¿Cómo un simple perfume puede traer tantos recuerdos? |
Después
de esa pequeña conversación seguimos haciendo el tonto en la piscina. ______(tu
nombre) y Christian seguían sin aparecer y yo seguía sin tener idea de que
estaba pasando.
-
Martes por la mañana-
Estaba
despierto, pero seguía con los ojos cerrados. Tenía sueño pero parecía que ya
no podría volverme a dormir. La noche de ayer había sido agotadora y no quería
despegarme de la cama.
De
pronto sentí como toda la habitación se inundaba de un olor a tostadas, los
chicos deberían estar desayunando. Lo raro era que no me hubiesen despertado,
así que ya era hora de levantarse e ir a desayunar algo.
Fui
abriendo los ojos lentamente mientras estiraba los brazos a más no poder. Entonces
fue ahí cuando me topé con la sonrisa más perfecta que pueda existir. Estaba
sentada en el filo de la cama aguantando una bandeja llena de comida, me miraba
mientras me sonreía tiernamente.
-
Buenos días dormilón.- sonrió aún más dejando
la bandeja encima de la mesita de noche para luego darme un tierno beso en los
labios.
-
Buenos días princesa.- me incorporé en la
cama- ¿Qué hora es?- miré hacia la ventana, el sol estaba en lo más alto.
-
Las tres de la tarde.- rio negando con la
cabeza.
-
¡¿Las tres?!- alcé la voz- ¿por qué no me
habéis despertado antes?
-
Te veías tan tierno durmiendo.- se encogió de
hombros mi perfecta novia- que no me he atrevido a despertarte.
-
¿Has dormido aquí?- pregunté alzando una
ceja. Recuerdo que anoche cuando me fui a dormir no sabía nada de ella.
-
Sí, creo que sí.- me miró confundida.
-
¿Crees?- ahora lo miré confundido yo.
-
O sea, sí.- rio- pero al parecer me caí de la
cama, me desperté y me dio pereza volverme a acostar.
-
¿Qué?- estallé a carcajadas- parece ser que
te gusta dormir en el suelo.- seguí riendo.
-
Oye, no te rías.- me pegó un golpe
cariñosamente en el hombro- he dormido realmente mal.
-
Pobrecita.- intenté parar de reír, pero fue
inevitable que se me escaparan unas cuantas carcajadas más.
-
Idiota.- cogió un cojín y me golpeo en la
cara.
-
Te quiero.- le sonreí para luego cogerla por
la cintura y tirarla en la cama.
-
Yo a ti no.- me sacó la lengua como una niña
pequeña.
-
Vaya por dios.- me hice el desilusionado.
-
Anda ve a ducharte y come algo.- me sonrió
aun estirada en la cama.
-
¿Vienes conmigo?- le sonreí con una de mis
mejores sonrisas.
-
¿A dónde?- preguntó ella confundida.
-
A la ducha.- dije yo tranquilamente.
-
Claro, si quieres llamo también a los otros
chicos.- dijo irónicamente ______(tu nombre).
-
No,
solos tú y yo.- seguí con la broma.
-
Claro, si quieres te enjabono la espalda.-
dijo mi chica soltando una pequeña carcajada.
-
Está bien.- sonreí satisfecho.
-
¿Quiere el señor que después le dé un
masaje?- _____(tu nombre) puso una voz extraña.
-
Ya que estamos.- me encogí de hombros.
-
Anda, deja de soñar y ve a la ducha.- comenzó
a reír mi bonita novia.
-
Bueno, tenía que intentarlo.- seguí sus
risas- por lo menos me darás un beso, ¿no?- me acerqué más a ella.
-
¿Qué gano yo con eso?- sonrió pícaramente
______(tu nombre).
-
Ganas no darte una ducha ahora mismo.- imité
su sonrisa.
-
No serás capaz.- se veía muy convencida al
decir eso.
-
¿No?- alcé una ceja.
-
Claro que no.- me estaba tentando a hacerlo.
-
Claro que no.- en un movimiento ágil la cogí
en brazos, me levanté de la cama dirigiéndome a la puerta que conducía al baño
dispuesto a entrar.
-
Vale, vale, vale. Te daré los besos que
quieras.- se rindió.
-
¿Por qué? Si has dicho que no me quieres.- le
recordé sus palabras mientras abría la puerta del baño lentamente.
