hecho de esa noche una de
las mejores de este año.
—
Muchísimas
gracias amor. —besé el cabelló de mi novia.
—
No me las des, para eso estoy. —me sonrió dulcemente.
—
¿Te apetece si mañana vamos a ver un partido de
baloncesto? —le propuse.
—
Me encantaría. —volvió a sonreírme— ¿tú y yo?
—
Solos. —le devolví la sonrisa.
—
Hecho. —sabía que a ___ le gustaban los deportes no tanto
como a mí pero le gustaban así que sabía que no se aburriría si la llevaba a
ver un partido de baloncesto— me estoy perdiendo clase por ti. —rio.
—
Oh…—caí en la cuenta— ¿cuándo volverás a Atlanta? —no iba
a estar para siempre conmigo.
—
¿Te miento o te soy sincera? —me vaciló.
—
¡Oye! No me ataques con eso, dijiste que lo olvidáramos.
—
Lo siento, lo siento. —me abrazó por la cintura— me
marcharé cuando te vayas de Los Ángeles. —supuso.
—
Ya, pues espero no irme nunca. —besé su frente.
—
Te perdiste mi primer concierto. —me retrajo de repente.
—
Ah… no. —jamás me lo hubiese perdido— estaba ahí,
mirándote.
—
¿Qué? —me miró extrañada.
—
Lo que oyes. —sonreí orgulloso.
—
¡ERES LO PEOR! —me miró seria— ¿¿cómo no me viniste a
hablar?? Lo estaba pasando fatal.
—
Estaba celoso. —me sinceré— Zac, Taylor, Cody. —me encogí
de hombros— demasiados chicos a tu alrededor y yo con demasiado orgullo.
—
Oh Justin, sólo te quiero a ti y lo sabes. —me miró algo
decepcionada— jamás hubiese pensado en liarme con uno de esos mientras
estuviese contigo.
—
Lo siento cielo, te quiero mucho, mucho, mucho, jamás te
vuelvas a enfadar o iré en donde quiera que estés, te secuestraré y no te
soltaré hasta que no estés enfadada conmigo y…
—
Justin, Justin, lo he captado. —soltó una carcajada.
Después de ponernos al día y
contarnos todas las novedades que nos habían pasado desde que no nos veíamos,
decidimos hacer algo con los chicos. En unos días se irían y no nos volveríamos
a ver desde dentro de mucho tiempo. Así que debíamos aprovechar el tiempo que
nos quedaba.
Por suerte estábamos
prácticamente solos en el hotel, Scooter, para mayor seguridad, había reservado
toda una planta para nosotros solos así que podríamos hacer miles de cosas.
—
Guau, tenemos la planta de un hotel para nosotros solos. —dijo
____ alucinada.
—
Sí, ¿qué os apetece hacer? —preguntó Christian.
—
Podemos hacer bastantes cosas, la verdad. —respondió
pensativo Ryan.
—
¿Jugamos al escondite? —propuse sonriente.
—
Justin, ya no eres un niño. —rio Caitlin.
—
Vamos, seguro que todos tenéis ganas. —me apoyó mi novia—
además es divertido.
—
Vale. —aceptó Ryan— animaros, ¿qué haremos sino?
—
Está bien. —acabaron aceptando todos.
—
_____ te la quedas. —Christian le encasquetó todo el
trabajo a _____.
—
¡Eh!
—
Eso, eso, que eres la más lista. —le apoyó Caitlin
riendo.
—
¡No! —se siguió quejando mí novia.
—
Cuenta hasta cincuenta. —salió corriendo Chaz.
—
¡Justin!
—
No cuentes muy rápido, te quiero. —también me puse a
correr.
Tenía la planta de un hotel para
esconderme, era increíble, me podía esconder en la habitación que quisiese, en
cualquier sitio. A _____ le costaría encontrarme. Entré en muchas de las
habitaciones, había tanto sitio por elegir que no sabía dónde esconderme. De
repente, vi a mi madre salir de la habitación en dónde nos alojábamos.
—
¡Mamá, mamá! —corrí hacia ella— ayúdame. —le pedí.
—
¿Qué pasa hijo? —me miró extrañada, pero pronto
comprendió— ¿otra vez quieres que te ayude al escondite?
—
Sí. —reí, como me conocía— si _____ te pregunta dile que
no sabes dónde estoy o mándala en dirección contraria. —dije metiéndome en una
de las habitaciones del hotel.
|NARRAS TÚ|
Maldita sea pensé frustrada mientras buscaba por todas las
habitaciones de la planta a mis amigos. Que
cara tienen, siempre me dejan a mí todo el trabajo, no sé si me ven cara de
tonta o qué, pero la próxima vez no pienso hacer nada.