-
Pues claro que no te quiero.- me miró
directamente a los ojos. El corazón me empezó a latir más rápidamente, sus
palabras parecían tan reales- te amo.
Suspiré
aliviado al escuchar esas palabras. Me sentía tonto por haber pensado un
segundo que lo había dicho enserio. Me paré a mirarla un momento. Su pelo casi
rubio le llegaba hasta la cintura, hoy lo llevaba liso. Sus ojos, son
preciosos. Le cambian de color según su estado de ánimo, ella dice que lo ha
heredado de su madre. Cuando está normal, es decir, ni contenta ni triste los
tiene verdes, al igual que cuando está aburrida, cansada, desanimada. Pero
cuando está muy contenta o triste le cambian de color a un azul verdoso. Pasé a
mirar sus labios, eran finos, pero a la vez carnosos. Una bonita sonrisa se
dibujó en ellos. Esa sonrisa por la que tantas veces había suspirado, esa
perfecta sonrisa. Es encantadora, y no solo por su físico. Siempre tiene una
sonrisa en la cara, aunque se le caiga el mundo encima. Es divertida,
simpática, buena, tierna, cariñosa. Tiene mucho carácter, y su orgullo es
demasiado grande, pero no todo puede ser perfecto. Y poco a poco me estaba
enamorando de esos defectos. Tenía suerte, suerte de estar con ella. Nunca una
persona me había hecho sentir así en tan poco tiempo.
-
¿Por qué me miras así?- sonrió tímidamente.
-
Porque eres perfecta.- le sonreí dejándola en
el suelo.
-
Estás loco.- rio.
-
Por ti.- le sonreí nuevamente.
-
Awwww.- me abrazó efusivamente- eres un
cielo.
-
Voy a ducharme.- le avisé.
-
Ostia sí, que aun tienes que comer y a las cuatro
nos vamos.- ______(tu nombre) se echó manos a la cabeza.
-
¿Nos vamos dónde?- pregunté intrigado.
-
Mike nos va a llevar a una hípica que hay por
aquí cerca.- me informó.
-
Genial.- besé su frente para luego dirigirme
al baño.
-
Espera.- ______(tu nombre) me cogió del
pantalón ya que no llevaba camiseta- ¿no querías un beso?- me sonrió.
Me
acerque rápidamente a ella y la besé, la besé como nunca la había besado. Con
ganas y pasión, pero a la vez con delicadez. Nos fuimos separando lentamente,
sonreíamos, estábamos felices.
NARRAS
TÚ:
Después
de hacer la cama, elegí la ropa que se pondría Justin. No sé porque me hacía
ilusión hacerlo. Una vez elegida su ropa, me cambié yo la mía. (http://www.polyvore.com/justin_bieber/set?id=65622391). Salí de la habitación para estar un rato con los chicos.
Como
ya habíamos comido todos, excepto Justin, los chicos y Cait se pusieron a ver
la tele en el sofá. Así que decidí unirme a ellos mientras Justin se duchaba y
comía.
Me dejé caer en el sofá, entre medio de Christian y Ryan.
-
¿Qué has hecho tanto tiempo ahí?- Ryan me
golpeó suavemente con el codo en mi brazo.
-
Cosas.- sonreí mirando hacia la tele.
-
No, enserio.- parecía que por una vez Ryan me
hablaba enserio.
-
Oh.- solté una pequeña carcajada- despertar a
Justin y hablar un rato con él.
-
Hacéis buena pareja.- me sonrió ampliamente
Ryan.
-
G-gracias.- lo miré raro, no solíamos hablar
mucho sobre eso- ¿Qué quieres?- reí.
-
Nada.- esta vez me miró raro él a mí- ¿Qué
voy a querer?
-
No sé, nunca me dices esas cosas.- me encogí
de hombros.
-
Vuestra conversación no es muy inteligente.-
se metió Caitlin.
-
Tú tampoco y no te decimos nada.- vacilé a
Cait.
-
Esa ha sido buena.- estalló a carcajadas Ryan
alzándome la mano para que se la chocase.
-
Lo sé, tengo un buen maestro.- le guiñé el
ojo.
-
Oh, me siento alagado.- me abrazó por los
hombros mi amigo.
-
Se lo voy a decir a Justin.- me dijo Cait con
voz de niña pequeña.
-
¿Decirme qué?- entró Justin al salón.
-
Esta.- me señaló con la cabeza mi amiga- que
se va abrazando con Ryan.
-
Bueno, él tiene miles de millones de novias y
yo no le digo nada.- reímos todos.
-
Mis preciosas beliebers.- sonrió orgulloso.
-
Siempre fardando.- negué con la cabeza.
-
Para no fardar.- me sonrió.
-
De mí no fardas tanto.- me hice la ofendida.
-
Eh, mirad la tele.- dijo Mike.
Justin
se sentó en un hueco que quedaba libre, todos miramos atentamente la tele.
Estaba puesta en un canal de cotilleos de famosos, al parecer, Justin y yo
éramos el cotilleo del día. En la pantalla se proyectó la foto que nos hicimos
ayer él y yo dándonos un beso. Bien, me había olvidado de eso. Miré a Justin,
Justin me miró a mí. Parecía que mi corazón se me iba a salir del pecho, estaba
nerviosa y no sé muy bien por qué. Me empecé a toquetear el colgante que
llevaba. Vale, si no llamaba a mi padre pronto se iba a enterar por la tele, al
igual que Justin con su madre. No creo que eso sea un problema, ya que mi padre
siempre me está diciendo que Justin es un buen chico, un buen partido según él.
Lo que sí que me preocupaba era lo que los medios de comunicación llegasen a
decir, pero aún me importaba más lo que las beliebers opinasen. Mis
preocupaciones de siempre, vamos.
Dejé
de prestar atención a la televisión, cogí el mando y apagué la tele. Los chicos
se me quedaron mirando, les sonreí a medias y volví a dejar el mando encima de
la mesa.
-
Después te quejas que Justin no farda de ti.-
rompió el silencio Chaz, todos estallamos a risas.
-
Exacto, no tengo ninguna foto así con mis
beliebers.- Justin me miró y empezó a mover rápidamente las cejas.
-
Tontos.- empecé a reírme. Sabían cómo hacerme
olvidar los problemas.
-
Guapos y guapa, ¿a qué hora iremos a la
hípica?- preguntó Cait.
-
Ahora.- dijo Mike.
-
Pues vamos.- me levanté.
-
Vamos en coche, ¿no?- preguntó Justin.
-
Sí, claro.- le respondió Mike- yo os
guio.-sonrió ampliamente.
Todos
nos levantamos del sofá y nos dirigimos hacia la puerta. Nos dirigimos hacía
los coches, Chaz y Caitlin fueron juntos en el coche de Chaz. Mientras que
todos los otros fuimos en el coche de Justin. Le cedí el puesto de copiloto a
Ryan. Y me senté atrás junto a Christian y Mike, detrás del asiento de
conductor. Justin arrancó el coche y siguió las indicaciones de Mike. Chaz y
Cait nos seguían. Todos nos habíamos puesto de acuerdo para dejarlos solos.
Estaba claro que se gustaban y cuanto más tiempo pasasen solos más tiempo
tendrían para decirse lo que sentían.
Durante
el corto trayecto me quedé pensando en lo de la foto, ya había salido en la
tele, así que todo el mundo tendría que estar enterado. Tenía que avisar a mi
padre, cuando bajase del coche lo haría. En todo caso, hoy quería olvidarme de
las rayadas y pasármelo bien.
Llegamos
en diez minutos, todos bajamos del coche y nos dirigimos hacia la hípica. Hacía
tiempo que no montaba en caballo y me apetecía mucho. Después de estar un rato
en recepción nos dirigimos hacia los establos para elegir un caballo. Cada uno
eligió uno, excepto Justin y yo, éramos los únicos que no habíamos encontrado
el “ideal”, aunque solo era para dar un simple paseo. De pronto me fijé en un
bonito caballo negro, lo miré y me enamoré. Fui hacia él para observarlo mejor,
tenía las patas blancas y una mancha encima del hocico, es decir, entre ojo y
ojo.
-
Este para mí.- al parecer, Justin también se
había fijado en el mismo.
-
Yo lo he visto antes.- dije como una niña
pequeña.
-
No.- dijo acercándose más al establo del
caballo.
-
Que sí.- le volví a repetir.
-
Voy a sacarlo.- dijo abriéndole el establo.
-
Oh, Justin mira.- dije señalando hacia la
izquierda.
-
¿Qué?- preguntó Justin mirando hacia todos
lados.
-
¡Un caballo morado!- grité.