Cerré la puerta, era la tercera
habitación en la que buscaba a los chicos y mi búsqueda no había sido muy
buena, ni rastro por ningún sitio. Me estaba empezando a estresar de verdad,
eso era muy grande y tardaría horas en encontrarlos. Hasta que vi mí salvación,
Pattie. Estaba ronando por el pasillo desde hacía rato, seguro que tenía que
haber visto a alguno de los chicos.
—
¡Pattie! —corrí a abrazarla.
—
¡Cariño! —me acogió en un abrazo— ¿qué pasa?
—
Estoy buscando a los chicos. —puse los ojos en blanco—
¿los has visto?
—
Eh…—pensó— sí, a Justin. Se ha ido por…—miró hacia las
dos bandas— ahí. —me señaló a la izquierda.
—
Pattie Mallette. —alcé una ceja— te conozco, a ti y a
Justin. —reí— así que gracias. —besé su mejilla— ahora sé que se ha ido por la
derecha.
—
¡Justin tiene que cambiar de estrategia! —rio mi suegra.
Corrí contenta observando las
diferentes habitaciones, Justin habría cogido una la cual algo le llamase la
atención, lo conocía, lo conocía muy bien. Retrocedí unos pasos al ver la
puerta de una habitación abierta y llena de morado. No me cabía la menor duda
de que Justin se encontraba ahí. Sonreí satisfecha, por fin no iba a estar sola
buscando los chicos. Entre sin hacer
ruido, no quería que me sintiese, quería asustarlo. Busqué por debajo de la
cama, por los armarios, detrás de las puertas, detrás de los muebles y nada. Tal vez me haya equivocado y Justin sólo
haya querido despistarme pensé confusa. Hasta que caí en la cuenta de que
no había buscado por el baño. Debía estar ahí.
La puerta estaba entreabierta y
sólo al entrar pude distinguir la silueta de Justin detrás de la bañera, bueno
pude distinguir su cabeza con su pelo alborotado. Me agaché para que Justin no
pudiese ver mi sombra, fui de cuclillas hasta la bañera, ahí abrí la cortina
lentamente y vi a Justin agachado y encogido en ella. A punto estuve de
estallar a carcajadas, pero me aguanté. En un principio sólo quería asustar a
Justin, pero ya que estaba en la bañera le gastaría una pequeña broma.
Me levanté rápidamente y antes de
que pudiese reaccionar abrí el grifo de la ducha y lo rocié de arriba abajo.
Justin dejó ir un grito de susto sacándose de encima el móvil y el dinero que
llevaba. Intentó evitar el agua, pero le fue imposible, no dejaba de apuntarlo
con la manguera, o como se llame esa cosa, de la ducha. No paré hasta dejarlo
completamente empapado y lo más sorprendente es que Justin no se opuso. Como
era de esperar yo no podía parar de reír, era la gloria hacerle eso a tu novio,
después de tantas veces tirándome a la piscina para mí hacerle esto era como un
sueño.
—
____—dijo mi nombre completo— no sabes lo que acabas de
hacer, ni te lo imaginas.
—
¿Gastarle una broma al supuesto rey de las bromas? —estallé
a carcajadas echándome a correr.
—
¡No corras, ven aquí! —me gritó mi novio empezándome a
perseguir— ¡la venganza se sirve en plato caliente!
—
¡Es frío idiota! —me eché a reír más.
—
¡Lo sé, es para que te rías y pares de correr! —se
sinceró mi novio.
—
¡Jamás! —volví echarme a reír.
Corrí a más no poder, quería
salvar mi vida, pero la cuestión era que no sabía dónde meterme para que Justin
no me pillase, aunque sabía que tarde o temprano me cogería, como lo hacía
siempre.
Miré hacia atrás para calcular
cuanta distancia le llevaba a Justin, entonces fue cuando vi que se estaba
quitando la camiseta para luego dejarla tirada por el suelo del pasillo.
¿Intentaba provocarme? ¿Distraerme? Dios, como me conocía. Seguí mirando hacia
atrás como una boba, tengo que reconocer que se me caía la baba, sólo
imaginároslo, Justin. Mojado. Sin. Camiseta. Corriendo. A. Cámara. Lenta.
Orgasmo. Fin.
De tanto fijar mi vista en la
sonrisa y en los músculos de Justin, choqué contra una mesa que había en el
pasillo. Tiré la mesa abajo, caí yo y el garrón de flores que había en ella.
Como era de esperar Justin, en vez de ayudarme se echó a reír como un loco, sus
carcajadas se podían oír por todo el hotel, de eso estoy segura. Lo miré desde
el suelo adolorida, me había hecho daño en la cadera y en el muslo. Me masajeé
la parte del golpe y me levanté como pude.