-
¿Dónde?- Justin dejó de prestarle atención al
caballo negro y se puso a buscar al “morado”.
-
Justin, cielo, los caballos morados no
existen.- dije estallando en risas mientras cogía las riendas del caballo y lo
sacaba afuera junto a los otros.
-
Eh, eso no vale.- Justin intentaba no reír,
pero se le acabó escapando la risa.
-
Venga, date prisa.- al final me salí con la
mía. Ese caballo era realmente precioso, me extrañaba que los chicos no lo
hubiesen cogido antes.
-
Porque eres tú, que si no.- me sonrió.
Le
devolví la sonrisa y fui junto a los chicos, les estaban preparando los
caballos para que pudiésemos salir con ellos.
-
¿Todos sabéis montar a caballo?- preguntó un
chico, que al parecer trabajaba ahí.
-
Sí.- contestamos al unísono mirándonos unos a
otros.
-
Perfecto.- sonrió- así que solo falta el
tuyo.- me miró a mí.
-
Al parecer sí.- le sonreí echándome a un lado
para que pudiese ensillar a mi caballo.
-
Vaya.- se sorprendió al ver el caballo que
había cogido.
-
¿Qué?- le pregunté preocupada.
-
¿Cómo has logrado sacarlo del establo?- me
preguntó intrigado.
-
Pues sacándolo.- respondí en tono obvio- ¿por
qué?
-
No te recomiendo montar este caballo.- negó
con la cabeza mientras miraba al caballo.
-
Pero, ¿Qué le pasa al caballo?- pregunté
acariciándolo.
-
Casi nadie lo ha conseguido montar.- me
informó el chico, aun no sabía su nombre.
-
Tranquilo, esto es como en las películas,
ella lo conseguirá.- se echó a reír Mike.
-
Me gustaría ver eso.- le sonrió el chico a
Mike- por cierto, soy Alan.- me extendió la mano.
-
_______(tu nombre).- le sonreí y le di la
mano amistosamente.
-
Bueno voy a acabar de ensillar a tu caballo.-
dijo dirigiéndose hacia él- si quieres morir, claro.
-
Correré ese riesgo.- reí, estaba segura de
que lo estaba exagerando.
Todos
estábamos encima de nuestros respectivos caballos. Alan parecía bastante
sorprendido, según él si había logrado montar encima del caballo no llegaría
muy lejos. Seguía sin hacerle caso, no sé, os parecerá una tontería pero
parecía que entre ese caballo y yo había una conexión, ¿Cómo decirlo? Parecía
que teníamos confianza, el uno con el otro. Sabía que no me iba a hacer ningún
daño, al estar a mi lado permanecía tranquilo y relajado.
Habíamos
dado unas cuantas vueltas en un espacio vallado que había en la hípica. Todos
teníamos ganas de salir a campo libre, así que así lo hicimos. Alan nos
acompañaba ya que no nos conocíamos mucho esa zona y no queríamos perdernos. Al
principio fuimos poco a poco, Alan dijo que íbamos a paso no sé qué, pero no me
enteré muy bien de lo que decía.
-
¿Tienes que decirme algo?- sonreí orgullosa
ante Alan.
-
Debo reconocer que estoy impresionado.-
asintió con la cabeza- es un caballo muy nervioso.
-
Sé llevar a los caballos.- sonreí
ampliamente.
-
Parece ser que tenéis confianza.- sonrió
tiernamente al vernos.
-
¿Lo has notado?- me alegré al escuchar esa
frase.
-
Sí.- rio.
-
¡Justin!- grité para que me escuchara ya que
estaba algo lejos.
-
¡Dime cielo!- escuché que gritaba él también.
-
¿Cómo va tu caballo morado?- lo dije en el
mismo tono, pero riendo.
-
Genial, pero es un unicornio.- escuché que
todos estallaban a risas.
-
Oh, luego me das una vuelta.- estallé a risas
yo también.
-
¿Es tú novio?- me preguntó Alan.
-
Sí.- sonreí orgullosa.
-
¿Estás con Justin Bieber?- preguntó
asombrado.
-
Sí.- le miré- pero para mí solo es Justin, mi
Justin.
-
¿Cómo es estar con él?- me preguntó.
-
¿Cómo va a ser?- le miré raro. Alan me había
caído bien pero esas preguntas eran algo superficiales- me trata como una
princesa, es una gran persona.