—
¡Eres de lo peor! —me quejé.
—
¿Qué he hecho ahora? —estalló a carcajadas. Sabía muy
bien lo que había hecho.
—
Drew, yo también sé jugar a esto. —le señalé con el dedo.
—
¿A qué te refieres exactamente? —se acercó hacia a mí.
—
A esto. —me quité la camiseta y la tiré al suelo.
—
Guau. —Justin me miró sorprendido, le podía haber
limpiado la baba y me hubiese faltado con una servilleta— con que quieres
jugar, ¿eh? —me miró divertido.
—
Tú has empezado. —me encogí de hombros.
—
Sé jugar mejor.
—
Ni si quiera sabes de lo que estás hablando. —reí
cínicamente, Justin no sabía con quien hablaba. Si él sabía seducir yo sabía el
doble.
Sonreí pícaramente, con que esas tenemos pensé mientras le
miraba de arriba abajo. Me desabroché el botón de mis pantalones y me los fui
bajando mientras entraba en una habitación del hotel, los dejé en la puerta
incitando a Justin a que entrase. Y como era de esperar Justin entró. Cerró la
puerta y me miró con una sonrisa de oreja a oreja.
—
Ya has hecho la mitad del trabajo. —Justin miró mi cuerpo—
creí que lo de quitarte la ropa era cosa mía. —rio.
—
Bueno, aún me puedes quitar el resto. —me encogí de
hombros sentándome en la cama.
El perfecto chico de ojos miel se
acercó hasta mí, seguía mojado, se veía tan bien, tan él. Acaricié su torso
desnudo, su cuello, sus hombros, sus pechos, sus abdominales, su barriga, hasta
llegar a su cintura.
—
Vamos, hazlo. —besó mi frente Justin—lo estás deseando. —me incitó a quitarle los pantalones.
Obviamente no le iba a llevar la
contraria a mi novio así que le hice caso. Delicadamente le fui bajando los
pantalones de chándal que llevaba, aunque bueno tampoco se los tenía que bajar
mucho. Hoy era uno de esos días en que Justin llevaba los pantalones por las
rodillas, así que el trabajo estaba casi hecho. Una vez los pantalones cayeron
al suelo Biebs salió de ellos, yo, besé su ombligo y me dejé caer en la cama al
compás que lo hacía el cuerpo de Justin encima del mío.
¿Sabéis? En esos momentos
necesitaba a Justin, pero de una manera más carnal, necesitaba ser suya y que
el fuese mío, quería que fuese mi primera vez y yo la suya, quería que
estuviese dentro de mí, sin ir más lejos. Pero tenía miedo, ¿y si se negaba? Otra vez no, por favor.
Empecé a besar a Justin como si
no hubiese mañana, enredé mis piernas en su cintura, como de costumbre y me
aferré a su cuello. Él tampoco se cortó mucho. Podría decir que esta vez sí
queríamos ir un paso más allá de lo normal para nosotros. Jus me acarició
lentamente la cara, bajó por mis hombros y delicadamente bajó a mis pechos, las
yemas de sus dedos jugaban con mi sujetador, poniéndome la piel de gallina y
haciendo que desease a Justin cada vez más. Siguió bajando. Me agarró por la
cintura y me observó detenidamente.
—
Soy el hombre con más suerte del mundo. —dejó un beso
mojado en mi ombligo. Gemí inconscientemente.
—
Justin, hazme tuya. —acaricié dulcemente su cuello.
—
_____...—no te
opongas, por favor no lo hagas.
—
No estoy borracha, lo prometo. —sonreí.
—
Cielo. —soltó una carcajada— quiero que sea especial, te
quiero hacer sentir especial.
—
Justin, contigo ya es especial, hasta en un ascensor
sería especial. —y eso que soy claustrofóbica— te amo.
—
Y yo shwaty. —besó mi frente.
Apoyé mis manos en su cintura,
estaba dispuesta, estaba lanzada. Delicadamente cogí la goma elástica de los
boxers de Justin, lo miré atentamente, esperando una reacción, positiva o…
negativa. Y sonrió divertido, perfecto. Metí mis manos por detrás de los boxers
y…
—
¡¡¡_____, Justin!!! —alguien tocó seguidamente a la
puerta.
—
No digas nada. —me susurró Justin poniéndose el dedo
índice en los labios.
—
¡Sé que estáis ahí! —mierda, era Pattie— vuestra ropa
está tirada por el pasillo, ¿qué diablos estáis haciendo?
—
Mierda, mierda, mierda. —me miró preocupado Justin.
—
Salgamos. —me levanté de sopetón de la cama.
Y cuando fuimos a ponernos la
ropa recordamos que, como bien había dicho Pattie, estaba tirada por el
pasillo. Miré a Justin, medio se me escapaba la risa medio lloraba. ¡Qué
vergüenza! Fui a abrir la puerta y Justin rápidamente se puso detrás de mí y me
abrazó por la cintura. ¿Qué hacía?
—
¡Pattie! —sonreí nerviosa.
—
¿Qué hacéis? —dijo extrañada.
—
Nada, pasar el rato mamá. —sonrió Justin detrás de mí.
—
Justin, sal de ahí atrás. —le reclamó su madre.
—
No. —se negó su hijo.
—
Drew hazle caso a tu madre. —intenté apartarme.
Fue entonces cuando Justin se
apegó más a mí y ahí lo comprendí todo. Noté su… erección en mi espalda, vale,
eso era un problema. Lo miré de reojo, la risa se me escapaba Justin se encogió
de hombros, su cara expresaba un: lo
siento, tú has tenido parte de culpa. Vale, ahora estaba más nerviosa y
encima Pattie seguía esperando a que su hijo “saliese a dar la cara”.
—
Uf, que frío, ¿no? —cogí las manos de Justin que en esos
momentos rodeaban mi cintura y lo apegué aún más a mí.
—
Pe-pero ¿qué hacéis en ropa interior? —la madre de Bieber
seguía sin comprender.
—
Nos hemos mojado. —nos excusé— ya sabes, bromas entre
amigos.
—
Novios. —me corrigió Justin.
—
Sí, eso. —reí nerviosa— el caso es que nos ha dado frío y
ahora nos íbamos a cambiar.
—
Oh vale. —Pattie no estaba muy convencida— ya dejo que os
cambiéis con vuestro… ¿traje invisible?
—
¡Oh por dios mamá! —estalló Justin— estamos juntos, somos
pareja y vamos a seguir haciendo lo que hacen las parejas normales, ¿vale? Deja
de meterte en todo.
—
¡Justin! —acaricié sus manos intentando calmarlo— no te
pases.
—
Tranquilo, no me meteré más. —su madre se fue dolida,
cabreada y enfadada.
—
¡Pattie, espera! Justin no quería decir eso. —intenté
detenerla.
—
Déjala, más tarde hablaré con ella.
Mi novio se dejó caer en el suelo
apoyado en la pared. Oh, si no es una
cosa es otra pensé cerrando la puerta de la habitación.
Me agaché y miré a Justin, le di
un beso en la mejilla y le acaricié el pelo. Él dio unas palmadas en su regazo incitándome
a sentarme en él, y así lo hice. Me agarré a su cuello y apoyé mi cabeza en su
pecho, Biebs mientras acariciaba mi torso medio desnudo.
—
Odio enfadarme con mí madre. —estaba frustrado.
—
Todos tenemos peleas con nuestros padres. —le besé.
—
Lo sé.
—
Vamos, te traeré ropa seca e irás a hablar con ella. —acaricié
su nunca dulcemente quería que se sintiese cómodo y a gusto pese todo el estrés
de hoy.
—
De acuerdo. —aceptó— gracias shwaty.
—
No hay de qué.
—
Te quiero. —besó mi frente.
—
Yo más cielo. —sonreí en sus labios.
Y así hicimos, yo, fui a buscar
ropa limpia y seca para nosotros dos y una vez nos cambiamos Justin fue a
hablar con su madre, que se había encerrado en su habitación del hotel. Lo
arreglaron rápido, sólo había sido un estúpido rifirrafe entre madre e hijo. Lo
normal, ya sabéis.
El resto de la noche fue
tranquila, cenamos, estuvimos un rato jugando a la Xbox, Justin nos ganó a
todos, como no y luego fuimos a dormir.
Mañana sería un buen día, teníamos casi todo el día libre y la mayoría del
tiempo lo pasaría con Justin.
Cerré mis ojos pensando en todo
lo que había pasado hoy y así, poco a poco fui cayendo en un dulce y agradable
sueño.
______________________
Holita chicas, como dije en el
capítulo anterior, subiré más a menudo. Así que he preferido subir el capítulo
antes que hacer una maratón, ya que eso me llevaría unos días. Hoy no me voy a
enrollar mucho, normalmente lo hago JAJAJA. Sólo daros las gracias por las
23.000 visitas ¡es genial! Enserio. Y bueno, gracias a los comentarios, a quien
se suscribe a quien valora la novela, mil gracias enserio. Seguid haciéndolo y
comentad mucho, os quiero.