-
No lo decía por eso, mujer.- parecía que se
había ofendido un poco- lo digo por su fama, por eso de que vuestra vida
“íntima”.- hizo comillas con los dedos- sea pública.
-
Oh.- le sonreí a medias- no sé, hace poco que
hemos empezado, justo hoy se ha enterado la gente.- me encogí de hombros. No
sabía del todo por qué le contaba eso, pero parecía que podía confiar en él.
-
¿Hace poco que habéis empezado?- abrió los
ojos como platos.
-
Sí, ¿por qué?- solté una pequeña carcajada.
-
Por qué parece que llevéis mucho tiempo.-
miró hacia Justin que estaba más adelante que nosotros- la confianza que tenéis
el uno con el otro es increíble.
-
Desde pequeños hemos sido mejores amigos, y
ahora mira.- sonreí mirando a Justin.
-
¿Por qué no vamos más rápido?- propuso Mike.
-
Está bien, nos podemos adentrar por el
bosque.- le respondió Alan.
Todos
empezamos a galopar cambiando de dirección hacia el bosque. Creo que era el
mismo bosque en el cual nos adentramos
esa noche, parecía ser enorme. Cada uno iba a su ritmo, yo iba en cabeza y los
otros detrás de mí. Pero sentía que mi caballo se estaba poniendo nervioso. Así
que decidí parar, algo no iba bien.
-
¿Qué pasa?- me preguntó Justin parándose a mi
lado.
-
Seguid, ahora os alcanzo.- le sonreí- se ha
puesto algo nervioso.
-
¿Segura?- me preguntó vacilando a seguir o a
quedarse.
-
Si amor.- volví a sonreírle ampliamente.
-
Hasta ahora.- me mandó un beso en el aire.
-
Te veo en nada unicornio.- hice ver que cogía
el beso en el aire y me lo metía en el bolsillo.
Todos
me avanzaron yo seguí adelante pero en un paso más lento. Notaba que mi caballo
se había tranquilizado. Lo acaricié tiernamente, nos entendíamos bien. En las
dos horas que había pasado con ese caballo me estaba encariñando demasiado de
él. De repente vi como algo se movía de entre los arbustos, estaba tranquila
por qué sabía que debería ser un animal y en caso de que fuese peligroso podría
salir rápido de ahí gracias al caballo.
De
pronto vi un conejo que se cruzaba en nuestro camino, intenté frenar a mi
caballo. Este vio al conejo, se empezó a poner nervioso y para ayuda el conejo
no se quitaba del medio. Había perdido el control del caballo, yo también me
estaba poniendo nerviosa, no quería gritar, por qué sabía que iba a empeorar la
situación. Al parecer Alan tenía razón, este precioso caballo se pone nervioso
muy rápidamente. Intentaba tranquilizarlo, pero no sabía muy bien que hacer,
hacía tiempo que no trataba con caballos y no tenía ni idea de cómo actuar en
estas situaciones.
Para
colmo, el caballo se puso a dos patas. No aguantaría mucho tiempo así, estaba
asustada, sabía que me iba a caer, solo era cuestión de minutos o tal vez de
segundos. El caballo hizo un movimiento brusco y caí al suelo, golpeándome
contra un árbol.
Perdí
el conocimiento. Y mi subconsciente me hizo entrar como en un profundo sueño.
Estaba
en un campo, ese campo… Había vivido tantas cosas ahí. Mi madre solía llevarme
ahí, decía que era el único lugar que no estaba contaminado por los coches.
Ella y sus teorías. La echaba tanto de menos, hacía tres años y ocho meses que
había fallecido. Dios, como me recordaba a ella, era nuestro lugar secreto. Su
perfume inundaba ese lugar, increíble como un simple perfume puede traer tantos
recuerdos.
Al final del campo vi una persona, vestida con un vestido blanco hasta las
rodillas, de esos que llevaba mamá. Un momento, ¿sería ella? No me lo podía
creer, después de tanto tiempo ¿la vería? Aunque parece raro, desde que murió
no volví a soñar con ella.
Empecé
a correr, corrí como nunca había corrido. Me tiré a sus brazos, la abracé
fuerte, como nunca antes lo había hecho. Efectivamente, era ella. Empecé a
llorar de la alegría, de la emoción, empecé a llorar por todo en general.
-
¡MAMÁ!- grité aun abrazada a ella.
-
Cielo.- me sonrió tiernamente.
-
¿Estoy muerta?- le pregunté preocupada- todo
esto es muy raro.- dije mirando a mi alrededor.
-
¿Qué dices?- estalló a carcajadas- cariño,
solo te has golpeado en la cabeza y estás inconsciente.
-
Debo haber darme un buen golpe.- dije tocándome
la cabeza- no me quiero despertar nunca.
-
Veo que sigues estando igual de loca.- se
puso a reír nuevamente.
-
Me quiero quedar aquí, contigo.- la abracé de
nuevo.
-
Pero cariño, tienes una vida maravillosa ahí
afuera, tienes a tu hermano, a tu padre, a Justin, a tus amigos.- me acarició
el pelo.
-
Te echo de menos.- se formó un nudo en mi
garganta- ¿por qué te has tenido que ir?
-
Hay veces que las personas se tienen que ir.-
me miró tiernamente- y me tocó a mí.
-
Jo, mamá.- empecé a llorar.
-
Pareces una niña pequeña.- rio- así que no
estés triste, tienes una vida perfecta, aunque yo no esté. Tienes un padre que
te adora y te ama, un hermano que aunque no te lo diga te quiere y no sabría
que hacer sin ti, tienes unos amigos que lo darían todo por ti, un novio que te
ama, estás rodeada por personas maravillosas.
-
Lo sé, pero me faltas tú.- seguía sin dejarla
de abrazar.
-
Te quiero mi vida.- besó mi frente
efusivamente.
Y no
pude decirle ese “y yo a ti”, lo empecé a ver todo negro para después ver la
cara de mi novio. Estaba sin camiseta y mirándome preocupado. ¿Era otro sueño?
Le sonreí y le acaricié la mejilla.
-
Eres precioso.- seguí sonriéndole.
-
Vaya, te has dado un buen golpe.- soltó una
pequeña carcajada- dios, me has asustado.
-
¿Qué haces sin camiseta?- le pregunté
intrigada.
-
Te sale sangre.- me señaló la cabeza.
-
Vaya.- noté el dolor.
-
Te dije que ese caballo no era bueno.-
apareció Alan por atrás.
-
No ha sido culpa del caballo.- lo defendí- ha
aparecido un animal por en medio del camino y se ha asustado. Le puede pasar a
cualquiera.
-
Por lo menos se ha quedado con ella.- dijo
Justin en la defensa del caballo.
Alan
no dijo nada, se quedó callado y se dirigió hacia mi caballo. Era hora de
volver a casa y descansar. Tenía todo el cuerpo adolorido y el recuerdo de ese
sueño me hacía como sentirme débil.
Como
pude me levanté y subí al caballo de Justin junto a él. Mi caballo se lo llevó
Alan junto al suyo. Después de llegar a la hípica nos despedimos de Alan y
volvimos a casa. Estaba exhausta.
Me encaaantaa! Me encaantaa! Juju graaciias por hacer existir esta noove (lo digoo en serioo) siguee capiituloo!!! :)))
ResponderEliminar-------------------------------------------
Mi nove...no creo que te interese pero va hahaha hay que intentar no? xD
www.tuhistoriaconchristianbeadles.blogspot.com
Diooos, gracias por comentar jajaja, nadie comenta:(
EliminarClaro que me interesa, ahora me paso bonita, un beso :))
Muchiisiimas graaciiias! :))) hahaha a mi me pasa igual en mi blog...Nadie comenta, excepto tu que me diste una alegría inmensaa!! :))))))
EliminarHolaaa! Nueva reader here! Me encanta tu nove, por favor, siguelaaa! Me llamo Spencer, tengo 14 años, pero me puedes decir Spence :)
ResponderEliminarSIGUELAAA
- Spence <3
Gracias por comentar, mañana subo otro capitulo bonita! :))
EliminarHolaaa, todavia no me he leido el capitulo, pero soy amiga de la señorita de arriba, roxy. Y he visto tu comentario en su novela y he dicho ¿ Porque no? Voy a ver su novela. Me he suscritomy porfavor podrias pasarte por la mia: www.historiasdefamososcontigo.blogspot.com.es/ (es de Justin bieber) gracias! Te prometo que cuando me lea tus capitulos te comento.
ResponderEliminarMuuuuuuuuchas gracias por comentar bonita, esta claro que me paso :) ! Ahora mismo, y comento que tal me parece la tuya, seguro que es genial, gracias por comentar y pasarte :))
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